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Reportaje:

Cabalgata de una semana por la Feria de Arte Contemporáneo

La madrileña Feria de Arte Contemporáneo ha sorprendido a propios y extraños por el alto nivel de calidad. El presidente del Gobierno, Leopoldo Calvo Sotelo, así lo reconoció el pasado domingo al término de un recorrido de una hora por los stands de artes plásticas. Esa garantía básica ha desencadenado, asimismo, una asistencia masiva al recinto ferial, donde, a lo largo de una semana, y tras no pocas dudas iniciales, la euforia ha sido un sentimiento compartido tanto por galeristas como por visitantes. La sensación unánime es que la muestra de Madrid no tiene nada que envidiar a las ya veteranas de Basilea y París. De ahí que su repetición parezca plenamente asegurada, con deseables cambios en el terreno de la financiación -demasiado costosa para las galerías-, en años venideros.En la tarde de la inauguración, mientras todavía sonaban los martillazos y se buscaba el lugar idóneo para emplazar los ceniceros, andaba uno de charla con el pintor Gerardo Delgado junto a sus bellos cuadros más recientes. En esto que se acerca la comitiva oficial, distinguible por la altura y el andar decidido de la directora de Arco-82, Juana de Aizpuru. De pronto, el presidente, Antonio Bonet Correa, me presenta al ministro de Hacienda con nerviosas palabras: "Aquí, el ministro de Cultura". García Añoveros se defiende: "Yo estoy muy contento en mi verdadero ministerio". A su lado, la auténtica ministra de Cultura sonríe: "Nos conocemos". Nos conocemos a raíz de una intervención a favor del vigoroso libro del poeta Ramón Irigoyen, Los abanicos del caudillo, rechazado neciamente por el jurado que concedió el pasado año las ayudas a la creación.

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Masiva asistencia a Arco'82

Calor y lágrimas

Hay revoltijo inaugural de ley. Y un calor africano. Para colmo, algún producto -Genovés opina que es la moqueta- hace llorar al gentío. Los ojos también zozobran ante la diversidad de firmas: Guillermo Pérez Villalta, Tatafiore, Barjola, Broto, Grau, Quejido, García Sevilla, Soto, Pat Andrea, Antonio Seguí, Vargas, Gabarrón, Gordillo, Guerrero, Canogar, Campano, Juan Antonio Aguirre, Alcolea, Juan Rorriero, Antonío Lorenzo, Nitsch, Rainer, Manuel Padorno, Enrique Brinkmann, Quintero, Angel Ferrant, Maruja Mallo, Quetglas, Rafols Casamada, Lindstrom, Juliáo Sarmento, Carmelitano, Rodríguez Acosta, Equipo Crónica, Miguel Navarro, Carmen Calvo, Zush, José Hernández, Antonio López García... Millares de estilos oponiéndose entre sí, entrelazándose, durante una semana de bondad y fértil confusión.Es inútil extraer conclusiones acerca de tendencias predominantes. Hay cuadros magníficos que se ocultan al trote. Hay mediocridades magnificadas. Hay afirmaciones (la más joven pintura española) que poco afirman por ahora, salvo su voluntad obsesiva y legítima de presencia. En cambio, parecen revestidas de una nueva juventud las obras de los más consagrados: Tàpies, Chillida, Saura, Palazuelo, Millares, Canogar, Sempere. Ha sido motivo de jolgorio general el cuadro de José Ortega sobre el 23-F. Hay quien se ha fijado en las admirables y delicadas gouaches de Vicente Rojo, en el brío de la pintura alemana y en las maravillas secretas de los libros de Zush. Unos prefirieron la búsqueda y captura de novedades. Otros decidieron encerrarse en la galería Theo con las creaciones de Braque, Calder, Juan Gris, Léger, Miró, Moore, Picasso. Se elogiaron montajes de galerías extranjeras y de la nacional Yerba. Fue alabada la nitidez y el respiro de Rayuela, pese a los muchos y excelentes cuadros colgados. Cerca de treinta publicaciones estaban presentes. Ha habido conferencias y coloquios repletos de interés. Y el rumor de la transvanguardia y el proyecto ha hecho estragos, a caballo entre la seriedad y el choteo.

Muchos hicieron cola en la galería Estampa para comprar grabados de Gordillo y Monir a precios populares, al tiempo que juguetes elaborados por jóvenes pintores. Y más de uno se quedó de piedra cuando Rocío Jurado, como una ola, pisó la moqueta lacrimosa del recinto. Reconoció de entrada que ella no era experta en arte, pero que quería ir sabiendo. Y, desde su instinto infalible, fue haciendo comentarios más que pertinentes sobre muchos cuadros. En la galería Carmen Durango admiró los cuadros de Antonio Saura. Dijo cosas inefables sobre el poder de captación de Picasso. Observaba las obras de Miró con divertido placer. Comentó que Gordillo le daba energías y que un lienzo suyo le recordaba a las colchas de retazos que hacía su abuela.

Manolo Escobar, que colecciona desde antiguo, acudió al día siguientes. Y Lina Morgan anuncia su visita para mañana. Ana Belén y Víctor Manuel piensan acudir hoy mismo.

Esto, aunque anecdótico, es un síntoma. Arco-82 ha presentado el arte contemporáneo fuera de sus capillas tribales, con el esplendor de un eclecticismo más que de pacotilla, dejando que convivan los elegantes signos de Tàpies con el múltiple más hortera de bronce pulido.

En lo referente a ventas, unos galeristas lo confiesan y otros se lo callan. Pero la verdad parece ser que deja un saldo de rentabilidad, y algunos artistas, como Brinkmann, han sido solicitados para exponer en importantes galerías extranjeras.

El mercado blanco y negro

Se han vendido numerosos cuadros de gran valor, muchas publicaciones y obra gráfica. Lástima que los galeristas no cuenten con un apoyo oficial suficiente como para no tener que cargar con las 6.000 pesetas de alquiler por metro cuadrado. Y lástima también que algunos medios de comunicación no le hayan concedido a Arco-82 el realce que merecía.Cientos de galerías tendrían que figurar en esta cabalgata de una semana por la feria, decenas de nombres quedan silenciados para no caer en la reproducción tediosa de un catálogo, todo el aplauso es poco para el fervor demostrado por el público asistente. Observando esto último, el director de la galería neoyorquina Marlborough, Pierre Levai, nos comentaba: "No recuerdo feria alguna con tanta gente recorriéndola. Es una pena que no hayan acudido demasiadas galerías extranjeras para contemplar este fenómeno. Pero la información circulará y habrá pronta enmienda".

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