La CIA ayuda a los rebeldes afganos

Año y medio después de la entrada de las tropas soviéticas en Afganistán ha sido montada una amplia, compleja y secreta red de suministros clandestinos de armas a los rebeldes islámicos, con la ayuda financiera de la Agencia Central de Inteligencia norteamericana (CIA), según se supo ayer en medios próximos al Departamento de Defensa de Estados Unidos.

La visita que acaban de efectuar a Washington dos representantes de los rebeldes afganos parece confirmar que Estados Unidos no es indiferente hacia las actividades de la guerrilla que lucha contra las tropas soviéticas.

Sin embargo, para evitar complicaciones diplomáticas, el Gobierno norteamericano lo ha negado hasta ahora.

El presidente Ronald Reagan y su secretario de Defensa, Caspar Weinberger, han indicado, no obstante, que Estados Unidos estaba dispuesto a estudiar la cuestión del envío de armas a los rebeldes afganos si éstos lo solicitaban.

Círculos militares norteamericanos han reconocido implícitamente que la CIA ha sido encargada de financiar el suministro clandestino de armas a la guerrilla, que son compradas en el mercado negro. La agencia de espionaje norteamericano efectuó una operación similar en Laos durante la guerra de Vietnam.

Varios países, entre ellos Arabia Saudí, Egipto, China y Pakistán, participan, a niveles diferentes, en la organización de redes para el envío de suministros bélicos a las fuerzas musulmanas. Según informaciones obtenidas en Washington, la CIA estaría encargada de coordinar los esfuerzos de estos países. Estados Unidos y Arabía Saudí corren con los gastos de financiación.

Los servicios secretos norteamericanos vigilan, por otro lado, que las armas enviadas a los rebeldes sean de fabricación soviética o una copia de los modelos que utilizan las fuerzas del Pacto de Varsovia.