Internacional negra
En la edición de EL PAIS del día 2 del corriente mes se publica un despacho de José L. Fermosel, sobre la repercusión que ha tenido en Argentina el escándalo suscitado en Italia a partir del descubrimiento de las actividades de la logia Propaganda-2.Acaso como resultado de la censura de Prensa existente en Argentina. Fermosel excluye de la lista de ciudadanos argentinos implicados a notables dirigentes de la dictadura militar, corresponsables del terrorismo de Estado y de la política de genocidio popular desatada en nuestra patria a partir de marzo de 1976.
La omisión de estos nombres, quizá, responde al deseo de la dictadura de velar ante la opinión pública la probada relación existente entre el alto militar argentino y siniestros personajes del Gobierno peronista derrocado, inspiradores de la actividad de la Alianza Anticomunista Argentina (AAA), banda paramilitar responsable del asesinato de centenares de militantes populares argentinos en épocas anteriores a marzo de 1976.
Según un despacho difundido recientemente por la agencia de noticias Inter Press Service, además de los nombres de José López Rega -factotum de la ex presidenta María Estela de Perón-, José M. Villone, Raúl Lastiri (yerno de López Rega), Adolfo Savino y otros prominentes del peronismo de extrema derecha, figuran en la lista de la P-2 el almirante Eduardo Massera, ex comandante enj efe de la armada Argentina y, como tal, integrante de la Junta Militar constituida tras el golpe de 1976.
Massera, además, es responsable directo del genocidio popular por su participación personal y jerárquica en la represión, tareas que fueron centralizadas en la Escuela de Mecánica de la Armada (Esma), donde funcionó un campo de concentración y exterminio de opositores políticos a la dictadura, donde fueron asesinadas, entre otras personas, varias integrantes de las Madres de Plaza de Mayo y dos monjas francesas que colabo
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Viene de página 9raban con ellas. Se estima que alrededor de 5.000 «desaparecidos» fueron alojados, en algún momento, en el campo de concentración de la Esma.
También se incluye en las listas de la P-2 el general Suárez Mason, ex comandante del Primer Cuerpo de Ejército, otro corresponsable del genocidio, especialmente en el área de la ciudad de Buenos Aires y en el cordón obrero que la circunda, centralizada en la sede de Campo de Mayo, importante guarnición del Ejército y sede de la comandancia, donde también funcionó el campo de concentración y exterminio denominado El Campito, por el cual pasaron -y aún se desconoce su destino- alrededor de 3.500 «desaparecidos».
Otros personajes de la dictadura incluidos en la nómina de la logia italiana son el capitán de navío Corti (secretario de Prensa de la presidencia de la nación, en la primera época del régimen militar, cuando ejercía el mando el teniente general Jorge R. Videla), así como el almirante Questa, el embajador Guillermo de la Plaza y otras figuras menores.
Finalmente, corresponde detallar otro aspecto de la cuestión: Licio Gelli, gran maestre de la logia P-2, huido de Italia y presumible mente oculto hoy en Argentina, tal como bien ha, publicado EL PAIS, ejerció hasta abril de 1981 como consejero económico de la Embajada argentina en Roma, cargo en el que fue designado en 1974. Precisamente su estado de diplomático argentino perturbó la investigación, cuya prosecución fue directa mente ordenada por el presidente, Sandro Pertini. Gelli goza actual mente de amparo consular argentino, como titular de un pasaporte de esa nacionalidad. Estos hechos muestran un perfil diferente de la situación argentina, confirman las estrechas relaciones de la extrema derecha a escala internacional y de las vinculaciones del peronismo de derecha, las tres aes y los altos mandos militares argentinos, así como la voracidad económica y financiera de los responsables de la dictadura.
A la espera de la publicación de esta carta, saludamos al señor director con nuestra mayor consideración./ del Centro Argentino de Madrid.
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