Polémica en torno a la responsabilidad del derribo de un monumento histórico artístico en Segovia
El constructor será sancionado por no cumplir las condiciones municipales
Mariano Santos, el constructor que derribó el edificio del Casino de la Unión de Segovia, considerado como monumento histórico-artístico según un decreto publicado el 12 de julio de 1941 por el BOE, será sancionado por el Ayuntamiento de esta localidad o por el Gobierno Civil por incumplir ciertas condiciones que la Corporación municipal le había impuesto para realizar unas obras.
Por su parte, el constructor ha manifestado a este periódico que «el edificio no tenía nada de valor y que la comisión protectora del patrimonio tenía conocimiento de estas obras y el Ayuntamiento tenía un inspector que vigilaba las mismas».El edificio fue destruido hace algunos días sin que el constructor cumpliera las condiciones que el Ayuntamiento le había fijado y que suponían el mantener la fachada del edificio, sacar los escombros a mano y respetar un arco mudéjar del siglo XV, de gran importancia artística que se encontraba en la planta baja del mismo. Mariano Santos, después de conseguir esta licencia condicionada, tiró el edificio sin que la autoridad local hiciera uso de su autoridad ni revisara las obras que en el edificio se estaban realizando.
El alcalde de Segovia, José Luis López Arranz, señaló que el constructor y propietario seria sancionado debidamente al no haber cumplido las condiciones que se le habían impuesto en la licencia de obras y por haber faltado a las ordenanzas de Urbanismo. La multa municipal puede llegar al medio millón de pesetas, y la del Gobierno Civil, como máximo, a veinticinco millones de pesetas. Si el caso pasara a competencia del Consejo de Ministros la sanción se elevaría, como mínimo, a los citados veinticinco millones de pesetas.
En cuanto a la falta de revisión de las obras por parte del Ayuntamiento, el alcalde señaló a este periódico que «el hombre encargado de estas inspecciones, señor Carvajal, estuvo al tanto de ellas, pero como la maquinaria actual puede tirar un edificio en veinticuatro horas, el casino de la Unión fue derrumbado en ese plazo».
Por su parte, la presidenta de la Comisión Provincial de Protección del Patrimonio Histórico-Artístico, María Dolores Cuencas, manifestó que tal derribo «es una infracción contra el patrimonio de esta ciudad, puesto que, como muy bien señala el decreto del 12 de julio de 1941, toda la parte vieja, casco antiguo, que se encuentra dentro del recinto amurallado, forma parte del patrimonio y éste no ha sido respetado después de nuestras denuncias». Ante esto, la Corporación municipal señaló que tal edificio no tenía nada de valor, excepto el citado arco y «solamente sabemos», comentaba el alcalde, «que los cimientos no han sido afectados por el derribo puesto que ahí sí podrían encontrarse unos yacimientos valiosos».
En cuanto a si el edificio era o no monumento histórico-artístico, Antonio Ruiz, profesor de Arte del colegio universitario Domingo de Soto y estudioso del tema, señaló que «no existe ninguna duda y el decreto lo dice bien claro. Además ha sido tirado un arco mudéjar del siglo XV, hecho en yeso y pintado, así como la fachada de estilo modernista». «Tal fachada», proseguía Ruiz, «es del siglo XIX, pero todo el edificio está basado y adaptado sobre una construcción del siglo XV, como demuestran los grabados y las fotos antiguas».
Antonio Ruiz manifestó, además, que tal destrucción «ha terminado con una parte de la muralla, obra de defensa y fortificación del siglo XI.
"No tenía nada de valor"
«El edificio del Casino de la Unión no tenía nada de valor y nosotros hemos tratado de seguir las condiciones que nos impusieron en la licencia municipal al pie de la letra», manifestaba a EL PAIS Mariano Santos, constructor responsable del derribo del citado edificio.«La fachada no era conservable», proseguía éste, «y tenía cincuenta centímetros de desplome. Era en su mayor parte de barro con entramado de madera, que se cayó por sí sola».
En cuanto al arco de yesería del siglo XV, el constructor señaló que el citado arco se reproducirá totalmente puesto que «hemos tomado medidas exactas del mismo». Por lo que se refiere a la muralla, Santos señala que «no había otro sitio por donde entraran los carniones y sólo hicimos el hueco necesario para ello. Además la muralla, o lo que ellos llaman muralla, había sido reformada infinidad de veces».
Sobre el incumplimiento de las condiciones impuestas por la licencia municipal, el constructor señaló su falta de acuerdo con tal afirmación y manifestó que su equipo había mandado un escrito a la comisión diciendo «cómo íbamos a realizar las obras y ellos dijeron que llevarían un inspector permanente, por lo que pensamos que estábamos vigilados. Cuando terminamos sacaron la caja de los truenos».
Babelia
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