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Entrevista:

Tuñón de Lara: "El pesimismo histórico es un apoyo a la ideología de la reacción"

Pregunta. La historia, para usted, ¿es un ameno relato o una historia razonada?Respuesta. La historia, como problema, trata precisamente de la superación de la historia-relato, y también de la historia razonada, pues una excesiva especulación sobre los hechos puede llevarnos a caer en el racionalismo. La historia es una metodología que trabaja con hipótesis que debe comprobarse si son valederas. El corte epistemológico, a nivel de investigación, consiste en terminar para siempre con la historia-relato. Aunque yo mismo, en mi España del siglo XX, me he complacido y deleitado en narrar ciertos episodios, como la batalla del Ebro, con cierta atmósfera de relato novelesco. Sin embargo, lo fundamental es la significación histórica de cada acontecimiento. La historia es la recuperación de la conciencia colectiva de un pueblo. Luego no es un relato para entretenerse. Y en mi conferencia recordé una frase de Marc Bloch que decía que la historia puede ser una reproducción o un análisis, pero yo creo que es, sobre todo, un análisis de los procesos históricos.

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P. ¿Somos todos historiadores?

R. Es uno de los temas que traté en mi conferencia. La historia nos concierne a todos. Hemos descubierto el protagonismo colectivo de la historia, pero nos falta por descubrir que esa misma masa protagonista debe recibir de manera crítica el mensaje de la historia. Y yo pretendo más: creo que hay que contar con ese esfuerzo colectivo para realizar la tarea que llamamos «hacer historia», es decir, elaborar la documentación y las fuentes, como hacíamos, por ejemplo, en las universidades populares de la FUE, donde trabajamos equipos colectivos de historiadores con autoridades locales, archiveros, bibliotecarios, etcétera.

P. La tentativa última de golpe de Estado, ¿corresponde a la estructura de una sociedad desarrollada o es un anacronismo histórico?

R. Creo que no corresponde a la estructura actual de España, pues, como dijo Poulantzas, hay siempre cierta autonomía de lo_político frente al condicionamiento económico. Así pues, estos grupos de militares constituyen un personal político que sobrevive a un régimen fenecido, y no corresponde a los intereses actuales del capitalismo es pañol, aunque cuenten con apoyos importantes.

P. Como consecuencia de estos hechos, corren vientos de pesimismo histórico, que nacen de una interpretación negra y trágica de la historia de España. ¿Cuál es su opinión al respecto?

R. Esta tendencia entra dentro de una corriente irracionalista que sirve de apoyatura ideológica de la reacción. Aun limitándonos al debate axiológico, con tonalidades emotivas, recordemos a Aida Lafuente, quien a los dieciocho años cayó combatiendo en Oviedo, y el general Escobar, honra de la Guardia Civil, que salvó la legalidad democrática en Barcelona y cuatro años más tarde murió fusilado en los fosos de Montjuich, como Companys. ¡Qué gran pueblo el español!

P. El golpe de Estado del 23 de febrero, ¿se puede narrar actualmente?

R. No; se puede comentar como ciudadanos, pero no como historiadores. En este sentido debo señalar que el artículo El pronunciamiento, publicado el pasado domingo por el director de EL PAIS, es una exacta descripción de la psicología del estamento militar. Es el artículo que yo hubiese querido escribir y es un punto de referencia básico para los historiadores del futuro.

P. ¿Encuentra usted, como historiador, diferencias entre el intento de golpe de Estado del 23 de febrero y la sublevación militar del 18 dejullo de 1936?

R. Por supuesto, son hechos completamente distintos; mientras el movimiento del 18 de julio de 1936 contaba con el apoyo de la oligarquía financiera y la burguesía agraria, el intento frustrado no contaba con el sostén de elementos importantes de la banca, de la empresa ni de la gran industria españolas.

Manuel Tuñón de Lara, que ha estado en España en las últimas semanas -el intento frustrado de golpe le sorprendió en Andalucía, su tierra-, volverá hoy a Pau (Francia), donde estuvo exiliado hasta que pudo volver a su país, sobre cuya historia ha publicado numerosos libros.

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