Crear es la mejor arma contra las dictaduras, según Mario Benedetti

«Una de las pocas recetas válidas para vencer las dificultades del exilio tal vez sea la de sentirse útil en el lugar donde se está», le dijo el poeta uruguayo Mario Benedetti al alcalde de Granada, Antonio Jara, tras recibir de sus manos la medalla de la ciudad, dentro de una caja de taracea. Benedetti, exiliado en Europa, piensa que crear es la mejor arma contra las dictaduras.«No creo que sea una buena fórmula para el exiliado adoptar una postura lloriqueante, sobre todo para el artista», dijo Benedetti. «Lo aconsejable, la respuesta positiva en este caso, es la de tomar una actitud creadora y de denuncia. Si nosotros en el exilio seguimos haciendo poesía, escribiendo, pintando, componiendo, etcétera, podremos incluso infligir una severa derrota en el orden cultural a nuestras respectivas dictaduras iberoamericanas».

Benedetti denunció ante representantes de los distintos grupos municipales la existencia de más de 5.000 presos políticos en su país, con una población de apenas tres millones de habitantes, y dijo que «hoy se conoce más en el exterior el arte y la literatura uruguayos que antes del golpe militar de 1973, de modo que, en el terreno cultural, le ha salido a la dictadura el tiro por la culata».

Autor de La tregua, Poemas de la oficina y otros cuarenta libros de poemas, cuentos, novelas, ensayos y obras de teatro, Benedetti prefiere verse a sí mismo «fundamentalmente como poeta» y afirma que la literatura hispanoamericana «está más ligada a lo social que la española, sobre todo en los últimos años, lo que sin duda se explica por la situación conflictiva y estallante que estamos viviendo allí, ya que la realidad es nuestra influencia más importante»

Director del Instituto de Literatura Hispanoamericana de Montevideo hasta 1973, a sus sesenta años, el miembro más destacado de la llamada «generación uruguaya del 45» lleva desde entonces huyendo de las diferentes y posteriores dictaduras golpistas del Cono Sur americano (Uruguay, Chile, Argentina). «Ni en América Latina ni en ninguna otra parte del mundo muestra la historia que se haya podido cambiar un régimen con una novela o un poema, pero el papeI que juega la literatura como un elemento más en el proceso de liberación de un pueblo resulta casi siempre fundamental».