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Estados Unidos resaltó la violación de derechos humanos en la URSS

El embajador de Estados Unidos en la Conferencia de MadridGriffin Bell, acusó ayer duramente a la Unión Soviética de violar los derechos humanos. El representante norteamericano, en su discurso ante la sesión plenaria de la CSCE, citó casos concretos de numerosos disidentes políticos, estableciendo una lista que el viceministro de la URSS, Leónidas Ilichev, calificó de «calumniosa» en declaraciones a EL PAIS inmediatamente después de la intervención del embajador Bell. Incluyó también una breve condena a la invasión de Afganistán por la URSS.

Griffin Bell, ex ministro de Justicia norteamericano -el «señor juez» como le llaman sus compatriotas-, puso ayer el acento en la defensa de los derechos humanos de acuerdo con la política que la Administración Carter ejerció durante su mandato en la esfera internacional y en contraste con una breve, aunque contundente, alusión al tema de la invasión de Afganistán por la URSS, cuestión esta más propia de la nueva Administración Reagan, que fue motivo de alusión de la totalidad de los países occidentales y neutrales que hasta ahora intervinieron en la conferencia -a excepción del Vaticano- y, de manera especial, del representante de Gran Bretaña.La Conferencia de Madrid navega con un rumbo que era fácil de adivinar desde mucho antes de su comienzo. En medio de la desconfianza general y lejana, por el momento, de toda posibilidad de que se restablezca el diálogo entre el Este y el Oeste. Los discursos que pronunciaron ayer la docena de países que intervinieron (Noruega, Suecia, Suiza, Luxemburgo, República Federal de Alemania, Malta, Vaticano, Mónaco, Hungría, Estados Unidos, Dinamarca, Gran Bretaña y Checoslovaquia) sólo han servido para constatar las enormes distancias que separan a los bloques militares y la dificultad real que existe para reconstruir el proceso de la distensión iniciado en Helsinki.

Por su peso específico, la intervención más esperada ayer fue la del representante de Estados Unidos, Griffin Bell. El embajador americano habló a media tarde, poco después de que lo hiciera el primer país socialista que subió a la tribuna, Hungría.

En ese momento, la mayoría de los delegados ocupó sus asientos en el salón principal de la conferencia, y la tribuna de Prensa registró la más numerosa entrada de la jornada.

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Breve alusión del embajador norteamericano sobre el tema de Afganistan

Viene de primera página

En la entrada se mezclaron más de un centenar de informadores y otros tantos invitados y seguidores de la CSCE, entre los que no faltaron los disidentes del Este.

Griffin Bell presentó su intervención en tres fases, todas ellas bien articuladas y ornadas con citas políticas y literarias con menciones a Jefferson, Lincoln, Tolstoi, Aristóteles y Voltaire, entre otros. Su preámbulo fue conciliador (para amortiguar el epílogo) y en él subrayó el deseo de Estados Unido9i de que se mantenga y progrese el espíritu de Helsinki. Hizo aquí alusiones a los esfuerzos realizados por su país y las naciones occidentales, y posteriormente se felicitó de las iniciativas que en el plano de las comunicaciones y de la reunificación familiar habían realizado los Gobiernos de Rumanía, Checoslovaquia, Polonia, Hungría, Bulgaria y República Democrática Alemana, refiriéndose también a ciertos progresos en el aspecto de la libertad religiosa y felicitándose del mantenimiento del estado actual de Berlín.

Continúan las acusaciones norteamericanas contra la Unión Soviética

Después de esta introducción llegó la tormenta. El embajador señaló que la invasión militar de Afganistán por la URSS había producido una enorme sombra sobre el proceso de la distensión. Recordó que las tropas soviéticas permanecen en este territorio y que esta crisis sólo tendrá solución con la salida definitiva de los efectivos militares soviéticos. Posteriormente criticó los impedimentos que la URSS ha impuesto a las emisiones de radio con sus interferencias, la reducción de permisos soviéticos de salida a los judíos residentes en su país y la decisión de Alemania Oriental de haber impuesto en las últimas semanas dificultades para la libre circulación de personas.

A partir de aquí, Bell aumentó sus calificativos y habló de brutal represión de los derechos humanos en la URSS, citando numerosos casos de disidentes, de seguidores del Acta de Helsinki, con sus respectivas condenas y mencionando palabras como «deportación, encarcelamiento, falsas acusaciones de espionaje», etcétera. La larga lista hizo subir la atención en la sala, y las cámaras y los focos de la Prensa gráfica se dirigieron hacia el estrado de la delegación soviética, que, impasible, siguió inmóvil toda la alocución de Bell, que concluyó diciendo que su país venía a Madrid con espíritu constructivo y con la esperanza de que se mejoren las medidas de confianza y las relaciones entre los pueblos.

Calumnias, según Moscú

Inmediatamente después de este discurso, Leónidas llichev, viceministro y jefe de la delegación de la URSS, declaró a EL PAIS que el discurso de Bell estaba plagado de mentiras y de calumnias y que había sido dedicado ampliamente a los temas de los derechos humanos, «porque Estados Unidos no quiere hablar de la paz». Ilichev ,dijo que Washington no quiere buenas relaciones entre la URSS y los demás países europeos y que lo único que desea es imponer sus armas en el territorio de Europa occidental.

Tras Bell subió a la tribuna el representante de Checoslovaquia, el viceministro Jaroslav Knizke, quien, en términos similares a su predecesor húngaro, rechazó las acusaciones sobre Afganistán diciendo que estos hechos han sido falseados. Asimismo calificó de injerencia en asuntos internos las alusiones a los derechos humanos, y acusó, al igual que Hungría, a la OTAN de practicar el rearme con citas directas a los misiles de medio alcance americanos. Con anterioridad, la República Federal de Alemania habló de la unificación alemana; Malta, de su nuevo status de país neutral; Suiza y Suecia, con moderación, pero también de Afganistán; Luxemburgo, como re presentante de la CEE, pidiendo el reconocimiento por el Este de la Comunidad en el plano económico, y Gran Bretaña, entre otros, con un duro discurso poniendo en entredicho la neces¡dad de dialogar en este momento entre el Este y el Oeste.

Nueva prepuesta de orden del día

Por último, hay que señalar que, anoche, Austria, Suecia, Chipre, Yugoslavia y Malta presentaron una nueva propuesta oficial de orden del día, que fue sometida a discusión -por la URSS y los países occidentales, y en la que se incluye en una declaración del presidente, y no en el texto del documento, la garantía de continuidad de la conferencia y la separación de los debates sobre desarme y distensión fuera de los relativos al cumplimiento del Acta de Helsinki, que se sitúan en cuatro semanas. También entra en la agenda la cuestión del Mediterráneo.

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