Bonn aún confía en el éxito de la Conferencia
El Gobierno de la República Federal de Alemania (RFA) tenían ayer confianza de que la nueva fase de la Conferencia sobre Seguridad y Cooperación en Europa llegase a buen término, una vez superadas las reticencias de los países del Este europeo. Por ello, el ministro de Asuntos Exteriores de Bonn, Hans Dietrich Genscher, mantenía en pie su propósito de trasladarse a Madrid con el fin de exponer el punto de vista de la RFA. Ayer tarde, sin embargo, se ignoraba aún si el ministro emprendería viaje a España el jueves, el viernes, o la próxima semana.Por su parte, la oposición democristiana, que se muestra más escéptica que el Gobierno, propuso ayer a través de su experto en cuestiones internacionales, Aloís Mertes, que la RFA trasladase a las Naciones Unidas los temas que le interesen más, en particular «a la vista del previsible fracaso de la CSCE». Según Mertes, «el Este europeo se ve empujado a una posición defensiva moral y política y sabe perfectamente que en la conferencia de la capital de España tienen que tratarse temas como la intervención soviética en Afganistán, la situación en Polonia y el desarrollo que se observa en las relaciones interalemanas».
Los comentaristas políticos subrayan, a su vez, que más que la intervención soviética en Afganistán será el desarrollo de la crisis polaca lo que más incida en la Conferencia de Madrid.
Por otra parte, la RFA insiste más de lo común en que respalda la celebración de una conferencia europea para el desarme, tema clave para los países orientales europeos. Genscher también ha subrayado estos días en varias ocasiones que Madrid no debe convertirse en un tribunal que emita sentencia respecto del incumplimiento por ciertos Gobiernos europeos de lo establecido en Helsinki en materia de derechos humanos. Con ello, Bonn ofrece garantías a Moscú.
La misma insistencia en la necesidad de una conferencia europea para el desarme se observa en Moscú. Tiempos Nuevos concreta esta semana los pasos que habría de dar esta conferencia. Según la revista Tiempos Nuevos, cercana al Ministerio soviético de Asuntos Exteriores', Moscú está dispuesto a aceptar la renuncia a maniobras militares con más de 50.000 soldados, a comunicar a la OTAN con cuatro semanas de antelación la celebración de todos los ejercicios tácticos que empleen a más de 25.000 hombres.
