El general Roberto Viola, designado próximo presidente de Argentina

El general retirado Roberto Viola fue designado ayer presidente de Argentina para el período 1981-1984 por la Junta Militar de Gobierno. La información fue dada a conocer oficialmente a la una de la tarde de Argentina (cuatro de la tarde, hora de Madrid), desde el comando en jefe del Ejército.

Los integrantes de la Junta Militar y comandantes en jefe del Ejército, general Leopoldo Galtieri, de la Marina: almirante Armando Lambruschini, y de la fuerza aérea, brigadier Orlando Graffigna, se reunieron a las diez de la mañana en la jefatura del Ejército para hacer la designación.El comunicado oficial sostiene que el general retirado Roberto Viola, de 56 años, fue designado por unanimidad.

El parte oficial comienza diciendo que los integrantes de la Junta Militar «dieron por finalizado el análisis del tema», y señala que los comandantes en jefe de las tres armas acordaron que «sobre los distintos enfoques interpretativos existentes deben tener primacía los supremos intereses vinculados al futuro institucional del país y al mantenimiento de la imprescindible unidad de las fuerzas armadas para el logro efectivo de los objetivos y propósitos del proceso de reorganización nacional».

La designación de Viola como presidente de Argentina para el período de marzo de 1981 a marzo de 1984 estuvo sometida a un proceso de contradicciones y vacilaciones que pudieran dañar su investidura.

Viola fue propuesto por el Ejército y contó con el apoyo de la fuerza aérea. Pero la Marina llevó un candidato diferente, lo que impidió en primera instancia que la elección se hiciera por unanimidad.

Más que una oposición a la persona de Videla, la actitud de la Marina estaba dirigida a obtener concesiones políticas y administrativas a cambio de dar su aceptación final al candidato del Ejército, dijeron fuentes informadas. Cuando debía firmarse el acta de la Junta con el nombre de Viola como presidente, la Marina opuso condiciones de tal naturaleza que frustraron la culminación del proceso presidencial en la fecha prevista.

La Junta se vio obligada a aplazar por diez días la designación del presidente, lo que provocó un enorme desconcierto y «un grave daño al proceso», como reconoció el ministro del Interior, general Albano Harguindeguy.

El aplazamiento de la designación presidencial tuvo especial repercusión en las asambleas anuales simultáneas que está celebrando el FMI y el Banco Mundial con participación del ministro de Economía de Argentina, José Martínez de Hoz.

En los grandes centros financieros mundiales se cernía un interrogante sobre la prosecución de la política económica abierta que está impulsando el Gobierno militar desde 1976.

La grave repercusión del aplazamiento llevó a los miembros de la Junta a acelerar los pasos destinados a superar las discrepancias internas y dar la apariencia de que las diferencias habían sido salvadas.

Según fuentes informadas, la Marina ha condicionado su voto a la admisión de la posibilidad de que un futuro presidente designado por la Junta pudiese pertenecer a sus filas.