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La comunidad de los consumidores

La decisión tomada por los ministros de Agricultura de los nueve de prohibir hasta finales de este año la utilización en ganadería de hormonas y, posiblemente, de anabolizantes, significa una incontestable victoria de las organizaciones de consumidores.Es la primera vez que una campaña de boicoteo contra un producto alcanza tal éxito. Muchos otros intentos se habían hecho a lo largo de los pasados años, aunque basados sobre todo en los precios abusivos: la carne, en Estados Unidos; frutas, verduras y legumbres, en Francia y Holanda. Estas campañas, sin embargo, no tuvieron más que un muy limitado eco. Esta vez, el boicoteo a la carne se ha traducido inmediatamente en un descenso de las ventas y una baja en los precios. Hay buenas razones para ello. El llamamiento en contra de la carne adulterada ha logrado una clara sensibilidad y un acuerdo profundo entre los consumidores, porque éstos ya sabían, desde tiempo atrás, aunque no pudieran explicárselo, que el escalope o la chuleta «no eran lo que habían sido». Como, además del gusto diferente y de la pérdida de volumen, hay un riesgo de que la salud ciudadana pueda verse afectada, la reacción ha sido mucho más fuerte.

2 de octubre

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