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Los consumidores europeos fuerzan a la CEE a prohibir el uso de hormonas en la carne

Soledad Gallego-Díaz

El llamamiento al boicoteo de la carne de ternera, lanzado por la Asociación Europea de Uniones de Consumidores, ha obtenido un éxito resonante no sólo a nivel de los propios consumidores, sino de las autoridades comunitarias. El Consejo de Ministros de Agricultura de los nueve países miembros de la Comunidad Económica Europea (CEE) decidió ayer, en Bruselas, en reunión urgente, prohibir el uso de hormonas naturales o artificiales en el engorde de ganado destinado al consumo humano y encomendar a la comisión que elabore en el plazo más breve posible un reglamento que garantice el cumplimiento de esta prohibición.

En menos de diez días, desde que estalló el escándalo, las asociaciones nacionales de consumidores han logrado hundir el mercado de carne de vacuno, incluso en países como Bélgica, cuya legislación prohibe, desde 1974, el empleo de hormonas en la crianza de los terneros. El consumo de carne en Bélgica ha descendido en más de un 20% y los efectos son aún más espectaculares en otros países, como Gran Bretaña, donde el precio de la ternera ha caído en picado (menos de un tercio) o en Italia, donde las propias autoridades congelaron el mercado.

De los nueve países miembros de la CEE, cinco prohibían ya el empleo de las hormonas (Francia, Italia, Holanda, Bélgica y Luxemburgo), mientras que Dinamarca, Gran Bretaña y la República Federal de Alemania lo autorizaban. Dado que existe la libre circulación de mercancías y que ninguno de los cinco primeros países dispone de mecanismos de vigilancia eficaces, los consumidores italianos, belgas o franceses veían burladas sus legislaciones nacionales. El boicoteo ha logrado poner de acuerdo a los nueve para que armonicen sus legislaciones y arbitren medios de vigilancia eficaces.

El único país que expresó algunas reticencias en la reunión de ayer, Gran Bretaña, tuvo que aceptar el acuerdo mayoritario, si bien logró que no se fijara un plazo inmediato para la entrada en vigor de las medidas de control. El ministro italiano proponía que la comisión europea redactara el nuevo reglamento en los próximos quince días, mientras que Francia aceptaba un plazo de tres meses. El Consejo de Ministros optó finalmente por la fórmula «en el plazo más breve posible ».

Las asociaciones de productores de carne de vacuno señalaron ayer que el problema no quedaba eliminado con la entrada en vigor del nuevo reglamento comunitario, porque en muchos países europeos se realizan importaciones de países terceros. «Exigimos que se aplique a estas importaciones el mismo criterio y que no se permita la entrada en la CEE de un solo kilo de carne de vacuno tratado con hormonas».

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