La OTAN se atribuye el éxito de la nueva actitud de la URSS
La Unión Soviética está dispuesta a negociar el control de las armas nucleares tácticas, sin retrasos ni condiciones previas, porque ha comprendido que la decisión de la Organización para el Tratado del Atlántico Norte (OTAN) de modernizar su propio armamento y desplegar los euromisiles es irreversible.
El positivo resultado de la visita del canciller de la República Federal de Alemania (RFA), Helmut Schmidt, a Moscú es, pues, un éxito de la OTAN. Esta es la interprelación oficial que el secretario general de la Alianza Atlántica, Joseph Luns, ofreció ayer en un conferencia de prensa celebrada inmediatamente después de que el secretario de Estado para Asuntos Exteriores de la RFA, Günther van Well, informara a los embajadores aliados del balance de la estancia de Schmidt en la URSS.«La reacción soviética», insistió Luns, «indica que tal vez acepten las propuestas de la OTAN en materia de control de armamentos y que las aceptarán sin ninguna condición previa». El secretario general de la OTAN arremetió seguidamente contra Bélgica y Holanda, los dos países aliados que no han autorizado aún el despliegue de los euromisiles en su territorio. «Quienes dudan deben darse cuenta de que estaban y están equivocados. Son confusos y contradictorios. Toda desviación del acuerdo de diciembre de 1999, por el que se acordó la modernización del arsenal nuclear de la OTAN, debilitará la posición del Pacto Atlántico y perjudicará las eventuales negociaciones».
Joseph Luns ha reprochado siempre a sus compatriotas -los holandeses- y a los belgas que «no comprenden nada». La única forma de llevar a la Unión Soviética a una mesa de negociación es una posición de fuerza, y esta premisa ha quedado perfectamente demostrada, a su juicio, con el giro experimentado por Moscú, que, hasta hace poco, condicionaba las conversaciones para el control de armas nucleares en Europa al aplazamiento de la decisión aliada de fabricar y desplegar los Pershing 2 y Cruise. Sólo cuando la URSS se ha dado cuenta de que nuestra decisión era irrevocable ha aceptado conversar», explicó el secretar¡o general aliado en la conferencia de prensa.
Luns se esforzó en presentar el positivo balance del viaje del canciller de la RFA como un éxito no sólo de la OTAN en cuanto tal, sino de su principal miembro, Estados Unidos. «Van Well nos ha explicado que Helmut Schmidt dejó claro en Moscú que él no había ido a negociar, ya que la RFA no construye los euromisiles, sino que se trata, fundamentalmente, de un asunto entre Norteamérica y la Unión Soviética. Son Estados Unidos y la URSS», insistió, «quienes tienen que conducir eventualmente estas negociaciones en el marco de las SALT III».
Medios atlánticos añadieron que la URSS no había exigido tampoco la previa ratificación de las SALT III -retiradas del Senado estadounidense por el presidente Jimmy Carter- Sin embargo, añadieron, parece que sí quiere garantías de que serán ratificadas en un plazo razonable. La fecha límite con la que se especula es junio de 1981.
Joseph Luns, por su parte, se negó a aclarar si las eventuales conversaciones para el control de armamento nuclear en Europa incluían, desde el punto de vista soviético, los submarinos nucleares y la bomba de neutrones francesa, así como los bombarderos norteamericanos estacionados en la RFA, capaces de penetrar profundamente en el territorio soviético.
Positiva para la CEE
La visita a Moscú del canciller germano occidental Helmut Schrnidt ha sido considerada como «positiva» por los ministros de Asuntos Exteriores de los nueve países miembros de la CEE, reunidos en Luxemburgo. «Hemos considerado esta visita positiva, en la medida en que Schmidt ha tomado una postura muy clara subrayando la solidaridad occidental y basándose en los comunicados», declaró Gaston Thorn, presidente del Consejo de la CEE.
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