Suárez: "A mí nadie me va a mover hacia la derecha"
«Si fracasan los procesos autonómicos habremos matado para siempre la posibilidad de crear un Estado moderno, eficaz», manifestó el presidente del Gobierno, Adolfo Suárez, en el transcurso de una comida con directores de medios de comunicación de Cataluña, a la que pudo asistir un representante de este diario. No obstante, dicho proceso autonómico, según el presidente Suárez, «tiene que hacerse con tiempo, con rigor, sin creer que el que llega tarde está discriminado».
Gran parte de sus respuestas tenían un tono autocrítico, centrado en el reconocimiento que la actual imagen del partido del Gobierno había quedado deteriorada en las últimas semanas, en particular tras el referéndum andaluz. «Hasta ahora», dijo textualmente el presidente del Gobierno, «la opinión que se tiene es que lo estamos haciendo mal. Pero yo creo que no tal mal.»En cambio, en otros momentos, se expresó con firmeza. «No me van a mover», dijo, «de nuestro sitio. A mí nadie me va a mover hacia la derecha.» Afirmó también que «las elecciones catalanas no van a tener ninguna repercusión a nivel de España. Las elecciones (generales) serán en 1983». Distinguió claramente los éxitos o fracasos del Gobierno en los procesos autonómicos o en las elecciones municipales, de los resultados de las elecciones generales y de la actual composición del Parlamento. «El sentido del voto», dijo, «no es el mismo. Puede haber estímulos di ferentes. La repercusión de un éxito o un fracaso (en elecciones que no sean las legislativas) no tiene por qué tener repercusión en el Parlamento. Otra cosa es a nivel interno del partido.»
Pese a que el ambiente general entre los centristas catalanes y en los medios muy próximos al presidente Suárez era de pesimismo, este afirmó: «No quiero entrar hoy en la hipótesis de una pérdida (de las elecciones por parte de los centristas catalanes).» A lo que agregó más adelante: «Al final, las cosas no tienen tanta trascendencia como se puede suponer inicialmente. Soy optimista por naturaleza. Creo que las cosas se serenarán. No hay que tomar las decisiones en la cresta de la ola.»
«No somos hegemónicos en Cataluña ni en el País Vasco. Eso demuestra que llevamos a cabo nuestra política con criterios de Estado más que de Gobierno o de partido.» A continuación afirmó: «No hay intención de recortar las autonomías, en absoluto. Sino que propiciaremos el pleno e íntegro desarrollo del Estatuto (de autonomía de Cataluña).»
En diversas respuestas, el presidente Suárez criticó el centralismo y reafirmó su voluntad de crear el Estado de las autonomías. «Ha habido», dijo, «errores de Gobierno, especialmente míos. Pero son errores no respecto al proceso autonómico, sino respecto a las vías.»
El presidente del Gobierno fue preguntado respecto a Televisión Española y sus contenidos informativos. «De los problemas que veo», manifestó Adolfo Suárez, «dificilmente puedo decir que son objetivos, pero tampoco puedo decir que sean favorables al Gobierno», a lo que añadió, muy textualmente: «La televisión (esipañola) transmite más inquietud y catastrofismo del que hay en el país.» En apoyo de este criterio se refirió a la abundancia de información sobre los conflictos laborales.
También sobre Televisión Española manifestó: «Hay que conseguir un planteamiento de profesionalización. Se debe lograr una mayor capacidad de objetivación, lograr unos menores niveles de politización. Que la televisión funcione desde una óptica de Estado.»
Preguntado respecto al, tema crucial de las alianzas poselectorales que pueden protagonizar los centristas catalanes de UCD. Suárez -al igual que hacen todos los líderes políticos- evitó pronunciarse. «UCD jugará responsablemente, para responder a ¡as necesidades de Cataluña. Pero los centristas catalanes son un Fiartido autónomo, tanto es así, que yo no me enteré de las listas (de candidaturas al Parlamento autonómico) hasta después de su elaboración.»
El presidente del Gobierno se declaró abiertamente contrario a una posible política de confrontación entre los poderes autonómicos y el Gobierno central. «Lo que no debe hacer», afirmó, «es un poder autonómico que marque- una política de permanente confrontación con el poder central.» Curiosamente, esta frase era casi la antítesis literal de lo sostenidos días antes por Felipe González, en una rueda de prensa en Barcelona.
