La CEE estudia un plazo de adaptación para los productos agrícolas españoles

El vicepresidente de la Comunidad Económica Europea (CEE), Finn Gundelach, estima que los productos agrícolas españoles no deberían tener entrada libre en el Mercado Común antes de un período de siete a diez años a contar desde la adhesión de España a la CEE. En un documento sobre la situación agrícola de nuestro país, que entregó ayer a la Comisión Europea a fin de que lo debatan los representantes de los Gobiernos de los nueve, el señor Gundelach señala que el ingreso de España es un desafío para la Comunidad, y que es imprescindible que el Mercado Común discuta paralelamente con los países mediterráneos terceros las repercusiones de la ampliación.

El informe analiza con especial detalle tres sectores productivos: aceite de oliva, frutas y legumbres y vino, que, como ya puso de manifiesto el ministro español de Agricultura, Jaime Lamo de Espinosa, en su reciente visita a Bruselas, constituyen los puntos más espinosos de la negociación.La producción española de aceite de oliva puede suponer, señala el Informe Gundelach, un excedente comunitario de 200.000 toneladas y un gasto suplementario en el presupuesto de la CEE de, aproximadamente, 1.500 millones de unidades de cuenta europeas (unos 138.000 millones de pesetas). Esta cifra obliga a estudiar sistemas de reestructuración del mercado. El señor Gundelach propone la creación de una tasa especial que grave a los aceites vegetales, a fin de reducir las diferencias de precio con el aceite de oliva y promocionar su consumo en zonas como Italia. En concreto, las medidas propuestas por el informe supondrían un aumento del 5% en el precio de la margarina, y del 8% en el de otros aceites vegetales.

En cuanto al mercado vitivinícola, el documento comunitario resalta que la producción es ya excedente en España, y propone que al menos durante los tres primeros años desde la adhesión de nuestro país, la CEE fije unas tasas de exportación que no podrían ser superadas. Paralelamente estima que algunos países comunitarios, como Gran Bretaña o Dinamarca, deberían liberalizar su legislación interna a fin de que el precio del vino no sea «disuasorio».

El Informe Gundelach pone especial énfasis en la necesidad de que la CEE negocie paralelamente con los países mediterráneos que no son miembros de la Comunidad y que tienen suscritos acuerdos comerciales con el Mercado Común. El ingreso de España en la Comunidad Europea colocará en una difícil posición a los productos agrícolas de estos países. Yugoslavia, Turquía, Israel, Malta, Marruecos y Chipre pueden reaccionar contra la CEE si, debido a la ampliación, sus balanzas comerciales se desequilibran.

El miedo de los países industrializados obliga a la Comunidad a ser especialmente cuidadosa en este sentido, informando con detalle de la marcha de las negociaciones con España.

La Comisión, al parecer, no fue capaz de ponerse de acuerdo en su primera lectura del informe del vicepresidente Gundelach, y será necesaria una nueva reunión, esta semana en Bruselas, antes de que pase al correper.