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Peligra un importante acuerdo entre la RFA y Argentina para la venta de una central atómica

El Gobierno argentino no está dispuesto a adherirse a los tratados de control nuclear, especialmente el de Tlatelolco, al que sigue considerando como «absolutamente discriminatorio y contrario al principio de la igualdad jurídica de las naciones», como ya declaró en marzo pasado el presidente de la Comisión argentina para la Energía Nuclear, almirante C. C. Madero.

Esta información, facilitada por una fuente segura, contradice la impresión mayoritaria reflejada en la prensa alemana estos días en relación con las negociaciones germano-argentinas, cuyo final se espera dentro de la próxima quincena. En el mismo sentido al indicado arriba se ha expresado también un funcionario de la embajada argentina en Bonn al preguntársele sobre la marcha de estas conversaciones. El funcionario se mostró «pesimista».Las conversaciones deberían conducir, en teoría, a un acuerdo por el que la RFA construiría la central Atucha II en Argentina, a cambio del compromiso de Buenos Aires de adherirse a los acuerdos de no proliferación de armas nucleares. Según la empresa constructora, la KWU, filial de Siemens, se espera la última palabra del Gobierno federal para el próximo mes. Este encargo sería el primero que se formalizase en el sector atómico de esta firma desde 1975.

Aunque el Gobierno federal ha presionado repetidamente al argentino para que acepte el control internacional de sus centrales, y pese a la negativa argentina, en la RFA se ha dicho que el permiso de exportación está concedido de antemano. Esto parece haberse decidido ya en la reunión celebrada en noviembre por el Consejo Nuclear, del que forman parte el canciller y los ministros afectados por esta materia. El interés alemán por este negocio se explica si se tiene en cuenta que Siemens detentaría una participación del 25% en la empresa mixta germanoargentina que controlaría la central, con una capacidad de seiscientos megavatios anuales y un costo total de construcción entre 1.500 y 1.625 millones de dólares.

A pesar de que la oferta italocanadiense, que entró en la misma licitación, significaba para los argentinos un ahorro de quinientos millones de dólares, la Junta Militar argentina se inclinó por la oferta alemana para evitar la dependencia respecto de Norteamérica a efectos de provisión de piezas de recambio y de material básico.

Dependencia de EEUU

El almirante Madero ha manifestado a este respecto que, efectivamente, se trata de evitar la dependencia respecto de Canadá y de Estados Unidos. El Gobierno argentino teme que, en el futuro, la Administración norteamericana pudiese influir en Ottawa con el fin de que Canadá privase a Argentina de los suministros necesarios para sus centrales. Dado que la Junta Militar llegó recientemente a otro acuerdo con la empresa suiza Sulzer para la adquisición de una instalación para agua pesada, con capacidad para 250 toneladas anuales, Argentina sería realmente autónoma de conseguir Atucha II. Pero los norteamericanos no quieren perder el control de la zona, y así, en octubre pasado celebró en Bonn conversaciones con el Gobierno el embajador extraordinario del presidente Carter, Gerald Smith, encargado de frenar esta operación, que situaría a Argentina entre los países que potencialmente están en condiciones de construir bombas atómicas. Para quienes ven críticamente este negocio, tal pretensión militar no confesada es la verdadera razón de que el general Videla se resista a cubrir el expediente de una adhesión a los tratados de control.

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