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Una fundación americana restaura la sillería de la catedral de Oviedo

Siete piezas de la sillería del coro de la catedral de Oviedo, talladas a finales del siglo XV y utilizadas para los oficios divinos del Cabildo hasta 1902, se encuentran ya restauradas gracias a la financiación prestada por la International Fund for Monuments de Washington, cuyo director, el coronel James A. Grey, se comprometió a acometer la operación de salvar la vieja sillería después de un viaje a Oviedo, en junio del año pasado, en compañía de Dorothy y Henry Kraus, historiadores de arte norteamericanos, quienes supervisan estos días las obras, ayudados por una beca del Comité Conjunto Hispano-Norteamericano.

En 1902, el obispo Martínez Vigil decidió retirar todo el viejo coro de la nave central de esta iglesia metropolitana, que durante casi un siglo ha sufrido una inacabable sucesión de desastres, cuya última manifestación ha sido el robo y destrucción, hace dos años, de la Cruz de los Angeles y la Cruz de la Victoria, símbolos de la historia de Asturias. Una vez desmontada la magnífica decoración, con la consiguiente desaparición de la reja, trascoro, órganos y púlpitos, las sillas desechadas fueron divididas en dos lotes. Las 45 superiores fueron depositadas en la sala capitular de la catedral, donde desaparecieron en octubre de 1934, al ser volada con dinamita por los mineros. Se lalvaron entonces 34 sillas bajas, que fueron trasladadas a la capilla de Santa Bárbara. Posteriormente al año 1950, y por razones desconocidas, fueron violentamente desmembradas y llevadas al claustro alto de la catedral, donde, cubiertas de polvo y olvido, se convirtieron en alimento de las termitas.La sillería fue descubierta a finales de 1976 por los señores Kraus, en una gira realizada por España para recoger material para un libro. Esta gira les permitió conseguir ricos hallazgos en Barcelona, Toledo, Plasencia, Zamora, Ciudad Rodrigo, León y Oviedo. En Asturias todas las personas con las que hablaron, incluso algunos historiadores de arte, trataron de disuadirles de la búsqueda de la sillería, asegurando unánimemente que había desaparecido. Una tarde lluviosa, los señores Kraus volvieron a Oviedo y se dirigieron resueltamente a la catedral para comunicarle al deán Demetrio Cabo que estaban seguros de que la sillería existía en alguna parte. «Y debe ser muy bonita», agregaron, mostrándole una fotocopia de un artículo publicado en 1907 en el Boletín Oficial de la Sociedad Española de Excursiones. Demetrio Cabo condujo aquel mismo día a los historiadores Kraus por unos encharcados y laberínticos pasadizos. Les subió por unas escaleras desvencijadas al claustro alto y, pidiéndoles disculpas, les exhibió los restos de la sillería, un patético espectáculo de cientos de trozos de madera amontonados y cubiertos de una espesa capa de mugre en varias habitaciones. «¡Hay que salvar estos tesoros!», exclamaron los profesores Kraus. «¡Pero no tenemos dinero!», replicó el deán. «Aunque somos americanos, nosotros tampoco, pero es posible que podamos interesar a alguna fundación en la restauración », le animaron. Un año después, el coronel James A. Gray viajó a Oviedo acompañado de los señores Kraus.

La primera fase de restauración comprende la reparación de diez sillas, con un presupuesto de 10.000 dólares.

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