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Aumenta el aislamiento internacional de Somoza

El aislamiento internacional del régimen de Somoza ha aumentado con la ruptura de relaciones con Nicaragua anunciada por Panamá y con un leve giro, no explícito, del Gobierno de Washington, que considera inevitable el reconocimiento del FSLN para lograr una solución política al conflicto.

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La Organización de Estados Americanos (OEA) se reunirá hoy en Washington, en convocatoria propiciada por Estados Unidos. Se espera que envíe una comisión mediadora a Managua para negociar con Somoza y los sandinistas un alto el fuego en la guerra civil que vive Nicaragua. El sacerdote Miguel d'Scotto representará al Gobierno provisional nicaragüense en la reunión interamericana.El Gobierno provisional nicaragüense podría instalarse en la ciudad norteña de León, controlada por los sandinistas, si estos no logran ocupar Rivas, al sur del país, en cuyas proximidades se libraban ayer violentos combates. También se ha recrudecido la lucha en Managua, donde la Cruz Roja informa que tiene acogidos, con graves problemas sanitarios y de abastecimiento, a 70.000 refugiados.

Informaciones procedentes del FSLN afirman que Anastasio Somoza Portocarrero, hijo del presidente Somoza y coronel jefe de la Guardia Nacional, se encuentra gravemente herido y sometido a tratamiento en una clínica de Miami.

La ruptura de relaciones diplomáticas con el régimen de Anastasio Somoza decidida por el Gobierno de Panamá y el re conocimiento por parte de Estados Unidos de que el Frente Sandinista de Liberación Nacional debe jugar un papel importante en el planteamiento de cualquier solución política al conflicto de Nicaragua, provocaron una reacción de mal disimulado desaliento en el Gobierno de Managua. Aunque ninguna personalidad oficial se ha pronunciado públicamente al respecto, es posible detectar el efecto que está produciendo en las esferas administrativas el cada día más estrecho cerco internacional a que está so metido Somoza.

En las presentes circunstancias, la guerra abierta que se libra en el sur del país, y los enfrentamientos en otras ciudades, han perdido protagonismo. Toda la atención está puesta en las reacciones internacionales a la proclamación del Gobierno provisional, auspiciado por el FSLN, y a la "actitud que adopte la Organización de Estados Americanos en sus reuniones, la primera de las cuales está prevista para hoy.

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El Gobierno de Somoza parece ser consciente de que la OEA decidirá, en primera instancia, con casi absoluta seguridad, el envío a Managua de una comisión mediadora que negocie el alto el fuego en el país. Esta primera misión está condenada al fracaso casi antes de comenzar, pues nadie pone en duda que una de las condiciones que impondrá el FSLN para aceptar el alto el fuego será la inmediata renuncia de Somoza. Lo previsible, después de esta fallida iniciativa, es que se abra el dieciocho período de sesiones de la OEA y que los cancilleres decidan, de acuerdo con el Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca (TIAR), el envío de una fuerza pacificadora.

Por el cese de hostilidades

Somoza, y así trascendió extraoficialmente, está dispuesto a aceptar la presencia de esta fuerza interamericana, pues su postura ha sido siempre la de acatar las decisiones de la Organización. Lo que no se sabe es el papel que dicha fuerza jugaría en Nicaragua. Si solamente consigue un cese en las hostilidades, sin tener ninguna otra misión paralela, como sería, por ejemplo, garantizar la mínima estabilidad para un período de transición, lo único conseguido sería una prolongación del conflicto.

Ante todas estas eventualidades, el Estado Mayor de la Guardia Nacional ha apresurado el ritmo de sus operaciones de limpieza en Managua para poder aflojar la presencia numérica de tropas en la capital de la República y destacarlas a otros lugares del país, en los que el triunfo sandinista parece incuestionable. Esa es la razón por la que los bombardeos que se escucharon y vieron en la tarde del lunes sobre un sector de Managua son los más largos y duros que se recuerdan. Los incendios producidos por esta acción fueron tan numerosos y tan visibles que la Guardia Nacional decidió prohibir el acceso de periodistas a la terraza del hotel Intercontinental, lugar preferido por los cámaras de televisión y los fotógrafos para observa las zonas donde se desarrollan combates.

León, difícil de recuperar

La recuperación de la ciudad de León, la segunda en importancia de Nicaragua, se ha convertido en otro objetivo estratégico de primera clase para la Guardia Nacional, casi tanto como la victoria en el Sur. Los portavoces del Gobierno Provisional de Reconstrucción Nacional anunciaron el lunes en Costa Rica que la sede del Gobierno podría estar «en el Norte o en el Sur», en una clara alusión, por primera vez, a la ciudad de León. En efecto, aquella zona noroccidental de Nicaragua es la que mejor dominan los sandinistas. Una información no confirmada señala, incluso, que el FSLN ha proclamado un nuevo Gobierno municipal en la ciudad.

La guerra de Nicaragua, como toda situación excepcional, está produciendo anécdotas, jocosas algunas, trágicas otras. Aquí, en el hotel Intercontinental, propiedad de la familia Somoza, que es el único lugar de Nicaragua que funciona con normalidad, se produjo una de ellas. Los pocos empleados que quedan en el hotel convocaron a los periodistas para explicarles su crítica situación y para denunciar las exigencias de servicios a que se ven sometidos por parte de los miembros del Gobierno y sus familias, que han convertido a este hotel en lugar de refugio y asilo y, de rechazo, en un objetivo militar de primer orden para el FSLN. El propio gerente del hotel, Carlos Valdés, huyó hace varios días con toda su familia, dejando a los empleados en precarias condiciones, sin dinero para pagar los sueldos y para comprar los escasos alimentos que se consiguen.

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