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Los países en desarrollo censuran el proteccionismo agrícola occidental

El director general de la FAO (Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y Alimentación), Eduard Saouma, puso sobre el tapete de la UNCTAD en su reciente reunión de Manila, concluida esta semana, el problema de la agricultura mundial. Eduard Saouma destacó la necesidad de romper el proteccionismo existente en los mercados agrícolas occidentales, de establecer términos de intercambios justos y de llegar a un nuevo «pacto de cereales», a fin de reducir la cada vez mayor diferencia entre la producción agrícola y las necesidades alimentarias.

El director general de la FAO, para corroborar sus propuestas, señaló que los países en desarrollo, con excepción de los productores de petróleo, invirtieron, sólo en 1976, una suma global de 10.000 millones de dólares en importación de alimentos, cifra equivalente al 80% de las ayudas al desarrollo que recibieron en ese mismo plazo de tiempo y a una tercera parte de su déficit comercial en cuenta corriente.Se necesitan términos de intercambio justos, añadió Eduard Saouma, «porque sería el colmo del cinismo estimular a los países en desarrollo -cuya economía reposa fundamentalmente en la agricultura- para que aumenten su producción si al final no encuentran mercados remuneradores». Señaló además que las últimas proyecciones sobre productos agrícolas básicos para 1985 realizadas por la FAO apuntan a que los suministros exportables podrían elevarse con más rapidez en los países en desarrollo que en los desarrollados. Y esta circunstancia implica que aquellos países tienen capacidad para mejorar su participación en el comercio agrícola mundial. No obstante, acusó Eduard Saouma, esto podría ocurrir «solamente si los países desarrollados permiten el acceso a sus mercados de importaciones.»

En este punto, general de la FAO destacó la importancia que tendría poner en marcha el proyecto de creación de un fondo común para evitar la inestabilidad de los mercados para exportación agrícola a lo países desarrollados.

Eduard Saouma destacó, por último, la necesidad de llegar a un nuevo «pacto de cereales» e función del déficit agrícola, en continuo aumento en los países en desarrollo, circunstancia que amenaza la seguridad alimentaría. Recordó la presentación de un plan de cinco puntos adoptado por el comité de la FAO, tendente a evitar la posible inseguridad alimentarla, y destacó que la solución última del problema radica en la aceleración de la producción de alimentos en los propios países en desarrollo, para lo que se necesita la asistencia externa, debido a la limitada capacidad de aquéllos.

En el marco agrícola de la UNCTAD se registró un tácito acuerdo sobre la necesidad de creación de un stock regulador del cacao, producto que ocupa el tercer lugar -detrás del café y el azúcar- en los intercambios comerciales agrícolas de los países en desarrollo.

El stock regulador, según explicó el director ejecutivo de la Organización Internacional del Cacao (ICCO), compraría este producto «en época de excedentes para impedir que las cotizaciones caigan por debajo del mínimo y vendería en época de escasez para impedir que las cotizaciones suban por encima del parámetro superior». El ICCO, en principio, ya dispone de un fondo, que llegará a 93 millones de dólares antes del final del presente año, suma que ha sido acumulada merced a una tasa de un céntimo de dólar por libra.

En el tema del café, la UNCTAD sirvió para que el ministro de Comercio cubano acusara a la Comunidad Económica Europea y Estados Unidos de contribuir de forma decisiva a la depresión de los precios de ese producto y criticara a los mismos países su negativa a participar en el acuerdo internacional sobre el azúcar.

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