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Cuatro mil españoles mueren al año por "shock" etílico

Los datos sobre la peligrosidad que el exceso de consumo etílico conlleva son contundentes. De cada 100.000 españoles, 36 mueren por cirrosis hepática originada por el alcohol. Cada año se producen 4.000 muertes a causa de shock etílico. Parece comprobado que el12 % de los accidentes de tráfico se produce a causa de la euforia y la pérdida de reflejos que la bebida produce en los conductores. Gastritis, úlceras, vómitos, insuficiencia hepática, pancreatitis, marcha insegura, calambres, atrofia muscular, temblores, pérdida de visión, amnesia, impotencia, inapetencia, desnutrición, desminución de las funciones coronarias a nivel fisiológico y a nivel psicológico, pérdida de conciencia de la realidad, irritabilidad, cambios de humor, disminución del sentido ético, alopatías, delirios, alucinaciones, demencias, apatía y desánimo son las consecuencias habituales entre las personas que beben con exceso.Intereses económicos y desatención por parte de la Administración impiden que el consumo de alcohol se estabilice o descienda. Según Julio Alonso, sociólogo participante en el mencionado simposio de Cáritas, «si el alcoholismo tuviera solamente consecuencias sociales negativas, su consumo habría desaparecido».

Por otra parte, nuestro país se sitúa en el tercer lugar del mundo en producción vitivinícola y en el décimo en cuanto a producción de cerveza.

Miles y miles de familias españolas viven de la producción, manufactura y venta de productos alcohólicos. Existen 87.771 establecimientos expendedores de este tipo de bebidas.

En un informe publicado recientemente, en el que se intenta establecer la verdadera dimensión del alcoholismo en España, se señalan como causas más corrientes del hábito alcohólico: la situación en la familia, los problemas de la edad, la ocupación del tiempo libre, la propaganda y la publicidad, la soledad y los factores psíquicos y sociales. Según los autores del mencionado libro, Alcoholismo a lo claro, el alcoholismo en nuestro país parece estar condicionado por factores de orden social, unos, tradicionales, y otros de reciente aparición entre nosotros.

Influye, además, en la tradición del consumo el hecho de que se trate de una droga barata. Según afirmó Emilio Bogani, director del departamento de alcoholismo y toxicomanía del Hospital Psiquiátrico Provincial de Betera (Valencia), en el transcurso de las jornadas de estudio organizadas por Cáritas: «Lo malo de esta droga es que su precio es prácticamente el mismo que el de la leche. Tiene las características propias y útiles para una sociedad capitalista y competitiva. Su tolerancia para el organismo hace que la clase trabajadora adormezca sus reivindicaciones regando sus esperanzas con alcohol.»

Según los estudios que sobre el alcoholismo ha realizado el Comité de Bienestar Social, de los dos millones de alcohólicos de nuestro país el 91% está constituido por varones. El 40% está afectivamente solo, es decir, soltero, viudo o separado. El 70% posee un bajo nivel cultural. El 56% vive en grandes ciudades. El 75% habita viviendas modestas. El 77% pertenece a las clases sociales más deprimidas. El 68% se encontraba en condición de eventualidad en sus trabajos o en el paro.

El índice de matrimonios separados uno de cuyos cónyuges es alcohólico es diecisiete veces superior al de matrimonios separados por otro tipo de causas. Por otra parte, parece comprobado que la adicción etílica de los padres repercute gravemente en las condiciones fisiológicas de los hijos.

Características especiales de este tipo de personas son la inestabilidad laboral, el bajo rendimiento, constantes faltas al puesto de trabajo y la degradación en la escala laboral.

Por otra parte, está comprobada la relación entre alcohol y accidentes de trabajo. En el año 1970 se produjeron trescientas muertes y 150.000 accidentes graves en el trabajo a causa del excesivo consumo etílico. Mientras que el 95% de los españoles no adictos al alcohol no sufrió hasta esa fecha accidente de trabajo alguno, el 49% de los alcohólicos tuvo percances de distinta gravedad.

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