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Racismo y manipulación genética

"No hay base genética para el racismo"

Jacques Ruffie nace en 1921. Ejerce los cargos de profesor de la facultad de Medicina de Toulouse desde 1958. Es director de estudios en la Escuela de Altos Estudios en Ciencias Sociales desde 1972; profesor del College de France desde 1972; profesor invitado de New York University y profesor honorario de la Universidad de La Paz (Bolivia); miembro del Centro Nacional de Investigación Científica (CNRS) de Francia y de varias sociedades científicas internacionales; fundador, asimismo, del Centro de Hemotipología del CNRS, en 1962, y de varios centros de esta especialidad en Recife, Cabo Verde, Kathinandú, La Paz, Purio, etcétera..., y fundador, también, del Instituto Boliviano de Biología en la Altura, en La Paz (1964).El comienza su exposición examinando los orígenes del racismo, distinguiendo claramente entre lo que pudiera llamarse el origen sociológico y el genético o científico. Con referencia al primero dice que «cada pueblo se cree el centro del mundo, juzga a los demás pueblos con referencia a su cultura. Generalmente, cada hombre se considera también el centro del mundo y los demás bárbaros.»

«En cuanto al origen científico de la justificación del racismo -prosiguió-, empezó cuando Darwin editó su famoso libro El origen de las especies (1859). En la teoría darwiniana cada grupo es uniforme. De cuando en cuando, en un pueblo, aparece un individuo que es un poco diferente, una variación. Si esta variación es positiva, provechosa, desplaza a los otros. La selección natural juega un papel muy importante, reteniendo los individuos sanos, fuertes y eliminando los defectuosos y los débiles. Según esta teoría, cada grupo está compuesto de individuos similares que corresponden a un tipo teórico, que es lo más adaptado a la selección natural.» Así, el esquema de Darwin admite tres fases: 1, aparece la variación; 2, lucha entre las variantes y el resto; 3, triunfo de los mejores y eliminación de lo demás.

Política colonialista

Cuando Darwin escribió su libro obtuvo un gran éxito. Primero de escándalo, al poner en duda el resto de la Biblia, admitido por el mundo occidental. En segundo lugar, porque Darwin proponía una legitimación de la política exterior del capitalismo. De la teoría darwiniana puede desprenderse la existencia de seres superiores en inferiores y, si se tienen en cuenta las circunstancias políticas de la época, la sociedad inglesa encuentra en Darwin la legitimación de la política colonialista.«La expansión española -continúa el doctor Ruffie- no necesitaba legitimación científica, pues tenía un carácter religioso y de apostolado. En la Inglaterra protestante no existía ese proselitismo católico y la teoría darwiniana constituyó la base pseudocientífica del racismo. »

A comienzos de este siglo, los investigadores tuvieron conocimiento de los estudios de Mendel (científico checoslovaco -que descubrió las leyes de la transmisión hereditaria). «La transmisión -continuó el conferenciante- se efectúa por genes. Estos genes pueden dar formas normales o mutaciones, que corresponden a las variaciones de Darwin.» Según esto, la selección actúa sobre las mutaciones.

«Si el esquema de Darwin fuese cierto -continuó-, las poblaciones que viven en el mismo lugar deberían tener los mismos tipos de genes... Desde hace diez años se puede estudiar la constitución genética de las poblaciones gracias a la Inmunología, bioquímica, enzimología. Así, los investigadores han descubierto que todas las poblaciones presentan variaciones muy importantes y permanentes, lo que significa que la selección natural no se encamina hacia un tipo racial único, sino a una población muy diversificada.»

«Porque -prosiguió el doctor Ruffie- la unidad de la vida no es el gene, no es el individuo; es la población, por ser un conjunto funcional. La mejor es aquella que posee individuos muy diferentes. Por ejemplo, capaces de trabajar a baja o alta temperatura. Una población así es capaz de aprovechar mucho mejor sus recursos naturales y de sacar más rendimiento al medio ambiente, porque siempre habrá alguien resistente a las epidemias o que pueda desenvolverse perfectamente allí donde otros no pueden, etcétera.»

«La naturaleza busca la complementariedad -concluye- No hay individuos superiores e inferiores, no hay lucha entre grupos, sino complementariedad, tendencia a aprovechar en conjunto el medio ambiente.» El doctor Ruffie ilustra estas afirmaciones con un llamativo ejemplo: «Ciertos peces han conquistado la tierra. Han salido del mar y han comenzado a caminar. No han destruido otros peces y han progresado invadiendo el medio terrestre.»

Competencia

«La competencia entre los pueblos es una mala interpretación del esquema darwiniano -afirmó el doctor Ruffie- y explica la crisis actual en que nos encontramos y que se manifiesta en todos los países: capitalistas, como EEUU que se han edificado sobre la base del sistema darwiniano (competencia, eliminación), o la URSS que tiene el mismo sistema con otra perspectiva y que posee el dominio colonial más grande del mundo.»«Hay que tomar conciencia de esta verdad -concluyó- y construir otra ética. Una ética de cooperación entre los pueblos, las clases y los individuos.» Preguntado sobre el caso judío, dijo que no puede hablarse de racismo, ya que se trata de una cuestión religiosa. «No tienen los mismos caracteres raciales, por ejemplo, un judío polaco y otro árabe», responde. Contesta afirmativamente a una nueva pregunta sobre la posible existencia de un racismo urbano o de la gran ciudad y explica que: «El racismo aparece más fácilmente cuando hay dos comunidades, una mayoritaria y otra minoritaria. Cuando la minoritaria alcanza un cierto nivel cuantitativo, aquélla tiene miedo y aparece el racismo. »

Interrogado, finalmente, sobre la posible manifestación de racismo entre individuos de la misma raza dice que: «Sí, es posible que lo haya. Se puede manifestar en todas partes. Cuando existía trata de negros en América, los esclavos eran vendidos a los traficantes blancos por los mismos negros. En Brasil o en Cuba, los más duros cara a los esclavos negros eran los mismos negros.»

El doctor Jacques Ruffie, cuya presencia en nuestro país está encaminada a tomar contacto con colegas españoles, así como a dar conferencias en las universidades de Sevilla, Bilbao y Barcelona, además de ésta, que tuvo lugar el miércoles en la sede del Instituto Francés de Madrid, ha publicado más de 250 artículos en revistas científicas. Ha escrito cinco libros científicos, entre los que se encuentra una obra fundamental de hematología geográfica titulado De la biología a la cultura, editado en París, en 1976, y aún no traducido al castellano. Es especialista destacado en la investigación de los grupos sanguíneos y de los problemas de transfusión de sangre. Ha realizado una investigación hemotipológica a de las poblaciones en Francia, Cercano Oriente, Sahara, Costa de Marfil, Senegal, Cabo Vérde, India, Nepal, Hispanoamérica y Macao. Por último, es también especialista en antropología biológica, genética humana y comparada y problemas de evolución.

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