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Entrevista:

"España puede formar con Latinoamérica un frente para impedir nuestra liquidación cultural"

José Luis Salcedo, ministro venezolano de Cultura

Pregunta. ¿Qué alcance adquiere en su país el fenómeno de la colonización cultural por parte del mundo anglosajón sobre todo, y cuál es el punto de vista del Gobierno venezolano en torno al problema?Respuesta. El tema fue objeto de especial referencia por parte de nuestro presidente con motivo del Día de la Independencia de este año. Hoy en día la verdadera dependencia o independencia entre las naciones no se resuelve por la vía de la ocupación militar.

En síntesis, puede decirse que este tema de la independencia o dependencia se traslada del orden político y militar al orden científico, cultural y tecnológico. Es un hecho que nosotros y cualquiera de los países latinoamericanos somos relativamente débiles frente a las grandes potencias mundiales que poseen la fuerza de sus empresas trasnacionales, que tienen medios sutiles y otros menos sutiles de penetración y que ejercen sobre nosotros una acción a veces irresistible. Justamente este es el reto con que nos enfrentamos en estos momentos, el reto de una independencia cultural, tecnológica y científica. Y para nosotros no existe otra estrategia que la de unirnos. España sería una pieza fundamental, junto con Portugal, para formar este frente de un espíritu latinoamericano. Las dos naciones son como nuestras agencias naturales en Europa para constituir algo así como un dique que impida nuestra liquidación espiritual.

P. ¿Pero cuál es el papel que Venezuela se asigna en este terreno?

R. Nuestros creadores en el orden artístico, literario y del espíritu están trabajando para llegar a ese acento común. Con toda honradez no creo que pueda hablarse de una «cultura venezolana» en el sentido de que pueda ser algo esencialmente distinto de una cultura argentina o mexicana, ni mucho menos. Creo que lo que tenemos que hacer es buscar los rasgos de nuestra identidad común con los demás pueblos, sobre todo a través de la lengua, vigorizarnos, asociarnos a los otros e impedir, desde luego, la absorción.

Lo que sí es muy cierto es que Venezuela quiere ser abanderada de ese sentimiento latinoamericano de unidad, en la que junto al bloque iberoamericano de que le hablaba antes, debemos tener muy en cuenta a esa otra América que está surgiendo en el Caribe con rasgos ingleses, franceses y africanos.

P. ¿Cuál es el grado de democratización de la cultura alcanzado hasta este momento en Venezuela y hasta qué punto no es sólo patrimonio de unas élites?

R. Yo creo que en mi país la cultura no está reducida a cenáculos y que el pueblo tiene un verdadero acceso a ella. Piense, por ejemplo, lo que representa la progresión numérica del mundo universitario. En muy pocos años hemos pasado de unos 40.000 ó 50.000 estudiantes a algo más de 250.000, y en esta misma proporción ha habido una tremenda multiplicación de nuestras instituciones docentes. Ayer les hablaba a ustedes de la Campaña Ayacucho, que ha posibilitado el acceso a estudios universitarios en diversas universidades del mundo de cerca de 15.000 jóvenes venezolanos. Por otra parte, en Venezuela no se paga para entrar en los museos ni se paga ninguna matrícula en la Universidad.

P. Su país se ha distinguido en los últimos tiempos por su firme rechazo de las dictaduras militares. La cultura es una de las principales víctimas de esas dictaduras. ¿No cree usted que ha llegado el momento de que en el mundo latinoamericano se produzca algún tipo de iniciativa de carácter internacional para proteger a los pensadores, escritores e intelectuales perseguidos por las dictaduras?

R. Los hombres que gobiernan hoy Venezuela, en su mayor parte, e incluyendo al propio presidente de la República, han sido víctimas de la persecución y sufrieron exilio. Don Rómulo Bethancourt, que es una de las figuras determinantes de nuestro país, vivió en el exilio y fue víctima de atentados en el mismo. Prácticamente todos los dirigentes de cierta cronología histórica tienen la triste experiencia de lo que significa luchar por la libertad.

Por todo ello hay una gran conciencia en nuestro país hacia el grave problema del exilio y una gran cantidad de personas procedentes de todas partes trabajan entre nosotros. El exilio, o el ex exilio español, puede certificar esto. Muchos españoles del exilio se quedaron con nosotros y nos han ayudado a construir la Venezuela de hoy. Por cualquier parte que busque encontrará nombres ilustres de españoles en el mundo de la cultura y de nuestras instituciones docentes y científicas. No tenemos una legislación como esa que usted dice, que me parece una hermosa idea y que ojalá pudiéramos incluso coordinar nosotros entre todos los países libres, que por lo demás van aumentando progresivamente. Porque, a pesar de todo, las perspectivas de América Latina son las de la democracia en alza. Por eso pienso que deberíamos ser más consecuentes y hacer todo lo posible para favorecer esa presencia del pensamiento libre, que es el verdadero pensamiento creador.

P. ¿Puede hablamos, por último, de la política editorial del actual Gobierno venezolano, a la que hizo usted referencia en su conferencia de ayer en la sede del Cabildo insular?

R. En efecto, tenemos cosas muy interesantes. Yo vengo ahora mismo de la Feria del Libro de Francfort. Allí estuvimos representados por la Editorial Monteávila, una editorial auspiciada por el Gobierno venezolano, pero que puede definirse por unos criterios de absoluta libertad. Todo lo que se calcula que tenga interés se publica. Es una editorial que está, además, muy actualizada. En ella se han publicado, por ejemplo, todos los últimos ensayos sobre el marxismo hechos en Europa, que han sido traducidos de modo casi inmediato en Venezuela.

Tenemos, por otro lado, algo que nos llena de orgullo, que es la Biblioteca Ayacucho. También se trata de una iniciativa del Gobierno venezolano pensada para una colección de unos quinientos títulos, que va a recoger obras de todos los países latinoamericanos y en la que España tendrá una presencia muy importante. A pesar de que sólo lleva funcionando dos años, tenemos ahora mismo el plan de entregar unos cincuenta títulos antes del mes de marzo, cuando expire el plazo del presente Gobierno. Acabo de pasar por Brasil y tuve el honor de llevar allí el número 33, que es el tomo dedicado a Machado de Asís, uno de los clásicos de la literatura brasileña.

La industria editorial en Venezuela es ya muy importante. Se publican libros de una calidad editorial muy parecida a la de ustedes, lo cual ya es mucho decir, porque pienso que la industria editorial y gráfica española es una de las mejores del mundo.

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