Bibliotecarias: una profesión "inexistente"
La Associació de Bibliotecàries sigue con vivo interés la polémica suscitada en el PAIS entre facultativos de Bibliotecas y la Dirección General. Es una auténtica novedad poder leer en un periódico de Madrid tantos artículos sobre bibliotecas, aunque, a decir verdad, el problema que se ventila no es el de las bibliotecas propiamente.Toda la polémica viene centrada en un temario de oposiciones, y no es de extrañar, pues en España, oficialmente, la profesión de bibliotecario no existe. Comprendemos que quienes cifran toda su profesionalidad en unas oposiciones se preocupen tanto del temario de las mismas y es lógico, también, que la Dirección General, cuando quiera, con o sin razón, dar una nueva imagen del funcionario bibliotecario pretenda hacerlo modificando el temario de oposiciones; hasta el momento no ha creado otro camino. A nuestro entender, en esta polémica, los facultativos se han autodefinido como «conservadores de bibliotecas», y en este sentido estamos plenamente de acuerdo con su posición.
Secretaria de la Associació de Bibliotecáries, de Barcelona
Guión y dirección: Claude Lelouch. Fotografia: Stanley Cortez (USA) y Jacques Le françois (Francia). Música: Francis Lai. Intérpretes: James Caan, Geneviéve Bujold, Francis Huster, Susan Tyrrell y JetinTer Warren. Franco-norteamericana, 1977. Local de estreno: Cid Campeador.
Para la Associació de Bibliotecáries, al igual que para las compañeras de la Escuela de Documentalistas, que suscriben el artículo publicado en EL PAIS el 17-5-78, el problema radica en que en España, legalmente, no existe la profesión de bibliotecario. Desde hace años, cuantas gestiones se han iniciado para crear unos-estudios que normalicen la situación han sido siempre boicoteados por quienes sólo entendían la profesión desde su punto de vista de funcionarios.
A través de los artículos que estos días hemos podido leer en este periódico, vemos con esperanza que ya se perfila en ambas partes la necesidad urgente de «formar oficialmente» profesionales. Sólo estoimpediría arbitrariedades en las exigencias de conocimientos del bibliotecario y, lo que es más importante, evitaría. todo tipo de intrusismo. Sirva de ejemplo la inexplicable e indignante «solución» de nuestro Ministerio de Cultura de convertir en «bibliotecarias» a las antiguas camaraclas de la Sección Femenina de Falange Española. Hecho que, inexplicable mente, hasta el presente, no ha provocado, que sepamos, ningún tipo de reacción pública por parte de los facultativos de Bibliotecas.
Confiamos que, en interés de todos, se Institucionalicen de una vez los estudios de biblioteconomía en todos sus niveles y se vean las bibliotecas como lo que deberían ser: los instrumentos de cultura y de información que toda sociedad necesita para su pleno desarrolló.
Estamos convencidos que sólo la profesionalización permitiría una auténtica estructuración y planificación de la política bibliotecaria de España, definiendo exigencias y objetivos y, consecuentemente, creando los puestos de trabajo necesarios para cada uno de ellos.
No quisiéramos que en este momento tan crucial de la nueva estructuración bibliotecaria se ignorara, una vez más, la labor pionera de formación de profesionales que, desde 1915. ha realizado la antigua Escola Superior cle Bibliotecáries, hoy Escuela de Bibliología. Deseamos sinceramente poder colaborar con todos: Dirección General, facultativos y ayudantes de Bibliotecas y Archivos, y muy especialmente, con los decumentalistas de Madrid y los bibliotecarios de Pamplona, para que entre todos consigamos que muy pronto nuestra profesión exista oficialmente en España y sea tratada con la dignidad y respeto que merece en todos los países civilizados.
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