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Movilización de grafólogos, psicoanalistas y médicos

Juan Arias

La clase política italiana ha movilizado, para analizar la carta de Moro, lo mejor de la ciencia grafológica, psiquiátrica, médica y psicoanalítica. Si, en efecto, Aldo Moro hubiese escrito esa carta con un mínimo de libertad y lucidez y fuese toda suya, habría dado un horrible ejemplo de debilidad moral que sería su muerte política.

El atento análisis de la carta ha llevado a dos conclusiones que pueden darse por ciertas: la carta es auténtica, es de Moro y ha sido escrita en estado de una cierta lucidez. Pero no es toda suya. Algunos pasajes, los más humillantes, no son suyos. Los ha escrito bajo dictado, pero aun estos pasajes, según Francesco Pesce, psicografólogo, experto del Tribunal de Roma, Moro ha querido mandar un mensaje, porque precisamente estas frases están escritas con una grafía especial como para advertir al grafólogo que aquellas frases no habían sido escritas en libertad.

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También Mario Sossi, el juez genovés que fue el primer preso de las Brigadas Rojas juzgado por un «tribunal del pueblo», confirma en una entrevista publicada ayer que a él nunca le drogaron antes de escribir los mensajes, pero que no hacía falta porque «las circunstancias psicológicas en las cuales se halla un preso de las Brigadas Rojas son espantosas, peores de las de un condenado a muerte».

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