A propósito de la supresión de la censura cinematográfica
Un decreto para la superación de la censura cinematográfica estaría a punto de ser aprobado, según ha sabido la agencia Cifra de fuentes cinematográficas. El subdirector general de Cinematografía, Marciano de Lafuente, por su parte, confirmó al citado medio que el ministro de Cultura, Pío Cabanillas, tiene en su poder un proyecto de decreto sobre regulación de la censura que supone la liquidación del actual sistema de Junta de Censura.La nueva normativa convierte dicha Junta de Censura en un mero departamento de calificación de filmes, según las edades de los espectadores que pueden visionarlos. Con la promulgación de esta norma legal, precisó el señor De Lafuente, podrán exhibirse en España todas las películas que se encuentran pendientes de aprobación por parte de la censura, incluidas El ultimo tango y Emmanuell, ya que el techo del decreto es el de la pornografía en la acepción internacional del término.
Las actuales normas de censura -denunciadas con constancia por todos los profesionales del medio- eran lo suficientemente abstractas y retóricas como para que su interpretación dependiera en todo momento de criterios extracinematográficos. Películas como Cría cuervos, por ejemplo, estuvieron prohibidas durante siete meses por razones difícilmente explicables. Para prohibir como se hizo, aunque por poco tiempo, una película como Pantaleón y las visitadoras se alegó una posible desestabilización de las relaciones internacionales de España. Dos ejemplos que sirven perfectamente para explicar los criterios absolutamente irracionales que se han mantenido hasta la fecha. Ahora, y a través de la agencia Cifra, el inamovible subdirector general de Cinematografía comenta el aggiornamento censorial que se va a producir de la mano de quienes encabezaron la época irracional (el señor De Lafuente ha sido, es, y probablemente será, el responsable directo de las decisiones administrativas en materia de censura, pese a que ocupe una subdirección general). La censura en nuestra cinematografía no sólo funciona en niveles exclusivamente morales o políticos. Existe, y muy arraigada, una discriminación económico- ideológica que hace las veces de censura. El último dato de dicho comportamiento lo ofrece la decisión de la Junta de Calificación y Apreciación de Películas de retirar todas las subvenciones al filme Caudillo, de Basilio Martín Patino. En oficio de 5 de agosto se comunica a la empresa productora de la película que: « Examinada por esta Dirección General, con fecha 28 de junio pasado, la película española de largo metraje titulada Caudillo, producida por Reta, SA, a los efectos de los beneficios de protección económica que determinan las disposiciones vigentes, este centro directivo ha resuelto privar a la misma de tales beneficios, en aplicación del artículo segundo de la OM de 12 de marzo de 1971»
Hay que añadir que las subvenciones económicas habituales suelen ser de un 15 % de la recaudación en taquilla, además de los puntos que la mencionada Junta considere oportuno conceder a un determinado filme, en atención a su calidad, y que, naturalmente, son traducibles en pesetas (700.000 por cada punto concedido), detalles todos ellos de enorme importancia para la amortización de un filme. El artículo segundo, al que hace referencia la resolución administrativa, señala que: «Unicamente podrán acogerse a los beneficios establecidos en esta disposición las películas con formato de 35 milímetros o superior. Se excluirán las películas realizadas con material de archivo en un porcentaje superior al 70 % o que en la misma proporción se limiten a reproducir espectáculos teatrales o de otra naturaleza, salvo decisión expresa en contrario de la Dirección General de Cinematografía, en atención a sus valores temáticos o artísticos.» Parece, pues, evidente que la Dirección General considera que Caudillo no reúne las condiciones suficientes, ni temáticas, ni artísticas, para gozar de los mismos derechos que la inmensa mayoría de las producciones nacionales (que sepamos, sólo otra película, El transexual, ha tenido la misma descalificación administrativa).
En resumen, la desaparición de unas normas de censura que permitían al cacique de turno disponer del visto bueno administrativo a su libre albedrío es algo que resulta gozoso para cualquier ciudadano. Quizá la medida pudiera ser completada con una reestructuración interna de la Dirección General de Cinematografía, en la que se efiminaran los reductos de una etapa histórica que ya pasó. Este país puede pasar de una dictadura a una democracia, pero no tiene que ser necesariamente con las mismas personas.
Babelia
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