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Gran Bretaña, más cautelosa que USA frente a los contestatarios del Este

Juan Cruz

Las declaraciones del ministro de Relaciones Exteriores británico, David Owen, acerca de la necesidad de implementar el acuerdo de Helsinki sobre los derechos humanos se han relacionado en Gran Bretaña con los esfuerzos que hace la nueva administración norteamericana, por darle a su acción internacional un contenido moral. Sin embargo, revelan ciertas diferencias respecto de la táctica seguida por Jimmy Carter en este asunto. «Nosotros -dijo Owen- tenemos que conseguir un equilibro entre lo que es lo moral y lo que nos permite hacer la realidad» para defender los derechos humanos.

La referencia de David Owen a la cautela que han de mostrar los gobiernos a la hora de denunciar violaciones del acuerdo de Helsinki parece una indicación de que Gran Bretaña va a seguir manifestándose en contra del trato que se le dispensa a los disidentes políticos en los países del Este, pero, por ejemplo, no va a protagonizar gestos como el de Carter al enviarle, una carta de apoyo a Sajarov o al recibir a Bukosvki en la Casa Blanca.En Gran Bretaña hay una notoria preocupación por la situación de los disidentes del Este. Es obvia en la prensa diaria y en la actitud de los intelectuales más destacados. Tom Stoppard, el autor teatral más importante del Reino Unido en este momento, publicó hace una semana un completo recuento de la situación de los disidentes políticos. Junto con Stoppard, otros escritores británicos han creado organizaciones que defienden a tales disidentes. Estas actividades han sido expresamente elogiadas por Owen.

Estrategia común con la Casa Blanca

Por otra parte en Gran Bretaña se tiene la impresión de que el encuentro Carter-Callaghan, el próximo jueves, al que asistirá también el doctor Owen, permitirá a ambos líderes del bloqueoccidental comprobar el estado actual de los acuerdos de Helsinki y decidir una estrategia común a seguir, en la conferencia de Belgrado, el próximo verano. Sin esa comprobación -de la que ha hablado el propio David Owen- no podrá haber planes para el futuro ni será posible una ulterior cooperación Este-Oeste. Para Owen, una conferencia de Belgrado en la que occidente no hable «con franqueza» de lo que viene ocurriendo en el bloque del Este supondría «una infructuosa discusión».Es muy probable que la estrategia que se decida en Washington esté más en la línea señalada por el ministro británico que en la que actualmente sigue la Administración Carter. De todos modos, Owen no ha querido que su advertencia se interprete como excesivamente cautelosa y ha indicado que «la preocupación por los derechos del hombre no debe entenderse en los países comunistas como una táctica desviacionista de occidente sino como una parte esencial de la política exterior de las democracias occidentales». En este punto el político británico coincide plenamente con sus interlocutores de la próxima semana en Washington.

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