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Asesinado en el ex ministro chileno Letelier

Un nuevo asesinato político contra un destacado miembro de la oposición chilena en el exilio se produjo ayer en Washington, cuando el coche en que viajaba Orlando Letelier fue destrozado por un artefacto explosivo. Letelier murió en el acto, al igual que una de las personas que viajaban con él en su automóvil, mientras que una tercera persona resultó gravemente herida.

Orlando Letelier, de cuarenta y cuatro años, ocupó el cargo de mi-. nistro de Asuntos Exteriores y de ministro de Defensa con el Gobierno constitucional de Salvador Allende. Letelier también ocupó la embajada chilena en Washington durante los dos últimos años del Gobierno de la Unidad Popular.En la actualidad vivía en Washington, donde dirigía el «Transnational Institute», una división del Instituto de Estudios Políticos. Hace una semana, el Gobierno militar chileno anunció que retiraba la nacionalidad chilena a Letelier, bajo la acusación de haber «interferido el apoyo financiero a Chile».

«Nací chileno y moriré chileno»

Al enterarse de la noticia, Letelier dijo, parafraseando a la actriz griega Melina Mercouri, que sufrió igual medida por parte de la dictadura de los coroneles: «Nací chileno y moriré chileno. Ellos nacieron fascistas y morirán fascistas».El atentado se produjo a las 9.40 de la mañana, hora local, cuando el automóvil, un viejo modelo de color azul, conducido por el propio Letelier, circulaba por el Sheridan Cirele, muy cerca de la embajada chilena en Washington. Testigos presenciales describieron la explosión como «terrorífica». Fragmentos de metal se esparcieron por toda la calle y el automóvil, ya sin dirección, continuó avanzando hasta estrellarse contra otro vehículo estacionado en las cercanías.

Letelier murió instantáneamente, así como Ronnie Karpen Moffitt, una colaboradora suya en el Instituto de Estudios Políticos, de veinticinco años de edad. El marido de ésta, Michael Moflitt, quedó gravemente herido. Al parecer, el matrimonio Mofflitt viajaba en el automóvil de Letelier porque se les había estropeado el suyo.

Los primeros indicios parecen atribuir la explosión a una bomba de efecto retardado colocada en el coche del exiliado chileno, pero se ignora si el artefacto hizo explosión por un mecanismo de relojería o si fue activado por radio.

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Orlando Letelier se encontraba en Chile cuando, hace ahora tres años, se produjo el golpe militar que derrocó al Gobierno constitucional de Salvador Allende. Fue detenido y estuvo en la cárcel-cerca de un año, hasta que la Junta Militar, presionada en parte por el secretario de Estado norteamericano, Henry Kissinger, le puso en libertad y pudo exifiarse a Estados Unidos, donde desarrolló una campaña para conseguir que el Congreso suspendiera la ayuda militar y económica a Chile, alegando las constantes violaciones de los derechos humanosque tienen lugar bajo la dictadura de Pinochet.

La noticia del asesinato del antifascista chileno causó un gran impacto en el Congreso. El senador James Abourezk, de Dakota del Sur, dijo que «la, tiranía de la dictadura chilena ha llegado hasta

Estados Unidos». En la Cámara de Representantes se aprobó una Tesolución en la que se condena el «brutal asesinato» de Letelier y se invita a las autoridades federales a que abran inmediatamente una investigación sobre el atentado.

En septiembre de 1974, el general Prats, otro destacado oponente de la dictadura militar chilena, fue asesinado en Buenos Aires. Un año después, en octubre de 1975, el senador Bernardo Leighton sufrió un atentado en Roma que estuvo a punto de costarle la vida. Ambos atentados fueron atribuidos en los medios periodísticos a la policia política del régimen de Pinochet.

Pocas horas después del asesinato de Letelier, se celebró una rueda d e prensa en el Instituto de Estudios Políticos de Washington. La conferencia se retrasó cerca de una hora a consecuencia de una llamada telefónica, en la que se anunció la existencia de un explosivo. La policía examino el local sin encontrar ningún artefacto.

Un miembro de la directiva del instituto, Richard Bernet, manifestó que el Gobierno militar chileno tenía «directa responsabilidad en el asesinato » y calificó a Letelier como un «símbolo del Chile libre y democrático».

El Consejo de Asuntos Flemisféricos, una organización independiente que se dedica a las relaciones entre Estados Unidos y Latinoamérica, atribuyó el atentado, que relacionó con los de Prats y Leiton, a la Dina, la policía política chilena, que según el consejo tiene agentes en Estados Unidos, con base en la embajada chilena en Washington.

Letelier había recibido amenazas de muerte en los últirnos días. Según manifestaron algunos colaboradores íntimos, su labor en el instituto de Estudios Políticos se desarrollaba exclusivamente a nivel teórico, y toda su actividad contra el régimen de Pinochet se limitó a intentar conseguir la suspensión de la ayuda económica norteamericana y a unificar a los distintos grupos de la oposición en el exilio.

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