Victoria de los Angeles,
la soprano española mundialmente famosa, está ya en el Chile de Pinochet dispuesta a ofrecer no uno sino dos conciertos. Ya tiene pues Camilo Sexto, que tantos reproches aguantó en su momento por algo parecido, una notable referencia a la que arrimarse cuando le vuelvan a abuchear por ahí. La sombra de Víctor Jara, ametrallado con una guitarra en las manos, planea inevitablemente sobre la noticia. Los artistas, algunos artistas, por lo visto, tienen la sensibilidad propia de la profesión extrañamente compartimentada. En fin, doña Victoria, con su Pinochet se lo coma.
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