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El Freddy Krueger de esta generación comenzó como un payaso asesino y violento al que nadie quería

‘Terrifier 3′ es uno de los hitos del terror del año al multiplicar por 30 su presupuesto en taquilla, gracias a la sangre, las vísceras y el humor

El payaso Art en una imagen de 'Terrifier 3'.Vídeo: Selectavision
Eneko Ruiz Jiménez

En una de las secuencias más desagradables de la primera parte de la saga Terrifier (2016), el payaso asesino protagonista de la película corta por la mitad a una de sus víctimas —a la que tiene colgada por los pies— con un serrucho. Este nuevo icono del terror, llamado Art el Payaso, repasa con la punta cortante desde la ingle hasta la cabeza. Mientras las vísceras caen al suelo, la imagen se alarga un minuto. En ese punto, el cuerpo de la mujer desnuda, por fin, se rebana en dos. Todo rodado sin efectos especiales, solo protésicos y maquillaje. La crítica la despellejó, claro, pero era lo que menos importaba.

La tercera parte de la saga Terrifier llega este viernes a los cines españoles con aire navideño (pese a Halloween), y promete a los amantes del terror más sangre, aunque también muchas risas. Esos son los ingredientes que han convertido a la saga del nuevo Freddy Krueger no solo en fenómeno de culto, sino también en una de las empresas más beneficiosas del cine actual, un evento llamado a compartirse en salas y con amigos. Esta segunda secuela ha costado apenas dos millones de euros, pero supera ya casi los 60 en taquilla. Sus beneficios van a multiplicar por 30 su presupuesto, e incluso está a un paso de superar en EE UU la recaudación de una superproducción como Joker: Folie à deux, otra payasada que costó, para dolor de cabeza de Warner, casi 200 millones más. Y eso que todo comenzó con un cortometraje rodado sin medios, una primera entrega en forma de largometraje que salió de milagro, y una segunda pagada por 1.230 fervientes seguidores.

El éxito se ha cocido a fuego lento. La primera aparición de Art data de 2008, en el cortometraje El noveno círculo. Allí, el director Damien Leone lo presentó como terrorífico secundario de una historia de sectas satánicas sobrenaturales, pero no fue hasta 2011 cuando el payaso protagonizó un corto, titulado Terrifier, convertido ya en un asesino despiadado que perseguía a jovencitas. La historia era la del clásico slasher; se había visto mil veces. Pero lo apostaba todo al carisma de su psicópata. La idea, según su director, era crear un personaje “amenazador y gracioso” e ir haciéndolo progresivamente más agresivo. Un opuesto al payaso de It, con armas, calvo y en blanco y negro. Jesse Baget fue el primer productor en ver una oportunidad en lo macabro, y encargó a Leone unir sus cortos, que habían triunfado en los bajos fondos de Youtube, en una antología cinematográfica: La víspera de Halloween, estrenada en 2013 y retitulada hoy Terrifier: el origen. Aunque su popularidad todavía tardó en explotar.

Imagen de 'Terrifier 2'.
Imagen de 'Terrifier 2'.Selectavision

Tanto es así que, cuando Leone se dispuso a rodar la primera película protagonizada íntegramente por el payaso con la ayuda del micromecenazgo digital, solo alcanzó el 29% de los 15.000 dólares que había fijado como objetivo. “Empecé esta campaña porque nadie más que los fans creen en este personaje”, explicaba el director. Tuvo suerte. Otro productor, Phil Falcone, lo vio y decidió financiarla. Al fin y al cabo, solo iba a suponer gastar 50.000 dólares en un filme que buscaría su hueco en la serie b del cine en casa. De este modo, la primera entrega de Terrifier se estrenó en 2016, aunque tampoco llamó demasiado la atención. Pasó por algún festival de terror, y se estrenó limitadamente en salas. Lo que sí lanzaron fue una edición en VHS, apelando al culto que se estaba construyendo a su alrededor. No era la historia más rompedora, pero los fieles comenzaban a juntarse para verla, gritar y contar chistes, entre litros de exagerada sangre y perversión.

Leone volvió a probar suerte con el micromecenazgo para la secuela, con resultados muy distintos. Pedía 50.000 dólares, y 1.230 patrocinadores acabaron pagando 215.127 para completarla, lo que daba para un proyecto con un presupuesto mucho más abultado, si bien a años luz de una superproducción. Esto dejaba claro que el público estaba ahí, y alguien en Hollywood escuchó los cantos de sirena.

Fue la distribuidora Cineverse la que terminó por exprimir la gallina de los huevos de oro más barata de la historia, pese a ni siquiera tener el éxito en salas en mente. “El objetivo era atraer gente a nuestro streaming”, reconocía en el podcast The Town Chris McGurk, jefe de esta productora con 30 plataformas de cine dedicadas a nichos específicos como películas de miedo o producciones católicas. Meses antes, había comprado la web especializada en terror Bloody Disgusting, y ellos dieron la pista: “Buscábamos productos con los que inflar la plataforma y nos dijeron que compráramos Terrifier. La primera fue un fracaso, pero se había convertido en obra de culto. Lo identificaron y vieron que podía ser el próximo Freddy Krueger, pero más violento”, decía.

El payaso Art en una imagen de 'Terrifier 3'.
El payaso Art en una imagen de 'Terrifier 3'.Selectavision

Así empezó una campaña de marketing muy dirigida y que vendía que la gente se desmayaba y vomitaba al verla. El fenómeno viral hizo que, pese a estar poco tiempo en cines en 2022, Terrifier 2 alcanzara 14 millones de euros. El 40% de la audiencia, por cierto, era hispana. Con esos beneficios y una maquinaria independiente detrás, ajena a los estudios, Cineverse podía poner en marcha la tercera parte y alcanzar otra audiencia: “En mi época en los estudios lancé Hannibal, y todo el mundo estaba aterrado por no tener a Jodie Foster, pero nuestra campaña se centró en presentar al protagonista como el James Bond de los asesinos en serie. Esta era la misma estrategia. Más allá de los fans del gore, había que atraer a mujeres… había que convertir a Art en icono. Es un asesino, pero gracioso y cautivador”, argumentaba este empresario, que, con apenas 500.000 dólares, ha utilizado su red de 40 podcasts de terror y true crime para promocionar Terrifier 3. Eso ha incluido ver a Art, inmortalizado por el actor David Howard Thornton, caminando por Nueva York; riéndose del Joker, e incluso apareciendo en el videojuego Call of Duty. Hasta encargaron a la banda metalcore Ice Nine Kills componerle una canción.

La productora ha erigido un negocio redondo, uno que recuerda a fenómenos independientes como las baratísimas Saw y El proyecto de la bruja de Blair: “Tienes que estrenar en salas las películas que sean claramente un evento, una experiencia para la audiencia”, recalcó McGurk. El periódico especializado The Hollywood Reporter, por ejemplo, contaba que había adolescentes que, al tener prohibido entrar a Terrifier 3, estaban comprando entradas del filme de animación Robot salvaje para colarse. Porque era el evento al que acudir y comentar. Además, Cineverse ha vendido a los servicios de streaming de todo el planeta su franquicia, sin tener una gran distribuidora detrás. Este año, en recaudación, solo le hace sombra otro hito del terror independiente: Longlegs. Y tiene la taquilla más grande jamás lograda por un filme sin calificación de edad, motivo por el que las salas estadounidenses suelen evitar proyectar esos títulos.

El payaso Art es todavía joven, pero ya ha muerto y resucitado, se ha vestido de Papá Noel y ha incorporado elementos sobrenaturales a su potencia asesina. Su cuarta entrega está en producción y, aunque Freddy Krueger acabó apareciendo en nueve películas, el director Damien Leone advierte en Variety: “No sé cuántas habrá, pero sí sé que tengo un final en mente y será épico”. Habrá escenas desagradables para rato.

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Eneko Ruiz Jiménez
Se ha pasado años capeando fuegos en el equipo de redes sociales de EL PAÍS y ahora se dedica a hablar de cine, series, cómics y lo que se le ponga por medio desde la sección de Cultura. No sabe montar en bicicleta.
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