Magaluf se inunda de libros para olvidarse del turismo beodo
La localidad mallorquina celebra la cuarta edición de su festival literario para acercar el placer de la lectura a nuevos públicos a través de novedosas propuestas
“¡Qué maja es!”. Ana es una de las docenas de jóvenes, sobre todo chicas, que están haciendo cola a las diez de la noche a las puertas de un hotel para que la escritora de novela romántica Elísabet Benavent les firme sus libros. La autora valenciana, que ha cumplido una década en la literatura, lleva vendidos cerca de cinco millones de ejemplares. A unos metros de la mesa alta en que Benavent dedica a sus fans sus títulos (Esnob, El arte de engañar al karma...), cerca de 400 personas escuchan la actuación de la poeta Elvira Sastre, que durante casi una hora recita sus poemas acompañada de dos músicos (”Tus huesos que chocan como placas tectónicas y la tierra que empieza de nuevo”). Aunque pueda parecer un oxímoron, la literatura ha inundado Magaluf, sí, esa localidad de la isla de Mallorca que cuelga con el sambenito del turismo de exceso de alcohol y gamberrismo (principalmente, ingleses). Sin embargo, el Festival de Literatura Expandida de Magaluf (FLEM), “quiere darle la vuelta a esa imagen, acercando los libros a nuevos públicos”, dice su codirector, Miquel Ferrer.
Este festival, que se celebra hasta el domingo, 6 de octubre, cumple su cuarta edición y ha vendido para su variopinto programa casi 9.000 entradas, ”6.000 de ellas en las tres primeras horas en que se pusieron a la venta”, subraya Ferrer, que junto a Edi Pons, ambos de la librería Rata Corner, de Palma, llevan las riendas del FLEM. El certamen lo organiza la compañía Meliá Hotels International (que invitó a este periodista), bajo su marca Innside by Meliá, cuenta con un presupuesto de unos 150.000 euros y se celebra en uno de los hoteles de esta firma en Magaluf.
En la inauguración, el jueves por la noche, se contó con un pequeño concierto del iconoclasta músico Niño de Elche, quien con su voz y la guitarra repasó varios temas en los que, en sintonía con el festival, mostró su estilo de fusión, en el que se desliza del cante jondo al blues, pasando por los versos de Ernesto Cardenal: “Mi canto se secará un día como se secan las flores”.
Antes de la actuación del ilicitano, hablaron las autoridades políticas que auspician el FLEM, como el Gobierno de las Islas Baleares y el Ayuntamiento de Calviá. El conseller insular de Turismo en Mallorca, Marcial Rodríguez, destacó que el festival es un ejemplo de que “un destino turístico puede reinventarse”. Mientras que Alberto Lalinde, managing director Balearic & Canary Islands de Meliá, señaló, tras recordar que en las tres ediciones anteriores hubo unos 15.000 asistentes, que Magaluf “es un lugar turístico que ha sufrido mucho” por esos visitantes devotos del alcohol, y que el FLEM es una oportunidad para “que deje de ser noticia por lo negativo”.
Así es. No hay más que echar un vistazo a las informaciones publicadas en este periódico, por ejemplo, sobre esta localidad con playa de arena fina y unos 5.200 habitantes: balconing, redadas, peleas... Por ello, hace más de una década, el grupo Meliá comenzó la reconversión de la zona y de sus propios establecimientos hoteleros con una inversión de 250 millones de euros, según la propia compañía.
El hotel que alberga el FLEM, el Innside Calviá Beach, ha preparado dos escenarios en la plaza que lo rodea para las conversaciones entre los autores invitados, “el plato fuerte del festival, pero no son para que vengan solo a hablar de un libro, lo que queremos es que sean espontáneos y se muestren de otra forma”, indica Ferrer. También son los espacios para conciertos y las emisiones en directo de podcasts; hay además un puesto de venta de libros y de productos de recuerdo, bolsas, tazas, camisetas, gorras...
En el interior del hotel se han dispuesto varias habitaciones que la organización ha llamado “Secret rooms” (habitaciones secretas), en las que diferentes artistas muestran sus intervenciones, como los bordados de Srta. Lylo. Mientras, en la cercana piscina pincha un DJ. En otra de las habitaciones secretas te pueden hacer un tatuaje, tradición en Magaluf, de la mano de Nil Marqués.
Ferrer cuenta que el FLEM se caracteriza por traer un cartel de escritores heterogéneos, “lo que es arriesgado”. El viernes por la tarde conversaron la escritora y académica de la RAE Carme Riera (”que aunque es de Palma, va a dormir por primera vez en Magaluf”) y Manuel Vilas; más tono de comicidad le dieron a su encuentro Xavi Daura y Ricardo Moya. “Pero todos vienen con actitud desenfadada y con ganas de divertirse. Los primeros que se merecen un festival así son los vecinos de Magaluf, pero uno de los objetivos es que vengan los mallorquines que normalmente no lo hacen”.
Este evento busca, por otro lado, no convertirse en una burbuja rodeada de carteles de “Supermarket” y de las terrazas en las que se ve a turistas bebiendo sin camiseta, colorados como cangrejos y atentos al enésimo partido de fútbol por televisión. Por ello se organizan rutas, como una por el área biológica La Marina de Magaluf, “donde hay cinco especies de flora endémicas”, apunta el director del FLEM.
Flores aparte, la cabeza de cartel de este año es la periodista y escritora inglesa Dolly Anderton, que publicó en 2018 el superventas Todo lo que sé sobre el amor (más de un millón de ejemplares). Sin embargo, algunas de sus fans confiesan que su nuevo libro, Todo final es un comienzo, les ha gustado menos porque cuenta una ruptura sentimental, “pero desde el punto de vista de un hombre”, algo que sucede por primera vez en sus tramas.
La también escritora londinense Sheena Patel es otro de los atractivos de esta edición. Su primera novela, Soy fan (Alpha Decay, 2022), también fue un éxito y recibió los halagos de la crítica de su país por esta obra sobre una treintañera que intenta sobrevivir en un mundo asfixiante y que además es víctima de una relación tóxica.
Por el FLEM también pasarán los escritores Juan Tallón, Sergio del Molino, Remedios Zafra, Carla Nyman y el trío Carmen Mola (formado por Jorge Díaz, Agustín Martínez y Antonio Mercero), las ilustradoras Flavita Banana y Moderna de Pueblo o las periodistas Noelia Ramírez y Begoña Gómez con su podcast Amiga date cuenta. Todo sea para que el exceso de alcohol no sea el protagonista de Magaluf, bastará con lo que decía el novelista Robert Louis Stevenson: “El vino es poesía embotellada”.
Babelia
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