Las múltiples facetas del ‘Guernica’: de icono de los exiliados a guardián de la democracia
Guillermo Logar dirige un corto documental que relata la llegada del lienzo más político de Picasso a la España de la Transición
La fotoperiodista Marisa Flórez recuerda la euforia colectiva de la llegada del Guernica a España. Rememora cómo la Guardia Civil lo custodió con metralletas en el Casón del Buen Retiro, detrás de un cristal antibalas, y las colas interminables para echarle una ojeada. Era la primera vez que el cuadro se exponía en un museo en el país. Añade: “Era una imagen impactante”. El testimonio de Flórez es uno de los varios que componen el corto documental Guernica: el último exiliado, disponible en Filmin. En él, el director y guionista Guillermo Logar (35 años, Madrid) cuenta lo que supuso la llegada del cuadro más político de Picasso a España en 1981, cuando una incipiente democracia daba sus primeros pasos: “Tuvo un valor simbólico tremendo. Para mí, su llegada es la constatación de ese primer proceso de la Transición”.
El director del documental explica que, a pesar de lo que asumen automáticamente los españoles, no fue un regreso, sino la primera llegada del Guernica a suelo español. Picasso lo pintó en 1937, por encargo de la República española, cuando estaba en París, y tras ser exhibido en varias exposiciones universales, se refugió en el MoMA de Nueva York. “Era un cuadro que el franquismo intuyó muy peligroso y que era impensable traer durante la dictadura, a pesar de que su autor fuera el artista español más reconocido mundialmente”, aclara Logar.
Esa imposibilidad política se suma a la del ámbito jurídico-legal, ya que el genio malagueño había legado el cuadro en un principio a una República española, aunque más tarde lo cambió —por influencia de su amigo José Luis Galicia, según la entrevista que concedió a EL PAÍS el pasado octubre—, para que lo heredara un “Estado democrático”. Javier Tussell, entonces encargado de las negociaciones con la familia del pintor, y su equipo también tuvieron que probar que el cuadro había sido pagado, y que, por ende, pertenecía a España.
La hija de Tussel, Genoveva, cuenta que cuando se produjo el golpe de Estado del 23-F, el personal del Ministerio de Cultura se llevó las manos a la cabeza: “Pensaron que habían perdido definitivamente la obra. Lejos de eso, el efecto fue justamente el contrario”. Álvaro Martínez Novillo, subdirector general de Artes Plásticas en ese momento, relata en el documental el viaje que hicieron a Nueva York para recuperar el cuadro y el alivio que sintieron una vez supieron que el lienzo se encontraba en la bodega del avión que lo llevaría a España.
Los entrevistados en el corto argumentan que el significado del Guernica ha mutado a lo largo de los años. En 1937 era una obra que los exiliados tomaron como icono de los españoles que tuvieron que dejar su tierra, pero que a la vez sirvió de preludio de lo que ocurriría en Europa durante la Segunda Guerra Mundial. Logar coincide en que su función ha ido cambiando: “En el 81 tenía para España ese elemento de novedad. Cuarenta años después podría haberse convertido en una postal y haber perdido el mensaje político, y sin embargo, ahí está para denunciar la invasión de Ucrania a manos de Rusia”. En un momento del metraje, los grabados de Los desastres de la Guerra, de Francisco de Goya, se cuelan entre los testimonios para mostrar “la continuidad entre la obra de uno y de otro”. “Aunque sean estilos y formatos completamente distintos, están hablando de lo mismo”, apunta el documentalista.
El exdirector del Museo Reina Sofía, Manuel Borja-Villel, afirma que la historia del Guernica es la historia de las guerras culturales, y el cineasta concuerda: “La extrema derecha en este país siente algo adverso todavía en el cuadro y la obra de Picasso, con lo cual eso quiere decir que hoy significa todavía algo muy importante. El mensaje principal de la obra sigue vigente: es una crítica a las guerras y al fascismo”.
Con ello el documentalista hace referencia al episodio de abril de 2022 en el Congreso, cuando apenas tres meses después del comienzo de la guerra en Ucrania, Volodímir Zelenski evocó la destrucción de la ciudad vasca para ilustrar a los españoles sobre lo que están padeciendo ahora las ciudades de su país bajo las bombas rusas. El líder de Vox, Santiago Abascal, reprochó al presidente ucranio que, en lugar de apelar a una masacre cometida por nazis y fascistas, no eligiese la perpetrada por milicianos izquierdistas en Paracuellos del Jarama, también en la Guerra Civil. Añadió que Zelenski no conocía bien la historia española.
Logar opina que el momento en el que el cuadro deja de estar vigilado por hombres armados y se instala definitivamente en el Reina Sofía marca el inicio de la democracia española. ¿Es el Guernica el guardián de este sistema? ¿Qué pasaría si saliera de España? El director contesta: “Creo que es importante que siga aquí y que sería un problema grave si no estuviera; o sea, significaría que en España habría otro tipo de régimen”.
Babelia
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