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CONVERSACIONES A LA CONTRA

Marta Jiménez Serrano: “En una pareja, el deseo de acostarse con otra persona ya importa tanto como la consumación”

La escritora madrileña, una notable voz narrativa de una nueva generación, publica el libro de relatos ‘No todo el mundo’, donde el amor lo atraviesa todo

Marta Jiménez Serrano en la zona del Café Pavón, en Madrid.
Marta Jiménez Serrano en la zona del Café Pavón, en Madrid.Luis Sevillano
Fernando Navarro

Es una mañana soleada y Marta Jiménez Serrano (Madrid, 1990) está esperando sentada en uno de los grandes ventanales fuera del Café Pavón. Parece uno de los personajes de su libro de relatos No todo el mundo (Sexto Piso). Alguien que espera y piensa en la vida imperfecta a través de calles transitadas por seres de corazones rotos o enamorados, tristes o alegres, solteros o en pareja. Alguien que vive el amor, o quiere vivirlo, y piensa en sus consecuencias, no siempre buenas. Esta escritora madrileña, que despuntó como una notable voz narrativa con su novela Los nombres propios, nació en el barrio de Prosperidad, aunque lleva muchos años viviendo en La Latina. Dice que la historia más real de todas las que ha escrito es su historia con Madrid.

Pregunta. El amor atraviesa los 14 relatos de No todo el mundo. ¿Escribir del amor era un fin para este libro?

Respuesta. Casi más que del amor, estaba pensando sobre los roles de género y el papel de la mujer. Me di cuenta de que era muy interesante poner eso en jaque con el amor. Creo que es ahí donde más cuesta lidiar con los roles de género que nos vienen pesando históricamente. En otras situaciones es más fácil aspirar a determinadas simetrías. En las relaciones de pareja, toda la teoría se nos revienta. Me parecía muy interesante cruzar esos dos temas.

P. En el relato Tenemos que dejarlo, escribe: “Acaso el amor sea la capacidad de que la conversación siga siendo siempre interesante”.

R. Hay una pregunta reiterada en el libro: “¿En qué consisten las relaciones?”. Estamos en un momento histórico en el que no tienen por qué unirte los hijos o el patrimonio. La pareja no tiene por qué estar atravesada por ninguna de las dos cosas. Entonces, para qué. Una de las respuestas es que la conversación siga siendo interesante. Y que la compañía sea fructífera.

P. Sin embargo, el desamor en ese relato está relacionado con el vacío, una especie de fin de los temas de conversación. El vacío surge en más de una ocasión como cuando no se quieren dejar baldas de un armario vacías para no pensar en el fin de ese amor.

R. Es un poco lo que ocurre. Cuando llega el amor, te apabulla y te llena y no tienes tiempo para nada más que para el amor. Ni quedas con los amigos. Cuando se va, se queda un vacío muy grande. Genera también una reflexión sobre lo que ha pasado. Te preguntas: “¿Tanto tiempo y tanto espacio físico ocupaba esa persona?”. En ese sentido, los armarios y los muebles de Ikea que hay que revender me han dado mucho juego.

P. En el mismo relato, escribe: “Una tarde le dice a Javi la frase de defunción de cualquier pareja: cuando estamos bien estamos muy bien”.

R. Muchísimas veces no se ven venir las defunciones. Cuando se habla de desamor, se habla mucho del engaño. Sin embargo, uno de los temas de mi libro es el autoengaño. Es el gran eje del amor. Cuántas veces ves a una pareja y tú desde fuera te das cuenta de que la cosa no marcha, pero ellos no se dan cuenta ni lo pueden reconocer. Creo que hablamos mucho de que en una pareja hay que ser sincero con el otro, pero para eso hay que ser sincero primero con uno mismo.

P. En este sentido, otra cita que se incluye al final del libro. La de André Green: “El aferramiento es lo contrario al vínculo”.

R. Forzamos muchísimo en las relaciones. Tenemos esta cronología pautada de lo que tiene que pasar en cada momento de la vida y está muy bien desafiarla. El libro tiene el relato de una viuda que se enamora. En realidad, te puedes enamorar en cualquier momento. Tenemos pautado cuándo nos tenemos que enamorar y comprometer. Pasa mucho lo siguiente: en verdad, no te enamoras, te quieres sentir enamorada porque ya toca y te agarras a eso.

P. A veces, el otro está esperando que la pareja cubra sus carencias. En el relato Clamorosa y frenético, escribe: “No se le puede pedir a alguien lo que es incapaz de dar… o lo que no le sale del alma”.

R. Totalmente. Le pedimos demasiado al amor. Tiene que tener estabilidad, pasión, nervios, tranquilidad, confianza, emoción… Y no se trata de llegar a alguien para que solucione tu percal. Todos llegamos a alguien con un bagaje y carencias afectivas y lo honesto es identificar qué puedes dar y qué no y jugar con esas cartas. No pedirle al otro lo que tú no estás dispuesto a dar.

P. Entonces, ¿qué distingue al amor del enamoramiento?

R. Aquí tengo la respuesta básica. El enamoramiento es la emoción inicial y el amor es más allá de eso. Hay una complementación mayor y la cosa se puede consolidar en algo más.

P. Hay gente enganchada al enamoramiento más que al amor. Es decir, enganchada a la novedad más que a la consolidación.

R. Por supuesto. La ficción ha idealizado el enamoramiento porque está lleno de ansiedad, de nervios, de saber qué quiere decir con ese mensaje que me manda… Es mucho más fácil vivir muchas primeras veces que atravesar el umbral. Una vez que te has ido de viaje con esa persona, que has ido a unas fiestas con ella y os habéis drogado juntos, te surge la pregunta: “¿Y ahora qué hacemos?”. Mucha gente no la quiere ni contestar.

P. Resolver esa pregunta es de algún modo intentar crear equipo. ¿Es la pareja convertir la relación en la mejor sociedad posible?

R. El amor va cambiando todo el rato. Cada momento tiene su cambio y supongo que, después de superar el enamoramiento, la pareja tiene que convertirse en un equipo. Una vez más, intentando responder a esa pregunta de qué queda tras el enamoramiento, pues lo que habría que decir es que queda un proyecto en común. Lo que pasa que ese proyecto en común en la sociedad de hoy puede ser muy variado. Antes siempre pasaba con formar una familia y ahora, en cambio, veo parejas a mi alrededor con muchos proyectos posibles.

La escritora Marta Jiménez Serrano.
La escritora Marta Jiménez Serrano.Luis Sevillano

P. Hablando de proyectos posibles, se habla de precariedad en más de un relato, como en La Virgen de la Macarena. Escribe de cómo afecta el dinero a las relaciones sentimentales. ¿Se puede mantener una relación sana cuando hay bastante desigualdad en la pareja?

R. Es muchísimo más difícil. A mí me interesaba hablar de dinero porque creo que el dinero es un tema fundamental en la pareja. Ninguna comedia romántica te presenta ninguna discusión en cómo gastar el dinero. Una pareja se tiene que poner de acuerdo en eso. Quería romper la historia ideal de que el amor todo lo puede, aunque cada uno venga de un mundo muy distinto. No es verdad.

P. En la película Todo a la vez en todas partes, uno de los personajes dice a la pareja: “Quiero pagar impuestos contigo”.

R. La logística está dentro de las relaciones. Las ficciones siempre la dejaron fuera, pero la modernidad la está trayendo de vuelta. Meterse en una hipoteca es un acto de amor mayor que todas las frases cursis y situaciones románticas que nos hemos tragado.

P. Recuerda a la canción de Deluxe, Historia Universal, cuyo estribillo dice: “El amor no es lo que piensas”.

R. Exacto. Nos hemos tragado el discurso de que el amor lo va a solucionar todo. Es otra de las actitudes que tenemos a veces con el amor: pensamos que, al llegar, lo demás irá bien. Y no. Simplemente, te están fallando otras cosas y encontrar pareja no es que la vida te vaya a ir genial.

P. Otra de las cuestiones que se tratan en el libro es el sexo. ¿Cree que sigue determinando la infidelidad?

R. Está cambiando. Venimos de una sociedad en la que el sexo era tabú. Es culpa de la sociedad católica que somos. Se ha convertido un poco en la piedra de toque de las relaciones cuando, en realidad, hay otras muchas cosas. En los nuevos modelos de pareja que se plantean, todo el rato estamos planteando si hay exclusividad sexual o no. Y, a decir verdad, hay otros muchos parámetros en la relación, como lo generoso que eres con tu tiempo. Me importaba hablar de eso, de cómo llevas todo el día mensajeándote con esa chica, pero sientes que hasta que no te acuestes con ella no tendrás que decirle nada a tu novia. Todavía le damos al sexo una consideración que no tiene porque ser así. La vulnerabilidad de la pareja puede ser por otras cosas.

P. En el relato Tenemos que dejarlo, Eloisa todavía no se ha acostado con Rafael, pero, usted escribe, “lo haría con los ojos cerrados y con eso basta”. ¿En el momento en el que se desea con los ojos cerrados a otra persona puede ser el principio del fin de una relación?

R. Si tienes más ganas de acostarte con otra persona que con tu pareja, qué más da que lo hagas el día antes de dejarlo o el día después. En una pareja, el deseo de acostarse con otra persona ya importa tanto como la consumación.

P. ¿Y qué peso tienen las redes sociales? Tinder es la gran aplicación que también aparece en varios de los relatos.

R. Las redes sociales no paran de fomentar deseo, pero luego lo hastían. Cuando coges Tinder y has pasado 12 caras, ya no sientes nada ni ves nada. Mucha gente me lo ha dicho. Las redes anulan bastante el deseo. También el mundo es más grande ahora que antes por internet. Viajamos más por trabajo, son viajes más rápidos, conocemos a muchísima gente en poco tiempo… En la generación de mis padres, mucha gente se conoció en la carrera. ¿Si hubiera habido Erasmus toda esa gente se hubiera casado? Habría que verlo (risas).

P. Se habla mucho del amor líquido actual, como la misma vida, entre las nuevas generaciones. A sus 33 años, ¿cómo lo ve?

R. Hay mucho deseo de compromiso y estabilidad. El mundo es más líquido y es más difícil encontrar la estabilidad. Cuando cambias de trabajo muchas veces, te mudas mucho, vas a distintas ciudades… todo eso hace que sea mucho más difícil comprometerse. Para dar pasos en una relación se necesita estabilidad.

P. ¿Qué ve más difícil: encontrar a la persona adecuada o romper con una pareja?

R. Es más difícil encontrar a la pareja definitiva (risas). Hablamos de la pareja definitiva. No digo que no pueda existir, pero deberíamos hablar de ella a hechos consumados. Cuando conocemos a alguien, no hace falta decir: “Me quiero morir contigo”. No hace falta proyectar tanto. Romper es difícil, pero es más difícil encontrar a alguien con quien encajar en varios niveles. Además, la soltería es una opción válida que antes no lo era. Por eso, cuesta más encontrar a alguien. La soledad puede ser buena y no a todo el mundo le compensa entrar en una relación. Eso sí, cuando encuentras a alguien, el sentimiento de suerte no te lo quita nadie.

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Sobre la firma

Fernando Navarro
Redactor cultural, especializado en música. Pertenece a El País Semanal y es autor de La Ruta Norteamericana. Ejerce de crítico musical en Cadena Ser. Pasó por Efe, Abc, Ruta 66, Efe Eme y Rolling Stone. Ha escrito los libros Acordes Rotos, Martha, Maneras de vivir y Todo lo que importa sucede en las canciones. Es de Madrid.

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