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CONVERSACIONES A LA CONTRA

Lichis: “C. Tangana me recuerda a muchas cosas de La Cabra Mecánica”

El músico celebra 25 años de ‘Vestidos de domingo’, un álbum con aroma de clásico que publicó con su banda

Lichis posa en The Music Station, el pasado 6 de febrero.
Lichis posa en The Music Station, el pasado 6 de febrero.JUAN BARBOSA
Fernando Navarro

Directo, sin pelos en la lengua, de corazón castizo y amabilísimo, Lichis (Barcelona, 53 años) es uno de los compositores más respetados del pop rock nacional, aunque, como los poetas malditos, transite siempre los callejones secundarios. La Cabra Mecánica fue su gran laboratorio sonoro y ahora celebra 25 años de Vestidos de domingo, un álbum con aroma de clásico que llenó de verbena corazones de todas las generaciones.

Pregunta. Más de dos décadas de este disco. ¿Cuál es el primer recuerdo que le viene de este álbum?

Respuesta. Casi todos los que me llegan están asociados a mi familia. Para ellos, fue algo muy importante. Para mis abuelos y mis padres. Fue la primera experiencia que vieron de que algún trabajo mío alcanzaba cierta notoriedad. También ayudó que el mensaje del disco era muy transversal y partía el tajo por muchas generaciones diferentes.

P. Alguna vez ha contado que iba por Lavapiés con la maqueta del disco y no le salía nada.

R. Así es. En 1997, llevaba muchos años trabajando como bajista y llevando maquetas por los bares. Era parte de mi trabajo. Tocaba muchas horas diarias el bajo, en grupos que me llamaban u otros que montaban, y luego salía con una bolsa llena de maquetas a buscar suerte. Todavía no había móvil.

P. ¿Ayudó a La Cabra Mecánica ser teloneros en una gira de Celtas Cortos en 1999?

R. Fue una ayuda. Lo que pasa que antes de la salida del disco debió pasar algo. Supongo que nos ayudó también que, justo antes de grabar Vestidos de domingo, salió Estopa. Fue un grupo con el que se nos comparaba mucho. Creo que, en ese momento, había un algo en el ambiente de que los tiros tenían que ir por ahí. Se buscaba un producto así. Entonces, de alguna manera, fue como un cazo de agua hirviendo. Burbujeaba la situación. La primera vez que tocamos con Celtas Cortos cantamos Felicidad y vino el técnico de sonido todo entusiasmado con la canción. Habíamos tocado algún timbre.

P. Vestidos de domingo es visto ahora como un clásico. ¿Usted lo considera?

R. Quizá es un disco que se ha vuelto a recolocar en un sitio. Tuvo su momento, pero no del todo. Tuvimos suerte, pero no la gran suerte en mayúsculas. Y eso que muchos piensan que la tuvimos. Quizá por el devenir de la música actual y cómo van los nombres del urban hay cierta imaginería que le da al disco cierta actualidad.

P. ¿Qué pensó al escuchar a C. Tangana como El Madrileño?

R. Sí, me recuerda mucho a cosas de La Cabra Mecánica y Albert Pla. Cuando empezamos, estaba el indie que era totalmente antifolclorista. Era en inglés, además. Luego, estaba el mestizaje entendido solo y exclusivamente como herencia de Mano Negra y Manu Chao. Y estaba el hip hop. El rock estaba un poco en crisis. Nosotros en aquel momento practicábamos algo que ahora está muy de moda y es una de las características del trap: rapear mezclando melodía y recitado. No cantar una parte rapeada. La música urban no es tan nueva. Cosas que se hacen ya se hacían. Cuando escucho a C. Tangana o a otros del trap, quizá sí veo esa forma que teníamos nosotros de contar las cosas, de transmitir el mensaje.

P. Hay un hilo directo e invisible que une a C. Tangana afrontando una canción como Tú me dejaste de querer con La Húngara con La lista de la compra, que cantaba usted con María Jiménez.

R. Sí, sí… yo lo veo incluso en el acento. Cantar con el acento madrileño. Nosotros éramos un emblema de madrileñismo, a pesar de que yo nací en Barcelona pero me crie en Madrid. Incluso me hizo mucha gracia una foto que vi en el disco de C. Tangana. Nosotros teníamos una foto en Vestidos de domingo está como pintada y C. Tangana también la tenía. Habrá habido influencias más buscadas, más casuales… Pero, bueno, lo importante es que La Cabra Mecánica quedó en el subconsciente colectivo y este aniversario del disco ha venido en el momento justo.

Lichis posa en The Music Station, el pasado 6 de febrero.
Lichis posa en The Music Station, el pasado 6 de febrero.JUAN BARBOSA

P. ¿Le hubiese gustado ser incluido en su nómina de colaboradores, como Ketama, Kiko Veneno o Andrés Calamaro?

R. Ufff… No lo sé. No tengo ahora ningún ego. No sé si igual si lo merecería. Hace ya tiempo que no lo pienso. Me hubiera gustado ser reconocido en mi momento. Eso sí. Al Lichis de antes sí le hubiese gustado, al de ahora le da un poco igual. Lo digo con sinceridad. Estoy en otro pedo. El otro día me invitó a cantar Ángel Stanich y me hizo mucha ilusión. Es alguien que me gusta mucho y me dijo de manera muy sincera que algunos de mis discos le habían tocado muy dentro. Lo disfruté en un sentido muy emocional. Lo disfruté porque yo soy muy fan de Stanich. ¿Lo otro? Pues mira yo creo que todas esas cosas son maniobras de marketing, de compañías. Yo no tengo ningún rencor por la industria, pero sé que no soy una de las personas que mola que esté. Lo entiendo y es el papel que me toca jugar. Lo asumo encantado.

P. ¿De donde le venía a usted el corazón verbenero?

R. Siempre he sido de un humor muy negro. Siempre me atrajo mucho la música de Juan Antonio Canta, Patuchas. Es un humor muy andaluz, pero no ese gracioso fácil. Es muy refinado, con mucha mala hostia, muy negro y con un sentido trágico de la vida. Y eso lo tenía La Cabra Mecánica. Lo que me diferencia ahora mismo de lo que hay en lo urbano es que mi manera de comunicarlo tenía que tener cierta vaselina. Tenía que tener humor. Y ahora la gente del trap no lo tiene. Ellos dicen: ‘¿Qué soy machista? Pues cómeme los huevos’. Esa es la actitud que llevan. O de las tías, que es un poco como lo era María Jiménez. Un día le dijeron: ‘Oye, María, que llevas tres whiskys en la ronda de entrevistas’. Y contestó: ‘¿Qué pasa, que tengo que pegar a alguien para tomarme el cuarto?’.

P. Cuando salió Vestidos de domingo, España estaba en el primer Operación Triunfo. ¿Cómo lo recuerda?

R. Ha pasado siempre. Quizá el cuello de la botella se estrechó un poco más. A mí no me afectó tanto. Recuerdo ir a tocar a ciudades donde metíamos más gente que la gente de Operación Triunfo. Lo que sí ha quedado en el recuerdo de la gente es que La Cabra Mecánica fue un grupo muy mainstream. Y no lo fuimos. Todos los discos de Rosendo estuvieron sonando en la radio, todos los de Loquillo y todos los de Amaral. Pongo ejemplos como artistas que sonaron y nadie los recuerda como mainstream. Sin embargo, La Cabra Mecánica no sonábamos. Vestidos de domingo empezó a sonar un año después de ser publicado. Los 40 Principales no quisieron ponernos y cuando lo hicieron pusieron La lista de la compra un lunes y la quitaron un viernes. No pasó ni a candidata a formar parte de las listas. Nosotros tuvimos tirón popular. El engranaje no nos pilló como sí le pasó a Estopa. Para la gente hemos quedado como un pelotazo descomunal como Operación Triunfo y no lo tuvimos en el engranaje para nada.

P. ¿Alguna vez se sintió maltratado por la industria?

R. A ver, la industria es la industria. Es un negocio y, entonces, por muy bien que te lleves con la gente, hay un momento que necesitas un cierto grado de cinismo. Yo carezco de ese grado y me hubiera sido muy útil. Lo que tú haces absolutamente personal. Es tu vida, son tus entrañas… Eso son tus discos. Y para la industria es un negocio: ellos venden discos como podrían vender naranjas. Evidentemente, habrá gente más apasionada que otra. La primera vez que vi que mi carrera no se iba a empujar más y me cerraron puertas en la cara fue cuando me dijeron: ‘Lichis, no te lo tomes como algo personal’. Me olió a cuerno quemado. Primero, porque es una frase de El Padrino. Y segundo porque ¡cómo no me lo voy a tomar como algo personal! No me puedes decir eso. Ya ni siquiera pienso si me maltrataron. ¿Si creo que podría haber ocupado un lugar más destacado? Pues es posible, pero sería muy egocéntrico por mi parte. ¿Quién no se siente maltratado en su trabajo hoy por hoy? ¿Quién no se siente maltratado en esta sociedad y en este mundo mercantilista? Es algo general. No mío solo.

P. ¿Cómo de mal lo ha pasado estos años en solitario?

R. Lo pasé muy mal, la verdad. Ha habido momentos muy difíciles como arrancar mi carrera en solitario. Lo hice prácticamente solo, dejándome los cuernos y poniendo mi patrimonio y mi vida y sin ningún tipo de difusión. En este mundo material, la gente tiende a pensar que, si algo no está sonando en la radio porque no hay nadie poniendo dinero, es porque no tiene calidad. La industria nos vende siempre esa moto. Vivimos un momento en el que ser un artista de culto es una mierda. En los ochenta, era algo muy molón. Ahora no. Ahora no existes. Eres un perdedor. Ahora se habla mucho de éxito y fracaso, son dos palabras que siempre salen. En este sentido, todo se me puso muy cuesta arriba y lo llevé muy mal. Pero ahora me da absolutamente igual. Me la trae floja. Disfruto mucho de lo que hago. Sin grandes alardes, he conseguido ganarme la vida con esto. Vivo como cualquier currito y hago mi trabajo y soy feliz con lo que hago.

P. Cuando Los Enemigos regresaron, dijeron que lo hacían por pasta. Por comer. No había otra forma de sobrevivir para ellos en solitario. ¿Pasa igual con La Cabra Mecánica?

R. No porque como Lichis me hago 90 conciertos en salas pequeñas y tengo un pequeño público que me ayuda a tirar. Luego, tuve la intuición con La Cabra Mecánica de que se me iba a dar la patada o se me iba a hacer la cama y tuve la lucidez de comprar equipo para crear música. Afortunadamente, me ha permitido tener dos estudios de grabación: uno en Tarrasa y otro en Madrid. Lo que voy haciendo de producciones y actuaciones me ha dado para vivir en condiciones dignas. Además, soy bastante austero en mi forma de vivir. Con este regreso de La Cabra Mecánica, pues podré afrontar con más calma mi siguiente disco en solitario. Siempre ha salido todo de mí. Con mi primer disco en solitario, vendí mi casa y lo puse todo a cara o cruz.

Lichis posa en The Music Station, el pasado 6 de febrero.
Lichis posa en The Music Station, el pasado 6 de febrero.JUAN BARBOSA

P. ¿Llegó a verse fuera de la música?

R. No. Siempre he estado en esto. Antes era bajista y tocaba con mil grupos. Siempre he sabido cómo buscármelas. No es fácil, eso es verdad.

P. Hablemos de lo contrario. ¿Cuál ha sido el mejor piropo que le han echado como músico?

R. Uno de los que me hace más gracia es cuando me dicen: ‘Joder, no sabía que eras buen músico’. Y me sorprende. Digo: ‘Ostias, pues lo debo ser’. Me gusta eso y no que me digan que soy un gran letrista. Los letristas no existen. Yo escribo canciones. No hago letras. En general, las letras es lo que menos me importa de una canción.

P. ¿A quién admira en este negociado?

R. A mucha gente, pero, si tengo que decir uno en lo artístico, digo Quique González. Es alguien con el que me siento muy identificado. En su forma de ser y apostar. Además, le envidio porque a él sí le ha salido bien (risas). A Quique le sienta muy bien el traje de outsider y a mí no tanto. Admiro mucho su amor por esto, su pasión y su dignidad. Es un ejemplo para mucha gente. De hecho, muchas de las decisiones que he tomado en mi carrera se las he consultado. Nos hemos llamado y nos decimos: ‘¿Cómo lo ves? Así, ¿verdad? Pues que les den por el culo’. Jairo de Muchachito Bombo Infierno es también muy así.


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Sobre la firma

Fernando Navarro
Redactor cultural, especializado en música. Pertenece a El País Semanal y es autor de La Ruta Norteamericana. Ejerce de crítico musical en Cadena Ser. Pasó por Efe, Abc, Ruta 66, Efe Eme y Rolling Stone. Ha escrito los libros Acordes Rotos, Martha, Maneras de vivir y Todo lo que importa sucede en las canciones. Es de Madrid.

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