El misterio de las obras de arte donadas que nunca llegaron a la Universidad de Baleares
La institución recupera un cuadro cedido hace 35 años por Miquel Barceló que iba a ser subastado en una galería de Madrid y denuncia la desaparición de tres piezas realizadas por Broto, Mariscal y Sicilia
Corría el año 1988 y el grupo ecologista balear GOB estaba centrado en impedir la construcción de un complejo urbanístico en la finca de Sa Canova, en el litoral del municipio mallorquín de Artà. Para conseguir una mayor movilización de la sociedad civil, el artista mallorquín Miquel Barceló invitó a un grupo de colegas a donar alguna obra original para crear carteles e impulsar la recaudación de fondos a favor de la causa ecologista en una campaña titulada Sa Canova contra Ravenna. Cinco pintores, además de Barceló, se sumaron a esta propuesta, que finalmente contó con las aportaciones de José María Sicilia, Xavier Mariscal, José Manuel Broto, Antoni Tàpies y Miguel Ángel Campano. Los cuadros originales se expusieron en el centro de cultura Sa Nostra de Palma y posteriormente fueron donados por los artistas al fondo artístico de la Universidad de las Islas Baleares (UIB).
Allí es donde se pensaba que estaban desde hace 35 años, hasta que el pasado enero una persona del entorno de Barceló alertó de que la obra del artista, que en teoría estaba en manos de la universidad, iba a salir a subasta en una galería de arte de Madrid. El rectorado de la universidad comprobó el asunto y descubrió que cuatro de los seis cuadros donados por el colectivo no estaban en su poder, y que solo tenían inventariadas las obras de Tàpies y Campano. De las otras cuatro no había ni rastro, no figuraban en el catálogo y tampoco se conservaban documentos sobre la donación. Se habían esfumado sin saber siquiera si habían llegado a estar alguna vez en la universidad.
La universidad ha anunciado este martes que ha logrado recuperar el cuadro de Barceló y ha presentado una denuncia ante la Policía Nacional para tratar de dar con el paradero de las obras de Broto, Mariscal y Sicilia, que todavía permanecen en paradero desconocido. “Aunque los artistas las donaron y se hizo una exposición con los seis cuadros en Palma, las obras no se inventariaron. Lo achacamos a una mala praxis”, explica la vicerrectora de Proyección Cultural, Magdalena Brotons, que tiene la firme sospecha de que esos cuatro cuadros nunca llegaron a entrar en la universidad tras la muestra, porque no hay rastro documental de ello. La UIB tiene identificada a la persona que hace 35 años era responsable del departamento de Patrimonio, pero no han querido desvelar su identidad porque no tienen constancia o indicios de que tuviera responsabilidad en la desaparición de las obras
Subasta paralizada
El cuadro de Barceló que iba a ser subastado en Madrid está de nuevo en Palma. Cuando trascendió la venta, responsables de la universidad se pusieron en contacto con la galería de arte para frenar el proceso y dar con la depositaria de la pieza. “Hemos recuperado el cuadro gracias a la generosidad de una persona que pagó por tener esta obra y que la devuelve sin pedir nada a cambio, nada más que el anonimato”, ha explicado el rector de la universidad, Jaume Carot. La actual propietaria compró el cuadro en el año 2000 en una galería de Palma, que ya ha cerrado, y pagó alrededor de 10.000 euros. “Cuando contactamos con ella se mostró tremendamente avergonzada, aunque no tenía culpa. Se lo vendieron y ella pensó que la venta era legal. Nos dijo que estaba encantada de devolverlo, que no quería nada y que le sabía muy mal lo que había pasado”. El cuadro tiene “una pequeña rotura” de unos cinco centímetros, que tendrá que ser restaurada.
La vicerrectora reconoce que se han dado muchos problemas en la catalogación e inventario de las obras artísticas de las que es propietaria esta universidad. Hace unos años, dos alumnos de Historia del Arte fueron tutorizados para realizar el catálogo de esas piezas y descubrieron que muchas de las fichas estaban incompletas y que había obras que se habían cambiado de sitio sin dejar constancia de ello. “En ese momento no se podía saber que estas obras no estaban en la universidad porque no había ningún documento que dijera que habían estado en algún momento”, señala Brotons, que cree que la responsabilidad de los gestores actuales pasa por “recuperar, conservar y catalogar” las piezas y que no se sienten responsables de lo ocurrido en 1988.
La universidad ya ha informado a Barceló de la recuperación de su cuadro y ha pedido a los otros artistas que firmen un documento para acreditar la donación de las piezas que realizaron hace 35 años. El rector espera que la Policía Nacional avance en la investigación para dar con el paradero de los tres que faltan y, aunque manifiesta que tiene “sospechas” de dónde pueden estar, no quiere hablar de ello “porque no es nada seguro”. Por el momento, el barceló ya ha sido catalogado e inventariado y pasará a ocupar por fin un lugar destacado en el despacho del rector.
Babelia
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