Santiago Muñoz Machado, director de la RAE: “No nos encontramos que en la calle la gente utilice eso que se llama lenguaje inclusivo”
Reelegido por cuatro años más, el máximo responsable de la institución tricentenaria considera que los problemas económicos que sufrió la Academia están “prácticamente resueltos” y anuncia un informe sobre cómo se usa el español en la enseñanza de la lengua y la literatura
El jurista Santiago Muñoz Machado (Pozoblanco, Córdoba, 73 años), catedrático de Derecho Administrativo, fue reelegido para cuatro años más como director de la Real Academia Española (RAE) en el pleno que se celebró el 1 de diciembre. Los estatutos de la institución permiten “optar, excepcionalmente, a dos reelecciones”. Cuando fue elegido por primera vez, en diciembre de 2018, la RAE atravesaba una situación económica complicada, que se alivió con una inyección económica del Estado de cinco millones de euros en 2019. Alejados esos nubarrones, para su segundo mandato Muñoz Machado afirma, en su primera entrevista tras la reelección, que afronta varios retos que deben de cumplirse en tres años, sobre todo ediciones de varias obras académicas, y otros a más corto plazo, como el noveno Congreso Internacional de la Lengua Española, que se celebrará del 27 al 30 de marzo de 2023 en Arequipa (Perú), enfocado en “el mestizaje y la interculturalidad”. El 31º director de la RAE desde el nacimiento de la institución en 1713 es premio Nacional de Ensayo (2013) y de Historia (2018). Su último libro, sobre la vida y obra de Cervantes, es un tocho (si nos agarramos a la coloquial cuarta acepción de esta palabra) de 1.100 páginas, publicado este año.
Pregunta. ¿Por qué se presentó a la reelección?
Respuesta. Porque hay muchos proyectos en marcha y me parece leal con la institución terminarlos. Además, casi todos ellos están programados para los próximos tres años. Realmente, en la Academia no se formalizan candidaturas a director. En el pleno se presentó a los académicos un pliego con los nombres de todos para marcar el que se quisiera. Todos somos elegibles, pero percibí que había bastante consenso sobre mi continuación.
P. ¿Cuál fue el resultado de la votación?
R. Mayoría absoluta aplastante.
P. ¿Cuáles son esos proyectos para su nuevo mandato?
R. En 2026, la 24ª edición del Diccionario. Habrá una versión en papel, más limitada, pero será sobre todo nativa digital, con mucha información complementaria para la que será necesaria la versión electrónica; además, la segunda edición del Diccionario Panhispánico de dudas, que se presentará en el congreso de Arequipa y que para fin de año se publicará en papel; la segunda edición de la Nueva Gramática, en 2024. Luego tenemos el proyecto Lengua Española e Inteligencia Artificial (LEIA) y el Diccionario panhispánico del español jurídico, que lo estamos conectando con las bases de datos de legislación de toda América. Así se podrá acceder a cómo se maneja cada palabra en las diferentes legislaciones.
P. ¿Puede volver a pasar la RAE por dificultades económicas?
R. Había muchísimos problemas económicos cuando accedí a la dirección, y ahora están prácticamente resueltos. Pero siempre se necesitará de apoyo financiero del Estado y de empresas. La parte pública del presupuesto nos permite atender los gastos ordinarios mientras que las empresas financian los proyectos que he citado. Para 2023, el presupuesto será de casi ocho millones.
P. ¿De esa cantidad, qué porcentajes son de dinero público y privado?
R. Un 80% del presupuesto es por financiación pública, y la privada es un 20%. Podemos mejorar nuestra financiación por servicios que prestemos a la sociedad, como una certificación para verificar la calidad del español que usen las máquinas. Además, algunas de las obras que hagamos las pondremos en el mercado.
Las máquinas son un riesgo de fragmentación para el español porque el idioma que hablan lo deciden sus fabricantes
P. El lema histórico de la RAE de “limpia, fija y da esplendor” ¿es algo del pasado o sigue vigente para ustedes?
R. Casi todo lo que se refiere a eso fue hecho por los fundadores de la institución y las generaciones siguientes de académicos, que normativizaron el idioma y lo estandarizaron, y establecieron reglas para su gramática y ortografía, pero hay que seguir atentos a la limpieza porque surgen muchas palabras e incorrecciones. Aunque ahora lo que nos ocupa es la unidad de la lengua, para que nos podamos entender en todos los lugares donde se habla, tanto por las personas como las máquinas. Estas son un riesgo de fragmentación porque el español que hablan lo deciden sus fabricantes y si estos no atienden a la norma panhispánica, podrían surgir dialectos digitales. A ello responde el proyecto LEIA.
P. ¿Pero esas máquinas podrán hablar en el dialecto del español que se use en cada zona? ¿Podrían usar el voseo?
R. Tratamos de que se entrenen con la norma panhispánica, consensuada por todas las academias [23 en todo el mundo], pero, a la vez, defendemos la variedad.
P. ¿La RAE debe limitarse a recoger el habla de la gente o tiene que fijar doctrina?
R. Ambas cosas, pero todo basado en el uso. La Academia es notaria, recoge el uso de la lengua en cada lugar y a partir de ahí se fija doctrina. El lenguaje evoluciona muy lentamente, pero cada vez que se consolida una variación en una palabra, porque aparece en los libros o en los medios, la tenemos en cuenta.
P. ¿Por qué hay esa visión de la RAE como algo antiguo?
R. Porque hasta recientemente ha dado una impresión de secretismo grande, un santuario donde se decidía el modo de hablar de forma poco transparente. Además, los académicos somos gente mayor y luego está el hecho que aparece en los medios con mucha frecuencia de que aquí no hay mujeres, algo que no es de ahora, sino de antiguo. Pero eso mismo podría decirse de consejos de administración de empresas. Aquí ha cambiado eso.
Es más difícil trabajar en plenos con más número de personas, pero estamos deseosos de incorporar mujeres a la RAE
P. Sobre esa reducida presencia de mujeres (ocho de 41 académicos; de los cinco últimos electos, tres son mujeres), ¿no se han planteado, por ejemplo, aumentar el número de sillas del pleno? Hay hasta ocho letras (v, w, x, y, z, Ñ, W, Y) que nunca han tenido representación.
R. Desde que estoy en la Academia, hace 10 años, esa idea no la he oído en ningún momento. El número de académicos es similar al de otras instituciones de la cultura, es un número con el que se puede trabajar en un pleno. Es más difícil con asambleas más extensas, pero estamos deseosos de incorporar mujeres.
P. ¿Para la RAE está cerrado el debate sobre el uso de la arroba, la x o la e como marcas de género inclusivo?
R. La posición de la RAE no ha cambiado desde que hicimos el informe sobre lenguaje inclusivo de inicios de 2019. Tampoco nos encontramos con que en la calle la gente utilice eso que se llama lenguaje inclusivo. También es inclusivo el masculino genérico. En el Diccionario sí hemos modificado definiciones innecesariamente masculinas, por ejemplo, en algunas profesiones hemos sustituido “hombre” por “persona”. Mi impresión es que se están tranquilizando ese tipo de reclamaciones.
P. ¿Por qué se han escogido para el congreso de Arequipa el mestizaje y la interculturalidad como asuntos principales?
R. Perú es un lugar idóneo para hablar de mestizaje como no se ha hecho antes en otros congresos, pero no sólo sobre los aspectos lingüísticos, también sus vertientes culturales. Estudiaremos las relaciones recíprocas entre las culturas americanas y la española.
Horas después de la entrevista, con el fallido golpe de Estado en Perú, Muñoz Machado añade por correo electrónico lo siguiente: “Hemos tenido preocupación dada la situación inestable del presidente Castillo. Ahora que ha fracasado el autogolpe de Estado, me parece especialmente obligado reforzar la celebración del congreso”.
P. Esta semana la Constitución española ha cumplido 44 años. Como especialista en derecho constitucional, en 2017, con el desafío independentista, promovió un documento junto a otros colegas que abogaba por una reforma federal.
R. La Constitución necesita algunas reformas porque nació con defectos que sería bueno sanear y porque aprecio regulaciones que se van marginando y no se aplican. En algunos aspectos, la Constitución empieza a ser ninguneada. Pero ya no defiendo eso que hice, he vuelto atrás de ese impulso.
P. ¿Por qué?
R. Porque no hay voluntad política para una reforma. Las bases del consenso del 78 no se mantienen. Es mejor mantenerla, pero sería todavía mejor pedir que se cumpla.
El reparto territorial del poder en la Constitución es muy defectuoso tal y como está establecido
P. ¿Por la cuestión territorial?
R. El reparto territorial del poder es muy defectuoso, tal y como está establecido. Las Comunidades Autónomas y el Estado, cuando surge un problema, están arreglándose sobre la base de que si no hay solución en la Constitución, se la inventan, y así se sitúan en una Constitución paralela que cada día se hace más grande. No es satisfactorio porque la Constitución pierde jerarquía.
P. ¿La RAE se fija en cómo hablan los jóvenes?
R. Se aprecia, como nos decían recientemente un grupo de directores de institutos y colegios que nos visitaron, que no es que lean poco, es que tampoco lo hacen en las redes. Usan estas para la comunicación inmediata entre ellos, no para investigar o consultar textos largos. También es preocupante cómo escriben, con un lenguaje a veces antigramatical que está por ahora solo en las redes, pero con riesgo de que trascienda y se emplee en el lenguaje común. Este es uno de los casos en que la Academia insiste en la ortodoxia, y no en esperar a que nos impongan desde fuera otras reglas. De hecho, vamos a preparar un informe para analizar el uso del español en la enseñanza de la lengua y la literatura en España, tanto por parte de los profesores como los alumnos, y queremos posicionarnos. Espero que esté listo en el próximo semestre.
P. ¿Incluirá ese informe la situación en Cataluña, con la cuestión del porcentaje de horas en castellano?
R. Habrá algo porque hay una ley catalana posterior a la sentencia del Tribunal Supremo que acuerda su incumplimiento.
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