La Fundación March sirve un avaro de antología
La producción tiene como puntos fuertes un reparto soberbio; los segundos papeles, con cantantes españoles, se aplican con el difícil idioma ruso y cantan con solvencia y convicción
La Fundación Juan March ha comenzado su temporada musical con una nueva entrega de su ciclo Teatro Musical de Cámara. Y lo ha hecho con una ópera rusa que continúa una interesante vocación, la de dar a conocer óperas cortas de ese magnético país. Ya son tres rusas las programadas por la Fundación con este El caballero avaro, de Sergei Rachmaninov; las anteriores fueron Mozart y Salieri, de Rimsky-Korsakov, y Mavra, de Igor Stravinski.
La ópera de Rachmaninov es doblemente interesante por tratarse de una producción escasamente conocida e incluso inesperada del gran pianista y compositor. Rachmaninov solo compuso tres óperas, las tres cortas, es decir, de alrededor de 60 minutos, la duración diabólica para una ópera. La primera, Aleko, es de juventud, compuesta en su último año en el conservatorio. Las dos siguientes, El caballero avaro y Francesca da Rimini, datan de los años 1904 y 1906, y las compuso en el corto periodo en el que Rachmaninov ejerció como director musical del Teatro Bolshói de Moscú.
Ni que decir que las tres son casi desconocidas en la mayor parte de los teatros de ópera. Es casi un milagro que a finales de siglo llegara al público español un álbum de Deutsche Grammophon con las tres óperas de un autor del que lo único que se espera es una nueva grabación de sus celebérrimos conciertos de piano o alguna sinfonía. Era una versión de la Gothenburg Symphony Orchestra dirigida por el estonio Neeme Järvi, y los que atesoramos este álbum quedamos asombrados de su fuerza expresiva y, especialmente, de una orquestación deslumbrante; lo subrayo porque es lo único que falta en esta magnífica producción. Y es que la Fundación March puede brindar excelentes producciones teatrales de reducido formato en su ampliado auditorio, pero el acompañamiento musical no puede exceder por tamaño del pequeño grupo de cámara o, como en este caso, la reducción a piano.
Pese a esta dolorosa e inevitable amputación, la ópera nacida de los versos de Pushkin y espléndidamente musicalizada por Rachmaninov tiene una fuerza dramática que no debemos perdernos. Si a estos argumentos le añadimos el extraordinario elenco vocal reunido, podemos afirmar que esta producción es una de las más agradables sorpresas del inicio de la temporada lírica madrileña.
El caballero avaro es una vuelta de tuerca del Avaro de Molière, y seguramente de algunas otras fuentes que excitaron la imaginación del padre de la poesía romántica rusa, Pushkin. Pero este esperpéntico personaje adquiere en su paso por Rusia una tensión dramática y un dolor existencial conmovedor, y todo ello quedó increíblemente plasmado por un Rachmaninov que nos transmite más dolor aún por el hecho de que no hubiera completado una carrera operística a la altura de lo que prometía. Se habla de que el ruso muestra aquí una influencia wagneriana (apenas tenía poco más de 30 años), pero en nuestros días lo que queda es una fuerza formidable y una conducción temática que solo conserva del alemán la idea genérica de narrar desde la orquesta. Cuánto daño ha hecho un historicismo que clasifica, adjudica títulos de propiedad y crea clasificaciones que el tiempo borra con facilidad.
La producción de la Fundación March tiene como puntos fuertes un reparto soberbio; los segundos papeles, con cantantes españoles, se aplican con el difícil idioma ruso y cantan con solvencia y convicción. Pero la parte del león se la lleva el barítono ucraniano Ihor Voievodin, que encarna al pérfido y sufriente Barón, rácano hasta la psicopatía, y, en último extremo, patético y sufriente personaje, casi un Boris Godunov de pequeño formato. Voievodin se agiganta y rompe el modesto espacio teatral de la March. La dirección musical y el piano corren a cargo de Borja Mariño, que lidia con el problema de acompañar desde un piano que siempre echa de menos al gigante Rachmaninov y a su poderosa orquesta. Cumple, pero… La puesta en escena de Alfonso Romero es adecuada a los medios y, sobre todo, dirige magníficamente a los actores/cantantes. En la parte escenográfica, me sobraron los doce cuadraditos con proyecciones, un recurso manido; pero el meollo de la acción, el discreto espacio claustrofóbico de la acción, es muy eficaz.
No se la pierdan, que permanecerá en streaming.
El caballero avaro
Música de Sergei Rachmaninov, basada en la obra homónima de Aleksandr Pushkin.
Dirección musical y piano: Borja Mariño.
Dirección de escena: Alfonso Romero. Escenografía: Carmen Castañón.
Reparto: Ihor Voievodin, barítono; Juan Antonio Sanabria, tenor; Isaac Galán, barítono; Gerardo López, tenor; Javier Castañeda, bajo.
Funciones: 1 y 2 de octubre. Fundación Juan March. Madrid
Babelia
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.