‘El buen patrón’: Javier Bardem lidera su cumbre de actores candidatos a los Goya
EL PAÍS reúne a los intérpretes de la sátira de Fernando León que compiten en los premios del cine español
Javier Bardem se sienta en un sofá, rodeado de cinco de sus compañeros actores candidatos al Goya y, tras dejar claro que asume esa posición porque el fotógrafo así lo ha requerido, se le escapan inmediatamente dos chistes: “Parecemos Succession [la serie de HBO]”, y una gloriosa imitación de Julio Blanco, su personaje en El buen patrón. Que en su caso más que imitación es reencarnación, porque Bardem aspira a su sexto Goya como actor (posee además otro como productor del documental Hijos de las nubes) gracias a su interpretación del dueño de Básculas Blanco, un empresario que debe poner orden en su vida y en su negocio en la semana que aspira a un premio que ansía por encima de todo. La sátira que ha escrito y dirigido Fernando León ha logrado 20 candidaturas a los premios Goya, un récord en los galardones del cine español, y ocho de sus actores —otro hito— compiten en las categorías de interpretación. Y por eso Bardem posaba este jueves en las antiguas rotativas de EL PAÍS rodeado de cinco de sus compañeros candidatos: Sonia Almarcha (encarna a Adela, la esposa de Blanco); Fernando Albizu (Román, el vigilante jurado); Óscar de la Fuente (Jose, el despedido que acampa frente a la empresa); Manolo Solo (Miralles, trabajador en caída libre sentimental), y Almudena Amor (Liliana, una becaria con innumerables secretos en la manga). En la sesión faltan Celso Bugallo (Fortuna, el viejo empleado), en su casa con gripe, y Tarik Rmili (Khaled, el encargado en ascenso), en Marruecos con su siguiente proyecto.
Fernando León llevaba con El buen patrón unos años en la cabeza y con algunos esbozos en papel. “Yo leí el primer guion en verano de 2020, a la vez que Penélope Cruz leía el de Madres paralelas. Me planteé: ‘¿Soy yo o esto es buenísimo?’. Y ella pensaba lo mismo de su proyecto, por lo que nos intercambiamos los libretos para comentar nuestras impresiones. Y coincidimos en qué suerte teníamos y en qué maravilla de personajes. Volviendo a mi lectura, yo me levantaba nervioso mientras la hacía porque mi cuerpo reaccionaba ante la narración. Me imaginaba los personajes, las imágenes planteadas por Fernando en la escritura... y me repetía: ‘Quiero hacer eso, quiero hacer eso’. Viví una necesidad fisiológica de recitar esas palabras”.
Sobre las 20 candidaturas al Goya, que podría otorgar a El buen patrón hasta 17 estatuillas (tiene tres finalistas en actor secundario y otros dos en actor revelación), Bardem explica: “Estas 20 nominaciones son un hecho... sobrecogedor. Solo puedes dar las gracias. No entro a valorar si son merecidas, eso se lo dejo a otros... Pero desde luego el anuncio nos golpeó”. El único récord fuera del alcance de El buen patrón en la ceremonia del próximo 11 de febrero en Valencia es el de ganar en todas las categorías de interpretación (como sí lo logró Mar adentro, otro de los Goya de Bardem), porque no compiten en actriz protagonista.
Un guion “al que ni le faltaba ni le sobraba nada”
Sí está en actriz secundaria Sonia Almarcha, que ya trabajó con Fernando León en Amador (2010), y que ahora interpreta a la “señora de”. “Cuando leí el guion pensé que era una maravilla. Hice una prueba con Fernando, aunque con trampa, porque el personaje era para mí”, recuerda la protagonista de La soledad (2007). Como muchos de sus compañeros de reparto, elige la cena como su secuencia favorita de la película: “Cuando la rodamos, sentí que estábamos haciendo algo grande”. Como apunta Bardem: “Resume el espíritu del filme, y es una de esas secuencias que como intérprete lees y sabes que quieres hacer”. Almarcha disfrutó de su “señora de”. “Conozco a muchas como ella. Esperemos que la sociedad española cambie... Más bien es muy de cultura occidental, ¿no?”, reflexiona.
En la categoría de actriz revelación ha entrado Almudena Amor, que el pasado festival de San Sebastián también presentó La abuela. “Intento vivir este momento con mucha naturalidad”, explica. La primera vez que leyó el guion pensó que ahí había “un peliculón”. Y que conocía los sentimientos en los que basar su Liliana. “Me imaginaba el momento de la ópera y sentí la adrenalina subiendo”, antes de dudar si prefiere la secuencia de la cena o la de la pastelería como su preferida. “Al final creo que, por el juego con Javier de mi personaje, me quedo con la segunda”. Y, como Bardem, fue durante la presentación en San Sebastián cuando descubrió la repercusión de esta sátira. “Es que nunca sabes si va a gustar”.
Desde Marruecos, donde prepara un nuevo proyecto, Tarik Rmili explica: “Empecé a leer el guion, y tras la tercera secuencia descubrí que había ahí un juego en el que quería entrar. Por eso mi secuencia favorita es la de mi personaje en la cafetería con Bardem. En verdad, es el mejor momento de mi carrera [risas]”. En su Khaled ha encontrado un papel “más allá de los estereotipos que rodean a los inmigrantes”, y por eso lo ha construido “recogiendo de varias personas”. Rmili compite en la categoría de actor revelación: “Todavía no he asimilado la candidatura, ¡uf!”.
Óscar de la Fuente también ha entrado en esta categoría. Llega en AVE desde Barcelona, donde representa el musical Billy Elliot. “Yo hice tres pruebas hasta que me cogieron para Jose [el extrabajador que acampa a la puerta de la fábrica]”. De la Fuente explica que a él le gusta jugar, y por ello disfrutó de la manera de trabajar con Fernando. “Yo puedo repetir 50 veces cada secuencia con distintas posibilidades y soy feliz”. Y acerca de su papel, confiesa: “Soy también bastante reivindicativo, sobre todo ante las injusticias laborales que rodean a mi profesión. Cada día más”. Con tantos años de teatro, ¿cómo lleva ser revelación en el cine? “Esta es mi cuarta película, así que estoy encantado”.
Manolo Solo ya tiene el Goya por Tarde para la ira, y años de lectura de guiones. “Con este en la mano, sentí que todo encajaba, que yo, que propongo mucho, poco podría añadir. Ni le faltaba ni le sobraba nada. Es el tipo de comedia que me gusta ver y, por ende, hacer”, recuerda. Eso sí, le ofrecieron un personaje y contraofertó encarnar a Miralles. “Me entró por el ojo; llevo un tiempo en que no me corto y si veo un personaje que me gusta, lo digo. Por ahora me ha ido saliendo bien”. Del rodaje confiesa que Fernando León repite y repite: “A mí me hizo sacar gusto por mi trabajo, sobre todo con Javier, con quien ya estuve en Biutiful. He picado piedra muchos años en papeles cortos y complicados [risas]”.
Lo mismo le ocurre a Fernando Albizu, otro con enorme currículo y candidatura previa al Goya gracias a Gordos (2009). “¿El rodaje? Cojonudo. De verdad. Rodé aún con cierto calorcito y me lo pasé en grande”, explica. De su trabajo destaca la secuencia de la pancarta, cuando buscan la rima. “Define a mi personaje. Yo no escojo a los personajes, suelen venir a mí, e intento sacarlos adelante con mis ideas y a las órdenes del director. En esta profesión, si no te diviertes, estás perdido”. El tercer candidato al Goya a actor secundario por El buen patrón es Celso Bugallo, que ya ganó la estatuilla por Mar adentro, y que ha trabajado por tercera vez con León de Aranoa. Desde su casa, por culpa de una gripe, explica: “Leí el guion y me dio un golpe... Me impresionó muchísimo”. Fue de los últimos en ver la película, lo hizo en San Sebastián, y ahí sintió “que el tema tendría un largo recorrido”. Y del director, con quien coincidió por primera vez en Los lunes al sol, apunta: “El aspecto humorístico del guion aminora un análisis soterrado que está ahí. Fernando en lo humano no ha cambiado. Sus ideas son las mismas. Como cineasta, ve la realidad de una forma cada vez más creativa”.
A la salida de la sesión de fotos, camino de más promociones y de la fiesta de los candidatos al Goya, que la Academia de cine celebró este jueves por la tarde, Bardem aporta una última reflexión: “La película es una sátira, pero refleja la desaparición de una conciencia de grupo, del compañerismo que mostró Los lunes al sol. El miedo a la represalia ha acabado hoy con las peleas sindicales. Hay que dejar de hacer la revolución en Twitter y poner la cara y volver a pisar la calle”.
Babelia
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