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Los mil útiles prehistóricos ocultos en una casa de La Línea

La Guardia Civil y la policía investigan a un histórico coleccionista gaditano por traficar e importar ilícitamente herramientas líticas de hasta un millón de años

Jesús A. Cañas
Arqueologia La Linea
El catedrático de Prehistoria, José Ramos, muestra el subdelegado del Gobierno en Cádiz, José Pacheco, parte de los mil útiles prehistóricos recuperados en una operación de la Guardia Civil y la policía en Algeciras.Juan Carlos Toro

Juan J. C. llegó a acaparar tal tesoro en las vitrinas de su casa de La Línea de la Concepción (Cádiz) que la Guardia Civil ha necesitado hasta cinco mesas para exponer solo una parte de lo que le ha incautado. Los investigadores han mostrado este martes las 534 piezas más valiosas de las casi mil herramientas prehistóricas de piedra de hasta un millón de años de antigüedad que han llevado a este histórico coleccionista a acabar investigado por, supuestamente, traficar con ellas e importarlas ilegalmente. La colección de toda una vida, con un valor tan histórico y didáctico que, a partir de ahora, incluso “servirá para que los alumnos de Universidad de Cádiz puedan formarse”, ha explicado el catedrático de Prehistoria de esta institución, José Ramos.

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Centenares de bifaces, raederas —piezas para cortar o raspar— y puntas de flecha realizadas en piedra en los periodos Paleolítico y Neolítico procedentes de África, Asia, América y Europa componían la colección oculta de Juan que ha acabado incautada en la llamada Operación Arrow. Todas llevaban años expuestas en la intimidad de la vivienda de este octogenario hasta que un delito menor y la colaboración ciudadana han llevado a su decomisación. “Recibimos una llamada por posible delito de coacciones y al llegar a la casa desde la puerta nos percatamos de las piezas que tenía expuestas”, ha detallado una de las investigadoras de la Policía Nacional de La Línea. No pasó mucho tiempo para que la Guardia Civil recibiese un aviso de un ciudadano, alarmado por la dudosa procedencia de unas piezas que estaban expuestas en una asociación de vecinos de la localidad y que también pertenecían al mismo coleccionista.

Ambos cuerpos iniciaron así unas pesquisas conjuntas sobre los bienes que el hombre había atesorado a través de múltiples viajes a África, de donde procede “el 80% del material lítico” que llegó acaparar, según especifica Ramos. Esas escapadas a países como Marruecos, Mauritania o Argelia es de lo poco que tienen constatado los agentes sobre la forma en la que Juan se hizo con las piezas. Creen que además pudo recurrir al mercado negro, tanto presencial como en portales digitales. Los investigadores solo han contado con la colaboración de la familia, dada la enfermedad degenerativa que el sospechoso sufre desde hace unos años y que impide tomarle declaración. Su estado de salud ha hecho que ni siquiera se le detenga y figure solo como investigado por supuestos delitos contra el patrimonio histórico por tráfico ilícito de bienes culturales y su importación ilegal desde otros países, tal como han detallado Francisco Javier Gómez Fuster, capitán de la Policía Judicial de la Guardia Civil en Algeciras y David Sánchez, jefe del grupo homónimo de la Policía Nacional de La Línea.

Tras decomisar las 25 piezas de menor valor que tenía cedidas a la entidad vecinal, los agentes se hicieron con las piezas que la policía ya había detectado en su casa. El casi millar de útiles prehistóricos es solo una parte de una colección mucho más amplia de fósiles que Juan ha atesorado a lo largo de su vida, en este caso, de forma legal. El coleccionista sí cedía esos restos orgánicos atrapados en rocas para exposiciones públicas en distintas localidades del Campo de Gibraltar, pero se reservaba esas piezas para su disfrute privado, probablemente “porque sabía de su carácter ilícito”, tal y como ha explicado una investigadora de la policía.

Vista de las cuevas de Gorham, en Gibraltar, incluidas en la lista de Patrimonio Mundial de la Unesco y de donde el coleccionista tenía piezas de procedencia supuestamente ilícita.
Vista de las cuevas de Gorham, en Gibraltar, incluidas en la lista de Patrimonio Mundial de la Unesco y de donde el coleccionista tenía piezas de procedencia supuestamente ilícita.CLIVE FINLAYSON / MUSEO DE GIBRALTAR

A lo largo de su vida, Juan había recopilado “una colección espectacular, de gran valor patrimonial e histórico”, a juicio de Ramos. Las piezas más antiguas que poseía corresponden al periodo que los especialistas en Prehistoria llaman Modo tecnológico 2 o Achelense. Las consiguió de yacimientos africanos de gran importancia (Casablanca, Olduvai o Melka Kunturé) y con cronologías aproximadas desde, al menos, un millón de años (Pleistoceno Inferior) hasta 400.000 años (Pleistoceno Medio). Los útiles de este periodo corresponden, sobre todo, a bifaces y hendedores realizados en sílex o arenisca y están vinculados al Homo erectus. Pero el coleccionista también atesoró piezas de la Edad de Piedra Media o Ateriense (Pleistoceno Medio y Superior, entre 300.000 y 150.000 años); de la Edad de Piedra Tardía (entre 25.000 y 11.000 años) que ya corresponden al Homo sapiens sapiens. Del Neolítico africano también llegó a tener útiles pulimentados y diversas puntas con cronologías entre 7.000 y 5.000 años.

Aunque la mayoría de lo recuperado sea de procedencia africana, Ramos también ha documentado rocas “exóticas” de la cultura Clovis paleoindia americana (unos 20.000 años atrás), útiles asiáticos de la Prehistoria reciente y europeos, de las actuales zonas de Francia e Italia. Juan llegó también a hacerse con materiales de la gibraltareña cueva de Gorham, declarada patrimonio mundial por la Unesco por ser uno de los últimos lugares documentados habitado por los neandertales, de la provincia de Zaragoza y de la provincia de Cádiz, de localidades como San Roque, Castellar o La Línea. En todos los casos, el investigado mantenía las piezas catalogadas “en cajas con etiquetas” que han facilitado su localización o datación, tal y como explica Ramos.

Los investigadores avanzan que lo recuperado dará de sí para una larga investigación histórica, además del valor que tendrá para la formación de futuros arqueólogos e historiadores. Aunque las piezas están ahora mismo en la Comandancia de Algeciras, la previsión es que, una vez se termine de inventariar al detalle, pase a estar expuesto en el museo de esta ciudad. Los agentes tampoco descartan que, en función de lo que las leyes de patrimonio nacionales consideren ilícito o no, algunos de los países de procedencia puedan solicitar el regreso de lo intervenido, un proceso largo y burocrático que tardará años en materializarse. “Mientras tanto, si eso llega a pasar, lo podremos disfrutar aquí”, tercia orgulloso uno de los investigadores.

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Sobre la firma

Jesús A. Cañas
Es corresponsal de EL PAÍS en Cádiz desde 2016. Antes trabajó para periódicos del grupo Vocento. Se licenció en Periodismo por la Universidad de Sevilla y es Máster de Arquitectura y Patrimonio Histórico por la US y el IAPH. En 2019, recibió el premio Cádiz de Periodismo por uno de sus trabajos sobre el narcotráfico en el Estrecho de Gibraltar.

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