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Detenido en Cádiz un expoliador que exhibía su botín en redes sociales

El valioso ajuar incluye monedas, anillos y pulseras del periodo fenicio

El supuesto expoliador de Villamartín (Cádiz) atesoraba un botín entre el que destaca un dírham de oro, cinco piezas de oro que podrían formar parte de un conjunto mayor como un collar o una pulsera de época fenicia o tartésica, una figura de un león íbero en bronce y un busto femenino en piedra
El supuesto expoliador de Villamartín (Cádiz) atesoraba un botín entre el que destaca un dírham de oro, cinco piezas de oro que podrían formar parte de un conjunto mayor como un collar o una pulsera de época fenicia o tartésica, una figura de un león íbero en bronce y un busto femenino en piedraEl País
Jesús A. Cañas

Anillos, monedas, hebillas, un hacha de bronce y hasta trozos de un posible collar o pulsera de, al menos, el periodo fenicio. El ajuar que un supuesto expoliador de Cádiz acumulaba en su casa es tan diverso en cantidad y periodos históricos que resulta hasta difícil de calificar. Son piezas posiblemente tartésicas, romanas, islámicas, visigodas que un vecino del pueblo de Villamartín se ha dedicado durante un largo periodo a expoliar de puntos diversos, como unas tierras de labranza de Jerez de la Frontera, para luego acabar compartiendo su botín en redes sociales.

Fue ese alarde exhibicionista el que llevó a la Policía Nacional a dar con E.T.J., un hombre de 34 años que ahora está investigado por su sistemática sustracción de piezas arqueológicas de yacimientos con la ayuda de tres detectores de metales. Entre los objetos más valiosos en su haber se encuentran cinco elementos de oro que los agentes sospechan que formaba parte de un collar o pulsera que podría estar datado en las época tartésica o fenicia (entre el 1.200 y el 500 antes de Cristo). Aunque los investigadores no han sido capaces de precisar cuántas piezas habría expoliado, sí han distribuido una fotografía de lo recuperado en la que se aprecian decenas de monedas, anillos o elementos de ajuar propios de “necrópolis”, según ha corroborado a EL PAÍS un arqueólogo con experiencia en yacimientos de la zona de Cádiz.

En casa del supuesto expoliador, los agentes también encontraron objetos arqueológicos tan dispares como un dírham de oro, un busto femenino en piedra, un hacha en bronce, pesas de origen romano o una figura de un león íbero en bronce. Con todo, “la mayoría parece romano o tardorromano —como una hebilla de posible origen visigodo—. Hay una pesa de cerámica de telar o un soporte para vasos de cocina, ambos romanos”, según ha apuntado otro experto tras analizar la imagen. Para localizar todo este variado botín, el investigado empleaba hasta tres detectores de metales que también han acabado ahora intervenidos por la policía.

Cuando fue descubierto, el supuesto expoliador confesó haber localizado las piezas de oro en unas tierras de labranza de Jerez a las que llevó a policías, pero que éstos no han llegado a precisar. Con todo, los arqueólogos consultados creen que tal profusión de piezas heterogéneas es común que procedan de distintos lugares. “Parece que hay un poco de todo, es normal en los piteros —como se conoce coloquialmente a los expoliadores que emplean detectores de metales—. Más que de un yacimiento será de expolio continuo por el territorio”, ha explicado una de las fuentes.

Tan continua era su actividad que los investigadores también sospechan que el expoliador ha estado un “largo periodo de tiempo” enfrascado en sustraer piezas de yacimientos. Sustentan su teoría en su también prolífica actividad en redes sociales, a las que subía fotografías de piezas arqueológicas y artísticas. Estas imágenes fueron las que pusieron a los agentes sobre la pista del supuesto expoliador, hasta que lo localizaron en Villamartín, una localidad de la Sierra de Cádiz de unos 12.100 vecinos en los que el caso ha despertado poco revuelo.

Los agentes no han precisado si la actividad del expoliador era la mera colección o también se dedicaba a vender lo sustraído. El sospechoso, ya sancionado además con anterioridad por hechos similares, está ahora investigado por los Juzgados de Arcos de la Frontera y podría enfrentarse, como mínimo, a una pena de prisión de seis meses a tres años o a una multa de 12 a 24 meses por un posible delito contra el patrimonio histórico. Esa tipificación podría ser mayor si acaba investigado por otras figuras delictivas que suelen estar asociadas a estos hechos, como puede ser el hurto, o la apropiación indebida, tal y como asegura una fuente judicial experta en este tipo de delitos.

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Sobre la firma

Jesús A. Cañas
Es corresponsal de EL PAÍS en Cádiz desde 2016. Antes trabajó para periódicos del grupo Vocento. Se licenció en Periodismo por la Universidad de Sevilla y es Máster de Arquitectura y Patrimonio Histórico por la US y el IAPH. En 2019, recibió el premio Cádiz de Periodismo por uno de sus trabajos sobre el narcotráfico en el Estrecho de Gibraltar.

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