El sonido del patrimonio industrial y su vínculo con la Ruta del ‘bakalao’
Una exposición en el IVAM ofrece una lectura del legado fabril a través de su paisaje sonoro, lo inmaterial y los movimientos sociales en un proyecto híbrido entre arte y archivo
Mucho antes de que fuera objeto de polémica, ya se empleaba el lenguaje inclusivo en los carteles sindicalistas de la industrial Alcoy. “A todas las trabajadoras y trabajadores...” era el encabezamiento de una convocatoria anarquista de 1904. Otros documentos de la misma época invocaban “a las trabajadoras y trabajadores” y llamaban a la junta general “a todos los cardadores en lana y diablesos (...)”. Estos supuestos seguidores de Satán eran los encargados de trabajar con la peligrosa máquina textil llamada La diabla, que reciclaba los hilos y los tejidos.
Este pasado textil de la ciudad alicantina forma parte de la exposición Industria/matrices, tramas y sonidos, que ha presentado el Institut Valencià d’Art Modern (IVAM). También el antiguo legado siderúrgico de Sagunto, el cerámico de l’Alcora o el del calzado de Alicante, localizaciones circunscritas al territorio de la Comunidad Valenciana. Pero podrían ser otros enclaves de similar tradición industrial. La idea general es relacionar las formas de organización social en torno a lo industrial, tanto en el momento en que las fábricas funcionaban como, posteriormente, cuando se convierten en patrimonio, a menudo más valorado por las nuevas generaciones que por aquellas que padecieron su cierre.
En este sentido, la exposición se inscribe en la actual tendencia de crear archivos de la memoria con finalidad artística a partir de legados muchas veces menospreciados u olvidados. A este propósito se suma el interés por rescatar el patrimonio sonoro de trabajos fabriles, por ejemplo, que no han centrado tanto el interés como los oficios de otros sectores en los procesos de recuperación etnológica y artística de la cultura popular, según han explicado los comisarios, Tono Vizcaíno y Lorenzo Sandoval, sobre la muestra que se puede ver hasta el 17 de octubre.
”Tono Vizcaíno es arqueólogo y gestor del patrimonio, Lorenzo Sandoval es artista. De esa mirada híbrida parte este proyecto, enfocado en el estudio del patrimonio y las memorias colectivas”, ha comentado Nuria Enguita, directora del IVAM. Ambas pulsiones, la memorística y la sonora, confluyen en esta exposición de investigación, que reúne piezas industriales, publicaciones, fotografías, carteles, discos, vídeos y numerosos documentos sonoros (como un disco de Ovidi Montllor de 1974 que habla de los trabajadores). Hay también grabaciones de cánticos fabriles o de sesiones de dj organizadas en fábricas reconvertidas en centros sociales autogestionados.
El uso de colectivos alternativos
“La exposición se fija particularmente en los usos proactivos del patrimonio industrial impulsado por la ciudadanía, desde centros sociales okupados, la activación patrimonial participativa o la organización de raves y eventos culturales”, han señalado los comisarios de este proyecto dinámico que incluye performances y otras actividades organizadas a lo largo de su exposición.
La muestra refleja la apropiación de los espacios fabriles abandonados por colectivos alternativos y el uso cultural que se hace del concepto industrial y postindustrial, que se sustancia en la organización de raves en antiguas naves o en la explotación de la máquina en la deriva musical de la llamada ruta del bakalao (o ruta destroy). Esta particular ruta, que estuvo activa desde la década de los ochenta hasta mediados de los años noventa, discurría principalmente por la carretera paralela al mar que unía Valencia y Sueca, jalonada por discotecas cuyos horarios se complementaban para estar en funcionamiento durante todo el fin de semana.
En estos locales se empezó pinchando música vanguardista. Luego fue derivando hacia el sonido máquina cuyo correlato estético bebía de las vanguardias soviéticas de entreguerras, según se puede apreciar en las piezas de la exposición, al menos en su cartelería. Dos carteles invitan a asistir a la Fiesta de las máquinas en 1991 en una conocida discoteca o a la Rave del trabajador en 2008, simulando caracteres cirílicos. Esta estética maquinera asociada a la ruta de bakalao contrasta con la de su coetánea movida madrileña, más popera y colorida, y menos interclasista, según defienden algunos críticos musicales revisionistas en los últimos años.
La carga social está muy presente en la exposición que pretende para ir más allá “de las perspectivas romantizantes, asociadas comúnmente a las de las imágenes que se vinculan al patrimonio industrial”, según han señalado los comisarios. También se exhibe documentación relacionada con las colectivizaciones durante la Guerra Civil, las formas de socialización derivadas del trabajo fabril y las iniciativas de reivindicación ciudadana del patrimonio industrial.
La directora del museo valenciano ha destacado que Industria / Matrices, tramas y sonidos “entiende el patrimonio y la historia como procesos vivos, no cerrados, que permiten generar herramientas para comprender el pasado, el presente y el futuro de la historia del trabajo y sus relaciones con la cultura”.
La exposición se plantea abierta a la lectura y la escucha con el objetivo de no perder el carácter de archivo del proyecto. De modo que buena parte de los materiales pueden ser consultados por los visitantes en la instalación inspirada en el Club Obrero (1925) del gran artista de las vanguardias rusas Alexander Rodchenko. Una vez se clausure, el archivo pasará a los fondos de la Biblioteca del IVAM para facilitar su acceso y consulta.
Información
La exposición Industria/matrices, tramas y sonidos se inaugura mañana en el IVAM (calle de Guillem de Castro, 118, València) y estará abierta hasta el 17 de octubre.
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