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La última batalla de Asdrúbal

Cartagena ultima la urbanización de una ladera del cerro del Molinete, mientras arqueólogos y políticos se muestran divididos sobre la pervivencia del palacio del general cartaginés

Parque arqueológico del Molinete. Al final de la escalera central se hallan los restos del templo romano. A la izquierda, la estructura de un molino de viento contemporáneo. En vídeo, un reportaje sobre el debate que divide a arqueólogos y políticos en Cartagena.Vídeo: PEDRO MARTÍNEZ RODRÍGUEZ / EPV
Vicente G. Olaya

Cartagena es una ciudad atrapada por su historia. La civilizaciones y culturas se han ido superponiendo en sus límites durante los últimos 2.500 años a modo de capas de un inmenso hojaldre cónico coronado por una guinda arquitectónica: el palacio de Asdrúbal, el general cartaginés que en siglo III antes de Cristo decidió construir un gran complejo en este altozano de 35 metros que se alzaba frente al mar de la ciudad, Arx Asdrubalis, hoy el cerro Molinete. Todos los expertos admiten ―es en lo único en lo que coinciden― que este cuñado de Aníbal construyó la edificación mirando al Mediterráneo, pero disienten sobre si sigue o no en pie.

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Para unos, continúa bajo la tierra del monte, para otros hace tiempo que desapareció a causa de las guerras, las invasiones o el desarrollo urbano. Imposible saber, a ojos de un profano, quién tiene razón. ¿Y si se consulta a otros especialistas independientes y de enorme prestigio? Divididos. ¿Y si se confrontan documentos? Hay para todos los gustos, aunque de manera aplastante apuestan por que ya no está existe. ¿Y los políticos? Partidos al 50 por ciento. Y sobrevolando todo 120 pisos que el Ayuntamiento quiere construir ―y ha aprobado― con vistas directamente, para unos, al salón del palacio de Asdrúbal y Aníbal, y para otros a unos muros viejos sin ningún valor y que correspondían a las casas del barrio chino de Cartagena, demolido entre 1968 y 1971.

En la actualidad El Molinete se asemeja a una pirámide triangular de tierra y roca rodeada por completo de viviendas en altura de los siglos XIX y XX principalmente. El cerro, de unos 26.000 metros cuadrados, está declarado parque arqueológico, pero resulta algo extraño a primera vista: más que muros y construcciones antiguas, lo que se distinguen son árboles de gran porte, plantas aromáticas, áreas de recreo infantil, una amplia fuente plana con chorritos, un bar acristalado, escombros volcados desde gran altura en una de sus vertientes ―”los tiró un palista por su cuenta porque no venía el camión”, dicen los gestores― y, por todas partes, algo que se parece mucho a unos potentes muros modernos y amplios caminos de hormigón armado, pero que los que dirigen el área afirman que no lo son, sino que se trata “de mortero” fácilmente removible en caso de necesidad.

También se reconoce la estructura de un molino de viento contemporáneo y muros de roca, mampostería o ladrillo de épocas pasadas, pero si se restan los que, según los directivos del parque no tienen valor, pues queda poco que ver relacionado con la arqueología. A no ser que sean los defensores de que allí sigue el palacio los que muestren las paredes negras y perpendiculares que salpican su extensión. Entonces, hablan con seguridad de muros escalonados tapados por la tierra, supuestos salones palaciegos, escaleras que unían los distintos niveles y hasta las habitaciones para la familia Barca y sus soldados.

Una de las cuatro parcelas que el Ayuntamiento quiere construir bajo el cerro del Molinete, en Cartagena.
Una de las cuatro parcelas que el Ayuntamiento quiere construir bajo el cerro del Molinete, en Cartagena.Pedro Martínez Rodríguez

En la base de la pirámide, la situación es completamente diferente. En sentido a las agujas del reloj, se descubre un magnífico y sorprendente Museo del Foro Romano de Cartagena ―que abrirá sus puertas en breve con 600 piezas encontradas en el lugar―-, parte del foro romano de la ciudad ―excelentemente musealizado, pero protegido por una extraña cubierta que en la ciudad denominan T4 por su parecido a la terminal del aeropuerto de Madrid―, cuatro solares recalificados sin construir y pegados literalmente al cerro y una ladera sin excavar recubierta de toneladas de escombros. Todo, muy próximo a tramos de murallas de gran porte de distintas épocas.

Para Iván Negueruela, director del Museo Nacional de Arqueología Subacuática y excavador de las principales universidades europeas, no hay duda. Los grandes farallones de varios metros que se distinguen junto a la calle de la Morería ―donde se ubican las parcelas que se quieren construir― son la fachada oeste del gran palacio que excavó en la roca Asdrúbal. “Si se retiran todos los muros y ladrillos del XIX o anteriores y las toneladas de basura, maleza y escombros que hay actualmente, está el palacio. Algo único en el Mediterráneo. Está ahí. ¿Por qué no atienden mi petición? Con muy poca inversión se haría visible y muy rentable para la ciudad. Vendría gente de todas partes a ver el lugar desde donde Aníbal [cuñado de Asdrúbal y su sucesor] planificaba las batallas contra Roma”, se queja.

José Miguel Noguera, catedrático de Arqueología de la Universidad de Murcia, que arrastra un currículo espectacular en instituciones nacionales e internacionales y que compagina con la dirección del parque arqueológico, no puede estar más en contra. “No, no, no. Es cierto que aquí estuvo el palacio de Asdrúbal, porque así lo atestigua Polibio, pero ya no queda nada. Como mucho, los restos del santuario de Astarté y algo de muralla, pero nada más. Que estuvo, pues seguro, pero ya no”. Para el experto, el cerro es una acumulación de restos de diferentes culturas que se han ido superponiendo unas sobre otras o cuyas huellas han sido directamente eliminadas o recortadas a lo largo de los siglos. Y muestra con orgullo los restos de la muralla cartaginense, los paños de la romana, la de Carlos I o la base de un templo romano. “Lo que dice Negueruela es pura imaginación. Hizo unas mediciones, que no están en absoluto contratadas, y de ahí saca que hay un palacio. Muy poco científico, la verdad”. Y muestra informes, gruesos libros, cartas y documentos que confirman lo que asevera, incluido uno de Manuel Bendala (Hijos del rayo. Los Barca y el domino cartaginés en Hispania), que fue profesor de Negueruela,

Es difícil que el catedrático y anticuario perpetuo de la Real Academia de la Htoria (RAH) Martín Almagro Gorbea pueda acumular más premios y distinciones en una vida profesional. Se declara por completo a favor de las tesis de Negueruela. De hecho, prologó en 2015 su libro El magnífico palacio de Asdrúbal en Cartagena: cerro del Molinete, donde este detallaba todo lo que presuntamente esconde el cerro. Para hacerlo, este midió durante 20 años las estructuras que supuestamente permanecen y determinó que correspondían al tipo de construcción ―codo fenicio― de los cartagineses. “Nadie ha rebatido científicamente las tesis de Negueruela. Nadie ha hecho ningún estudio de lo que hay ahí y, si los han hecho, está mal. Lo único que está claro es que la orientación de las estructuras se corresponde con lo que él dice. Si hay orientación, hay palacio. Apiano [historiador romano] no era un piernas y habló de todo esto. Noguera, al que tengo gran respecto, es un grandísimo especialista en romano, pero no sabe nada del mundo púnico. Si no quieres ver, no ves”.

Demolición de las infraviviendas del Molinete, en 1968.
Demolición de las infraviviendas del Molinete, en 1968.

Manuel Olcina es director técnico del Museo de Arqueología de Alicante y director de las excavaciones de la ciudad romano-púnica de Lucentum (Alicante). Cuando se le pregunta sobre el yacimiento de Cartagena, responde: “Solo puedo destacar el excelente trabajo de investigación realizada por Noguera en el Molinete. El rigor caracteriza todas sus labores, por lo que únicamente puedo mostrar mi máximo respeto y crédito a sus conclusiones. Mi opinión personal sobre lo que ocurre no se la puedo dar, pero se la imagina”.

Jesús Giménez Gallo, concejal y presidente de Movimiento Ciudadano, el principal partido de la oposición municipal, sostiene que desconoce si bajo la montaña está o no el palacio, pero pide que se investigue. “No lo han hecho nunca. No les interesa, solo los nuevos pisos en el Molinete, en una ciudad con más de 100 solares vacíos o abandonados en el casco urbano. Sospecho que el Ayuntamiento pone trabas a construcción de estas parcelas del centro para que no haya nuevas edificaciones y así suba el valor de las parcelas del Molinete y poderlas vender para hacer caja. No encuentro otra explicación”.

El arqueólogo Iván Negueruela observa una de las laderas del Molinete que conforma, supuestamente, uno de los lados del palacio cartaginés.
El arqueólogo Iván Negueruela observa una de las laderas del Molinete que conforma, supuestamente, uno de los lados del palacio cartaginés.Pedro Martínez Rodríguez

Pablo González, preside la Coordinadora de Defensa del Molinete, una plataforma que lleva más de 20 años reclamando que no se construya en el cerro. “Exigimos la excavación de este yacimiento único. ¿Por qué en una parcela se halla un foro romano y en la de al lado no hay supuestamente nada o lo que se encuentra puede permanecer en garaje? No existe explicación posible”. Para González, el Ayuntamiento quiere vender las parcelas porque necesita amortizar un crédito que pidió para un colegio. “Necesita este dinero y va a vender a cualquier precio, pasando por encima de un yacimiento cartaginés y romano. Dudamos de que cualquier constructor se atreva a comprar algo repleto de nuestra historia. Pero si alguien lo adquiere, lo vamos denunciar, como impedimos en 1995 que se destruyera la zona del foro, la misma que ahora muestran con tanto orgullo como si la hubieran salvado ellos”.

María José Madrid, responsable de los servicios arqueológicos municipales, considera que es plenamente compatible mantener los restos hallados bajo el subsuelo de la calle de la Morería ―admite que en una de las parcelas se han encontrado los muros de dos edificios romanos relacionados con las salazones y una cisterna púnico-romana, además de un tramo de la calzada― con los nuevos edificios. Una opinión que comparte con Noguera, que explica que en ciudades europeas se conservan los restos bajo las edificaciones o modernas o antiguas. “En el Vaticano, en el metro de Nápoles, en Las Setas de Sevilla…”, recuerda.

José Luis López Castro, catedrático de Historia Antigua de la Universidad de Almería, sostiene que “Negueruela no tiene ninguna prueba de lo que dice. No existe ningún indicio. En la ciencia hay aportar pruebas, si no se presentan, es solo un proceso especulativo. Necesitamos elementos arqueológicos, análisis estratigráficos, pero no hay nada publicado al respecto. Pruebas, pruebas, necesitamos pruebas.. Si no, es solo una hipótesis”, manifiesta.

Por otra parte, Noguera defiende que la parte superior del cerro haya sido recubierta por el mortero. “Donde están los caminos [de casi dos metros de anchura] no hay nada, absolutamente, nada bajo ellos. Todo eso se excavó y no encontramos nada, solo la roca madre”. Negueruela le responde que precisamente esa roca escalonada ―”que ha tapado a conciencia bajo toneladas de cemento y escombros”, dice―, es el palacio. “No puedo excavar para encontrar las pruebas. Han gastado millones en cubrirlo todo de hormigón y tierras. Levantarlo todo costará otro tanto. Tenía que pagarlo él de su bolsillo”. Hasta el momento, la inversión en el área arqueológica, financiada fundamentalmente por la petrolera Repsol, es de 4,9 millones.

Ana Belén Castejón, exsocialista que gobierna Cartagena en coalición con PP y Ciudadanos, escribió el pasado martes un tuit: “Las cuatro parcelas de la Morería [Molinete] que Casco Antiguo [sociedad municipal] ha sacado a la venta, se excavaron en 2005 y la Dirección General de Bienes Culturales ha corroborado sus conclusiones y que los sótanos [los garajes] albergarán los restos. En la Morería no hay ningún vestigio, ninguno, de un palacio. No se pude conservar lo que no existe”.

“Los arqueólogos debemos parar nuestra voracidad”, concluye Noguera. “Podíamos pedir que se abriesen las calles que rodean el Molinete para abrir más yacimiento, pero la ciudad tiene que crecer”. Negueruela, por su parte, solo exige que, “si no quieren excavar, que dejen todo como está. Dentro de 50 años, cuando estemos todos muertos, vendrá alguien que nos dará las gracias por no haber metido más hormigón y salvado el palacio. No me parece mucho pedir”. Y, mientras, todos continúan discutiendo.

De los íberos a Carlos III

Pasear por Cartagena es recorrer miles de años de historia en poco tiempo. A su impresionante teatro romano, excavado durante el mandato de la ministra socialista Carmen Alborch, se une la visita al interesante Museo Nacional de Arqueología Subacuática –donde se halla el tesoro de la Mercedes-, el foro romano del Molinete o la plaza de toros José Ortega Cano, que va a ser remodelada porque bajo ella se oculta el anfiteatro de la ciudad. En los sótanos de los edificios del centro, restos de la calzada romana, de construcciones portuarias o, bajo el enlosado, los muros de una ciudad latina que creció a la sombra del Molinete.

En breve abrirá sus puertas el Museo del Foro del Molinete, donde se mostrarán cientos de piezas íberas, romanas, cartaginesas, bizantinas… Un recorrido por la historia que llega hasta los Borbones, que dejaron grandes edificaciones marítimas y administrativas que llevan al visitante a preguntarse dos cosas:“¿cómo puede concentrarse tanta historia en tan poco terreno?”y "por qué tienen que urbanizarse cuatro parcelas sobre el yacimiento cuando hay más de un centenar de solares vacíos en el casco urbano?".

 



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Sobre la firma

Vicente G. Olaya
Redactor de EL PAÍS especializado en Arqueología, Patrimonio Cultural e Historia. Ha desarrollado su carrera profesional en Antena 3, RNE, Cadena SER, Onda Madrid y EL PAÍS. Es licenciado en Periodismo por la Universidad CEU-San Pablo.

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