El camino que lleva a la ciudad cartaginesa sin nombre
El Museo Arqueológico de Alicante halla el acceso a un asentamiento púnico oculto bajo uno romano
El general cartaginés para afianzar su dominio en la Península Ibérica y defenderse de los posibles ataques romanos fundó un ciudad fuertemente fortificada en lo que ahora es el barrio de La Albufereta (Alicante). Corría el 230 a. C. cuando el asentamiento amurallado -de calles anchas, viviendas y almacenes que aseguraban su habitabilidad- comenzó su construcción. Los expertos del Museo Arqueológico de Alicante (MARQ) han hallado en la última campaña de excavaciones la puerta de acceso a la ciudad púnica, hasta ahora oculta bajo una romana posterior. Son visibles hasta las marcas que dejaron los carros en su ascenso a la ciudadela. El problema al que se enfrentan los expertos es que desconocen qué ciudad cartaginesa, de las tres que se tiene constancia en la Península, han hallado.
Los arqueólogos no saben aún si fue Amílcar o su hijo Asdrúbal los que ordenaron construir la ciudad y, ni siquiera, su nombre, aunque barajan que pudiera tratarse de Akra Leuka (Promontorio blanco, en griego). En España solo hay documentada la existencia de tres ciudades fundadas por los púnicos en el último tercio del siglo III a. C.: Cartago Nova (Cartagena), Akra Leuka (Alicante u otra ciudad del Valle del Guadalquivir) “y una tercera de la que se desconoce su ubicación y su nombre”, explica Manuel Olcina, director técnico del MARQ. “Es una cuestión muy interesante porque no sabemos exactamente a qué ciudad corresponde el camino de acceso. Desconocemos si se trata de Akra Leuka o de la tercera ciudad sin nombre, pero sí estamos seguros de que al final del camino hallado se sitúa la puerta de acceso a la ciudad”. Esta puerta puede estar enterrada a una profundidad de entre 0,5 y 2 metros.
De lo que sí están seguros los expertos es que la ciudad cartaginesa fue destruida los romanos en el 209 a.C., durante la Segunda Guerra Púnica -se han hallado estratos del incendio y los consiguientes derrumbes- y que sobre ella estos levantaron Lucentum. Todos los restos conforman ahora el yacimiento arqueológico visitable del Tossal de Manises.
Durante las guerra civil romana de Sertorio (82-72 a. C.) se construyó una muralla dotada de torres con base de sillería y durante los enfrentamientos entre las tropas de Pompeyo y Cesar (49-45 a. C.), una puerta con elementos de fortificación (bastión, torre y muralla de 2,7 metros de anchura).
Este espacio habitado alcanzó la categoría de municipio (estatuto jurídico que le confiere de instituciones y magistrados propios) en época del emperador Augusto el 30-20 a. C. Se trazaron nuevas calles sobre la ciudad púnica, algunas con alcantarillado, y se levantó el foro, compuesto por una plaza porticada y el área del templo. Igualmente, se alzaron termas y viviendas, así como establecimientos comerciales como las tabernae. Junto al mar se abrió un embarcadero y pronto nacieron numerosas villas rurales a su alrededor que explotaron económicamente el territorio.
Sin embargo, en el último cuarto del s. I d. C. se produjeron los primeros síntomas de crisis y de decadencia. Se dejaron de mantener las cloacas y cesó la actividad de los baños. Durante el siglo II se asistió ya al progresivo e imparable desmantelamiento urbano, con el expolio de edificios y áreas públicas, como la plaza del foro. El siglo III supone la total desaparición de Lucentum. Se conviertió en un lugar de rapiña de materiales de construcción.
Entre los siglos VIII y IX, el área se transformó en un cementerio islámico. Se han encontrado más de un centenar de cuerpos. El Tossal de Manises comenzó a ser excavado en los años 30 del siglo pasado y sus materiales enviados al MARQ.
A principios de los noventa, este lugar histórico milenario presentaba un estado de ruina y abandono que motivó que la Diputación de Alicante emprendiera un amplio trabajo para su recuperación. La operación de rescate culminó en la apertura al público en 1998 de este yacimiento de cinco hectáreas de extensión. “Queda mucho por excavar”, señala el director técnico del MARQ, “y más con el hallazgo del camino cartaginés que nos lleva directamente a la puerta de la ciudad púnica sin nombre”.
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