Oliver Stone desvela sus secretos hasta llegar al Oscar por ‘Platoon’
El cineasta narra su infancia, su adicción a las drogas y el despegue de su carrera en las memorias ‘Chasing the light’, que dejan fuera la etapa de madurez en la que rodó sus obras más polémicas
Oliver Stone tenía en 1979 un Oscar en la repisa de su apartamento en Sunset Boulevard, en Los Ángeles. Lo había logrado todo, pero él no sentía nada. Acaba de ser galardonado a los 33 años por escribir el guion de El expreso de medianoche, pero su sueño de escribir y dirigir su propia película se veía cada vez más distante. “Hollywood no me ha apoyado”, escribía en sus diarios, mientras sin una financiación clara planeaba el rodaje de su cinta Salvador, sobre la guerra civil en el país centroamericano. Con lo justo para producirla, viajó en 1985 a México para rodar a la que llama “mi primera película de verdad”. El cineasta cuenta este y otros episodios de su vida en su libro de memorias Chasing the light (Houghton Mifflin Harcourt, 2020), que se publica este martes en Estados Unidos.
Si mis padres se hubieran conocido realmente antes de casarse, nunca se hubieran unido y yo nunca hubiera existido. Los niños como yo nacen de una mentira
Stone ha elegido ser el protagonista de su historia para narrar su infancia y el divorcio de sus padres que le marcó para siempre. Hijo de una emigrante francesa y un financiero estadounidense, el director de cine se cuestionó durante buena parte de su vida las razones por las que el matrimonio fracasó. “Si mis padres se hubieran conocido realmente antes de casarse, nunca se hubieran unido y yo nunca hubiera existido. Los niños como yo nacen de una mentira”, reflexiona el cineasta en el libro, en el que asegura que a lo largo de los años fue descubriendo las recurrentes infidelidades de sus padres.
Aunque tuvo la oportunidad de disfrutar de una educación privilegiada, Stone dejó la Universidad de Yale a los 21 años para alistarse en el Ejército y viajó en pleno conflicto a la guerra en Vietnam. La experiencia le marco lo suficiente para inspirar, años más tarde, el guion de Platoon (1986), la historia de un grupo de soldados en la interminable guerra de Vietnam interpretados por Charlie Sheen y Willem Dafoe, que le valió su primer Oscar como director. La experiencia bélica también le llevó a reflexionar sobre sus posturas políticas, que a través del tiempo se han visto reflejadas en los retratos de personajes como Richard Nixon y John F. Kennedy.
La carrera de Stone, según sus memorias, ha sido un duro camino cuesta arriba. Tras volver de la guerra, se inscribió en la escuela de cine y comenzó a escribir sus primeros guiones. Para pagar las cuentas conservó hasta los 30 años un trabajo como taxista. En esos días escribió Scarface y El expreso de medianoche. Después comenzaron a llegar los reconocimientos y la aceptación de Hollywood, pero también su adicción a las drogas. Llegado el momento decidió separarse de la meca del cine y probar suerte como cineasta independiente.
Cuenta Stone en este libro de 352 páginas, que para el rodaje de Salvador tuvo que buscar financiación con inversores británicos y mexicanos porque los grandes estudios de California le habían dado la espalda a una película que tenía una importante carga política. “No creían en mí, o no creían que una película sobre un país como El Salvador fuera de algún interés para la audiencia estadounidense y menos si es empática con los revolucionarios. Ante sus ojos, estaba acabado a los 40 años. Y yo lo sabía, había hecho muchos enemigos y había quemado muchos puentes con mi personalidad provocativa”, escribe. La cinta tuvo dos nominaciones en los premios de la Academia de Hollywood.
El cineasta ha evitado profundizar en su vida después de esa década en la que finalmente alcanzó su primer Oscar como director y se ha enfocado en contar su origen hasta lo que él considera la cúspide: la ceremonia de 1987 de los Premios Oscar. Fuera han quedado, por ejemplo, sus experiencias al rodar películas sobre polémicos personajes latinoamericanos como Fidel Castro y Hugo Chávez u otros como Vladimir Putin, sobre el que realizó una serie documental de cuatro capítulos. Sin embargo, no ha dejado de lado las anécdotas sobre las estrellas de Hollywood. A lo largo del relato, Stone detalla, por ejemplo, cómo se sintió traicionado por Al Pacino cuando se retiró de una discusión con el director Brian de Palma sobre la edición de Scarface; o que había considerado a Keanu Reeves para el papel de soldado que finalmente interpretó Charlie Sheen en Platoon; o los vergonzosos episodios de miedo en las escenas de acción del actor James Woods, durante el rodaje de Salvador en México.
Babelia
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