Antonio Onetti, nuevo presidente de la SGAE
El guionista y máxima figura del colegio Audiovisual en la entidad recibe la mayoría de votos de la Junta Directiva para suceder a Pilar Jurado, destituida hace dos semanas
El guionista Antonio Onetti (Sevilla, 1962) ha sido elegido presidente de la Sociedad General de Autores y Editores (SGAE) por la Junta Directiva. El vicepresidente del colegio Audiovisual (una de las cuatro agrupaciones en las que se divide la sociedad) ha recibido un apoyo de 21 votos, ocho abstenciones y seis en contra, tal y como adelantan a EL PAÍS, de los 35 miembros que componen el máximo organismo de dirección de la entidad. Onetti llega tras la destitución de Pilar Jurado por “falta de transparencia”: la expresidenta se mantuvo durante 15 meses al frente de la entidad de gestión de derechos más importantes de este país, que fue expulsada hace un año de la Confederación Internacional de Sociedades de Autores y Compositores (CISAC) por “el trato discriminatorio de los titulares de derechos y las prácticas desleales relacionadas con el reparto de derechos”. Dos semanas después de destronar a Jurado con una moción de censura, la presidencia de la SGAE pasa del colegio de Gran Derecho (obras teatrales) a Audiovisual, en un cambio de rumbo que podría limitar la presencia de los intereses vinculados a “la rueda” (una trama que se embolsaba millones gracias a la música emitida de madrugada en televisión que investiga la justicia) y su capacidad de decisión en la cúpula de la sociedad. A la vez, Onetti afrontará la misma maldición de sus antecesores: con su nombramiento, la SGAE ya suma siete presidentes distintos en una década.
Onetti, creador en 2005 de Amar en tiempos revueltos, serie para TVE, y guionista en 2016 de La catedral del mar y de Amar es para siempre, ambas en Antena 3, es también dramaturgo desde los años ochenta, ha mantenido una posición crítica contra los beneficios de la música en la madrugada televisada. Fue presidente de la Fundación SGAE (entre 2012 y 2014) y en 2013 pidió la dimisión de Antón Reixa, junto con Fermín Cabal, también guionista y actual miembro de la Junta Directiva, por sostener “posturas personalistas”, con decisiones que “no han sido debatidas previamente en los órganos de decisión”. Un año después abandonó la casa y todos los cargos que tenía en ella. En octubre de 2018 regresó en las últimas elecciones y se centró en desatascar la reforma estatutaria de la entidad, requerida por la nueva ley de propiedad intelectual europea y española, en la que se reclamaba un organismo de control y supervisión independiente para evitar los desmanes de la casa en los últimos años.
El nuevo presidente ha denunciado en este último año que la entidad seguía “en manos de la rueda”, con una presidenta “elegida por la rueda”, con la abstención del colegio de Obras Audiovisuales. La confianza en Pilar Jurado del grupo que representa Onetti empezó a resentirse el día en que la SGAE fue expulsada de la CISAC. En el último año y medio, la expresidenta no ha podido acabar con la amenaza del Ministerio de Cultura de la intervención en la sociedad y la retirada de la licencia para operar. Sí logró, en cambio, el voto mayoritario de los socios a favor de la reforma de los estatutos, algo que no consiguieron sus dos antecesores, José Miguel Fernández Sastrón y José Ángel Hevia. Sin embargo, la gota que colmó la paciencia con Jurado de la mayoría de la Junta Directiva fue la aprobación de un nuevo organigrama, en plena crisis sanitaria, que incumplía precisamente los nuevos estatutos apoyados por los socios. Pero también cuestionaba el requerimiento del Ministerio de Cultura, que impide a la entidad aprobar un nuevo organigrama sin su permiso. La presidenta reconocía a este periódico que no había contado con la cartera de José Manuel Rodríguez Uribes para este cambio. La aprobación de 1,5 millones de euros en anticipos tampoco sentó bien.
El nuevo camino
Tal y como explica a este periódico, Onetti tiene una intensa agenda para cumplir antes del 28 de mayo, cuando cumple la expulsión de un año la CISAC. El organismo internacional -formado por 239 sociedades de autor de 122 países- decidirá entonces si mantiene la expulsión o la rectifica. El nuevo presidente está convencido de que habrá readmisión. Pero para ello debe convocar elecciones antes de esa fecha, posiblemente, para el mes de octubre, cuando quizás se haya superado la crisis sanitaria. Además tendrán que afinar varios artículos de los nuevos estatutos, como ya le ha pedido la CISAC. Mientras, desde su aprobación en enero, la reforma está pendiente de la aprobación por el Ministerio de Cultura, que debería dar el “sí” en la primera quincena de mayo para que la SGAE pueda iniciar una nueva senda que le aparte del desastre. La pieza clave es la creación de un órgano de supervisión de la entidad, que estará compuesto por cinco autores con experiencia en la casa y cinco independientes.
Además, Onetti quiere ejecutar la separación de las bolsas del reparto de beneficios. Ya dio el primer paso hace un año, cuando inició la segregación de los autores de teatro, televisión y cine como inicio de la autonomía colegial y como pilar sobre el que levantaría su mandato. Tanto Onetti como Cabal defienden que la actual estructura de la SGAE es anacrónica y critican que los escritores estén subordinados a los músicos. “Esta etapa tiene que terminar”, reconoció Cabal a este periódico en su día. Por su parte Onetti explicó que es el momento de “dar el paso hacia nuevos modelos, porque el actual ha caducado”. Desde la oposición, el nuevo presidente ha batallado contra los abusos de poder y la falta de gobernanza y se ha mantenido en una posición de reconciliación con el Ministerio de Cultura y la CISAC.
Su último objetivo es devolver su lugar a los editores expulsados de la Junta Directiva. Es otra petición expresa de la CISAC. Ocuparían los cuatro puestos pendientes y con los votos de ellos, los de los autores teatrales, audiovisuales y una parte de músicos, Onetti sumaría una mayoría suficiente -unos 23 votos, según calculan las fuentes consultadas- para dirigir un barco que perdió la estabilidad desde que la Guardia Civil irrumpiera, en 2011, en el Palacio de Longoria y detuviera a Teddy Bautista, entonces al frente de la entidad. Antonio Onetti será el séptimo presidente en una década.
Babelia
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