La restauración de un palacio en Almagro saca a la luz murales del XIX
El edificio, usado en el pasado por monjas dominicas, fue adquirido por un empresario mexicano para abrir un complejo turístico
El palacio de los Torremejía en Almagro (Ciudad Real) guardaba una sorpresa bajo el papel que cubría sus paredes, pero para descubrirlo ha hecho falta sacar “200 camiones de mugre”, una operación que ha dejado a la vista su arquitectura original, de principios del siglo XVI. Bajo las tres capas de papel, el promotor cultural mexicano y coleccionista de arte Mauricio Fernández atisbó unas pinturas murales que ahora le tienen emocionado: “Hay en todos los salones, no sé cuándo se pintaron, pero parece que fue ayer. ¿Bien conservado, dice? Maravillosamente bien. Representan antiguas embarcaciones portuguesas, indios con plumas… Es impresionante”. Las fotografías del empresario, que compró este palacio hace unos meses —la prensa local daba cuenta del trato en marzo de este año y señalaba que había salido a la venta en los portales digitales por 800.000 euros— muestran los coloridos murales. Los hay en todas las estancias, hasta 28, y este jueves se presentarán a la prensa.
El afamado restaurador mexicano Manuel Serrano visitó la ciudad manchega del teatro cuando las pinturas aparecieron al desbrozar el inmueble, que ha estado poco tiempo deshabitado, razón que ha impedido su envejecimiento y deterioro. Sus dimensiones, toda una manzana en la plaza de Santo Domingo y sus dos plantas sirvieron un tiempo para convento y luego se instaló allí una escuela femenina que también dejó sus huellas en las paredes: “Hay algunas palabras y signos de travesuras propias de escolares”, asegura el restaurador, que en su visita a Almagro dio las pautas para que los trabajos se acometieran con tino. “En algunos muros se conservan las pinturas en un 90%. Es particularmente interesante una escena china que representa la vida cotidiana sobre papel de arroz. Estamos en una fase inicial para catalogarlo, pero está en excelentes condiciones y es una maravilla”.
Serrano ubica las pinturas entre los siglos XVIII y XIX, “aproximadamente, pero hay que hacer muchos estudios todavía”. “Son escenas costumbristas, decorativas, que tocan temas de arquitectura griega, romana”. El hecho de haber estado enterrados en papel, en contra de lo que pareciera, probablemente ha contribuido a su conservación. De la autoría no se atreve a aventurar aún nada, pero “hay un nombre en un plafón” que ahora Serrano no recuerda.
Desde la Consejería de Cultura de la Junta de Castilla-La Mancha apuntan que los murales ahora descubiertos son “pinturas al seco, posiblemente al temple y que pertenecen al siglo XIX”. Según la administración autonómica, el 8 de julio se recibió un correo electrónico solicitando autorización para llevar a cabo la recuperación del espacio arquitectónico del palacio, a cargo del estudio Pérez Parada Arquitectos, ubicado en Ciudad Real, y firmado por los hermanos Federico y Alberto Pérez Parada.
Un equipo de la delegación de Cultura hizo una visita técnica al edificio el 18 de julio y se comprobó que se habían hecho más obras de las autorizadas (solo había permiso “para realizar sondeos y catas murarias”). En esa visita se comprueba la existencia de las pinturas y, dos meses después, el 19 de septiembre, se autorizan las obras con ciertos condicionantes.
Según el informe de Cultura, las pinturas se encuentran en cuatro habitaciones de la primera planta, y estaban bajo varias capas de papel pintado que fue retirado por “un jefe de artesanos de Ciudad Real bajo la supervisión (a distancia) del restaurador mexicano Manuel Serrano”. La consejería añade que “en general la pintura se conserva bastante bien, aunque es necesaria una labor de restauración con limpieza, reintegración y conservación”.
El restaurador es doctor honoris causa por la Universidad Nacional de San Martín en Argentina. En este país se encargó de dar nueva vida al mural ‘Ejercicio Plástico’, una obra del artista mexicano Alfaro Siqueiros. Serrano también ha trabajado con el actual propietario del palacio de los marqueses de Torremejía para remozar un alfarje de par y nudillo, una cubierta de madera “que no artesonado” correspondiente a la antigua Universidad Nuestra Señora del Rosario que salió de Almagro hacia América en aquella época en que España vendía por cuatro perras iglesias enteras que se embarcaban piedra a piedra para satisfacción de los coleccionistas estadounidenses. Era el caso del magnate del periodismo William Randolph Hearst, Ciudadano Kane, de cuya colección se ha hecho Mauricio Fernández con varias de las piezas que aquel atesoró. Ha reunido alfarjes, techos de cerámica y artesonados españoles que están en México, esperando que el Ayuntamiento de San Pedro Garza García reanude el proyecto frenado y se expongan al público. Fernández fue en varias ocasiones alcalde de este municipio, uno de los más ricos de México, en el Estado de Nuevo León.
También para este palacio almagreño tiene Fernández proyectos museísticos. “Para empezar, el propio palacio, con las columnas recuperadas, que las monjas taparon, con los escudos perfectos y sus jardines árabes y ahora con los murales, ese diamante que estuvo oculto”, dice por teléfono. Planea, además, unas salas para arte paleontológico, con piezas “del cretácico” y otras de arte popular mexicano. “Yo creo en la hermandad entre los países”, afirma y considera que el arte del suyo no es muy conocido en España. Ya ha obtenido de las Administraciones “todos los permisos”, asegura. Fernández se emociona hablando del pasado manchego, cuando las minas de Almadén proporcionaban mercurio “para refinar la plata en América” que después desembarcaba en España. Y de la familia de los Fúcares, que financiaban las campañas de Carlos V y explotaban esas minas entre los siglos XVI y XVII. Entonces Almagro era muy rico”. Ahora, con las pinturas murales al descubierto lo será un poco más.
Restaurante con firma
El arquitecto Federico Pérez Parada explica por su parte que llevan “apenas dos meses escasos de obras” y que se trata de un “proyecto vivo” que seguro que irá variando. “En función de lo que vamos descubriendo con estas labores arqueológicas se van cambiando los criterios”. Explica que se trata de una casa solariega del siglo XV o XVI que se transformó en palacio y que se fue ampliando poco a poco hasta ocupar toda la manzana, en una zona peatonal muy próxima a la famosa Plaza Mayor de Almagro. “Nos está sorprendiendo día a día”, asegura Pérez Parada, que cuenta que tras el fallecimiento de los últimos marqueses el complejo se donó a los dominicos y que la congregación apenas transformó el edificio. Por eso, su labor hasta ahora consiste "en ir retirando elementos superpuestos, todo lo que desfiguraba la arquitectura original, como suelos de terrazo o los elementos que tapaban las columnas de un pequeño claustro”.
En principio, explica, en una primera fase del proyecto se dedicará una parte del edificio a la residencia particular del empresario Mauricio Fernández. También está previsto un restaurante de alta categoría a cargo, según Pérez Parada, del prestigioso y mediático cocinero vasco (con programas en televisión en los últimos años) Bruno Oteiza, que también cuenta con varios restaurantes en México. El palacio también alojará un pequeño hotel de entre 10 y 15 habitaciones —“para dar mayor valor turístico a Almagro”— y con una zona musealizada, correspondiente a las salas de los murales.
"Queremos muchos mexicanos así"
“Creemos que es de un gran valor porque lo dice él”, explica Dionisio Muñoz, concejal de Cultura del Ayuntamiento de Almagro, gobernado por el Partido Socialista, en referencia al empresario Mauricio Fernández Garza. “Este es un señor privado que compra un palacio del siglo XVI, modificado después en el XIX. Y ahora quiere recuperar el palacio del siglo XVI, para lo cual saca a la luz las columnas de un patio. También recupera una parte del palacio del siglo XIX y ahí es donde ha encontrado, según dice, unas pinturas de un valor incalculable. Tiene a unos expertos mexicanos que así lo aseguran y eso es lo que sabemos nosotros”
“El valor real nos lo tendrá que decir él”, añade Muñoz, “a ver si el jueves [cuando se prevé que se presente públicamente el hallazgo] se da a conocer y nosotros podemos participar”. Eso sí, asegura que en la obra trabajan profesionales y que un experto del Ayuntamiento supervisa todo: “Aquí para mover una baldosa hay que pedir permiso al Ayuntamiento”.
La postura del Consistorio es favorable a la intervención siempre que se haga bien. “Si no compra el palacio, se venía abajo. Nosotros, tan contentos. Queremos muchos mexicanos así, mexicanos o colombianos o lo que sea, que puedan recuperar un palacio”, remata Dionisio Muñoz.
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