11 fotosLas pinturas del palacio de los marqueses de TorremejíaLas obras en el edificio señorial de Almagro comprado por un empresario mexicano sacan a la luz unos murales del siglo XIXEl País24 sept 2019 - 15:48CESTWhatsappFacebookTwitterBlueskyLinkedinCopiar enlaceLas obras de rehabilitación de un palacio de Almagro han sacado a la luz murales y pinturas sobre papel de arroz japonés en varias de las salas. El inmueble fue comprado en primavera por el empresario mexicano Mauricio Fernández Garza y ahora se está acondicionado con fines turísticos.Según la Consejería de Cultura de la Junta de Castilla-La Mancha, los murales, ocultos bajo varias capas de papel, son del siglo XIX y se conservan bastante bien, aunque necesitan "una labor de restauración con limpieza, reintegración y conservación".Uno de los salones del palacio, que cultura define como Sala de los Chinescos, está recubierta de papel de arroz japonés con motivos chinescos que representan la vida cotidiana.Las obras, con permiso de la Junta de Castilla-La Mancha, se están llevando a cabo por el estudio Pérez Parada Arquitectos, de Ciudad Real, bajo la supervisión del restaurador mexicano Manuel Serrano.Según el proyecto inicial previsto por el propietario mexicano, los salones que convervan los murales acogerán una zona del palacio destinada a un proyecto museístico, que contará con una zona para mostrar piezas de arte popular mexicano y otra zona con restos de dinosaurios.Los trabajos de restauración apenas llevan dos meses de obras, pero el arquitecto Federico Pérez Parada asegura que el palacio les sorprende día a día con nuevos descubrimientos.La Sala de los Masones tiene una decoración típica de edificio clásico con columnas y frontón. Según la Consejería de Cultura, hay "un paisaje rural con casas, ríos, animales, vegetación y mucho detalle".La sala 3, según la Consejería de Cultura, es una habitación decorada en las paredes con motivos de cortinajes sujetos por indios y, en el techo, con motivos pompeyanos.Una de las figuras halladas en las paredes del palacio de Almagro, que tras la muerte de los marqueses de Torremejía fue donado a los dominicos y fue utilizado como convento y, en su última etapa, como escuela.La decoración mural asoma tras la retirada de capas de papel pintado, en una de las salas del palacio en restauración de Almagro, que en el futuro acogerá un restaurante de lujo, un pequeño hotel, la residencia particular del empresario mexicano y una zona museística.Uno de los indios que sostienen los cortinajes pintados en la sala 3 del palacio de los Marqueses de Torremejía, en Almagro.