El ‘caso Balenciaga’ arranca en San Sebastián 12 años después
El acusado Mariano Camio confirma que su expareja, el arquitecto huído Julian Argilagos, era el director de obra adecuado para el museo del modisto, cuyo coste se disparó
"Tengo la conciencia tranquila", ha dicho el principal acusado del caso Balenciaga, el exalcalde del PNV de Getaria, Mariano Camio, a la llegada a la primera jornada de la vista oral. Camio se ha sentado en el banquillo casi 12 años después de iniciarse la instrucción de un caso en el que el glamur de las puntadas del mundialmente reconocido modisto Cristóbal Balenciaga se ha visto salpicado por un presunto caso de corrupción en el que se mezcla la pasión, la desaparición de parte de los fondos del museo como guantes, dibujos y pañuelos diseñados por el genio, y el presunto desvío de fondos hacia la pareja sentimental del exalcalde, el arquitecto cubano, en paradero desconocido y beneficiario de diversas cantidades dinerarias, Julian Argilagos. Durante los próximos días y hasta el 17 de abril, un Juzgado de San Sebastián intentará dilucidar los pormenores de la construcción de un edificio, el Museo Balenciaga, cuyo coste pasó de los seis millones de euros iniciales a 30 el día de su inauguración el 7 de junio de 2011.
En la primera jornada Camio ha sostenido que no hizo nada ilegal y que Julián Argilagos era la persona adecuada para llevar adelante el proyecto. El fiscal Juan Carlos Gálvez en un interrogatorio de unas seis horas a Camio le ha preguntado por el contrato que suscribió en 2001 con Arguilagos, que contenía cláusulas según las cuales los honorarios del arquitecto se incrementarían en función del aumento del presupuesto del proyecto de rehabilitación del palacio Berroeta-Aldamar y construcción del museo Balenciaga.
El exalcalde está procesado por cuatro delitos: administración desleal, falsedad en documento mercantil y malversación de caudales públicos, por el que la Fiscalía solicita ocho años. También pide para el arquitecto cubano cuatro años por administración desleal e intrusismo. Camio le adjudicó la dirección de las obras pese a no tener la titulación requerida en España.
El Ministerio Público cree que la relación sentimental que mantenían Camio y el arquitecto cubano, proporciona uno de los móviles principales del caso. De hecho, califica de "doloso" el ánimo de enriquecimiento, favorecimiento y "defensa personal a ultranza" del alcalde a un arquitecto que, aunque llevó la dirección de las obras no acreditó su titulación en España.
En esencia el fiscal describe en su escrito, y ha intentado demostrar en sus preguntas, cómo Camio, director gerente de la sociedad que se constituyó en 2005 para construir el museo, incrementó el presupuesto, con lo que benefició las arcas de su pareja por aquellos años. Una cláusula en la que se especificaba que sus honorarios crecerían si crecía el presupuesto por encima de lo pactado, y los pagos crecientes a este, que pasaron de 0,5 millones a 1,2, en poco tiempo, avalarían esa tesis.
"No le favorecí"
"No favorecí en ningún momento a Argilagos", ha sostenido durante la vista el principal acusado. Además, ha asegurado que el contrato que suscribió con él en 2001 "lo negoció el tesorero" de la Fundación, Eusebio Larrañaga, que no comparecerá en el juicio por haber sufrido un ictus, y el secretario Manuel Cabrera "también tenía conocimiento" del mismo.
Entre 2001, año en el que se puso la primera piedra del museo y 2011, el presupuesto se había quintuplicado. De los seis millones de euros se pasó a 25 para financiar las obras y los restantes cinco para rehabilitación el Palacio Aldamar, casa veraniega de los abuelos de Fabiola de Bélgica, integrada en el complejo. Un bonito palacete en el que Balenciaga empezó a soñar con la alta costura viendo a su madre coser para la aristocracia de la época.
El escrito de acusación reclama además cuatro meses para el tercer imputado, Rolando Paciel, el heredero de Argilagos al frente de los trabajos, que se sienta junto a Camio. El exalcalde procesado dimitió en 2007 tanto de su cargo de vicepresidente y presidente de la comisión ejecutiva de la Fundación como de la sociedad Aldamar de la que era gerente, pero para entonces parte del daño ya estaba hecho.
Babelia
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