Levantado el arresto domiciliario al director ruso Kiril Serébrennikov
El famoso artista está siendo juzgado por presunta malversación de fondos estatales. Su caso se ha visto como un examen a la libertad de expresión en Rusia
Después de pasar un año y siete meses en arresto domiciliario acusado de malversación de fondos públicos, el famoso director de cine y teatro ruso Kiril Serébrennikov podrá moverse libremente, aunque no podrá salir de Rusia. Un tribunal de Moscú ha anulado este lunes el arresto domiciliario al que estaba sometido el artista. Serébrennikov queda ahora a la espera de que siga el juicio por un polémico caso contra Séptimo Taller, uno de los grupos residentes del Centro Gogol, del que era director artístico. El dramaturgo, que niega cualquier delito, ha asegurado que se trata de acusaciones “absurdas”.
Serébrennikov y los otros tres acusados —compañeros de Séptimo Estudio— se han declarado inocentes de conspirar para malversar 133 millones de rublos (unos 1,8 millones de euros) de fondos estatales asignados a un proyecto de arte contemporáneo multiplataforma, que terminó hace cuatro años. Se enfrentan hasta a diez años de prisión.
El caso contra el principal director de vanguardia ruso, que había encabezado producciones muy criticadas por los círculos conservadores, ha levantado serios temores sobre un retorno a la censura al más puro estilo soviético, y se ha visto como una prueba y una amenaza para la libertad artística en Rusia. La organización por la libertad artística Freemuse alertó en su informe publicado en marzo sobre el caso del artista, muy crítico con la influencia de la iglesia ortodoxa en Rusia y que había participado en manifestaciones contra el presidente ruso, Vladímir Putin.
Grandes figuras de la cultura, tanto rusas —como la novelista Liudmila Ulitskaya— como internacionales —Cate Blanchett o el dramaturgo alemán Thomas Ostermeier—, llevan meses exigiendo la liberación del director, premiado por ejemplo en Cannes, donde concursó el año pasado su último filme, Leto, que se estrenará en España el 26 de abril.
“Solo seré feliz cuando esta pesadilla termine por completo y probemos nuestra inocencia”, ha dicho Serébrennikov a los medios, tras conocer el dictamen judicial. Hasta ahora, el artista tenía prohibido, también, cualquier tipo de comunicación pública. “Volveré pronto. No es fácil psicológicamente, pero hay muchas cosas que hacer. Tenemos espectáculos, ensayos”, ha recalcado, ataviado con su habitual gorro negro.
Incluso bajo arresto domiciliario, Serébrennikov, de 49 años, se las ha arreglado para sortear la prohibición de comunicarse. Y ha seguido trabajando. Pudo terminar la película Leto, sobre el joven cantante de rock Victor Tsoi, muerto en 1990. También la ópera Nabucco, estrenada en marzo en Hamburgo. Todo a través de un sistema que incluía el envío de las imágenes de los ensayos mediante un pen drive, que le entregaba su abogado; tras verlas, el artista se grababa con las ordenes de dirección. Y así, sucesivamente.
Serébrennikov se ha hecho un nombre con sus películas que desafían las normas sociales. Y aunque ha contado con defensores dentro del Kemlin, también ha tenido enemigos muy poderosos entre los círculos más conservadores. Durante su dirección del Centro Gogol, el pequeño teatro moscovita que llegó a convertir en un centro de vanguardia, acogía producciones con críticas veladas a la vida bajo el Gobierno de Putin; además de algunos desnudos y referencias sadomasoquistas. Un choque con la familia tradicional que defiende el Gobierno.
Y la polémica aumentó cuando el Teatro Bolshoi le encargó crear y dirigir un ballet sobre Rudolf Nuyerev. Serébrennikov incluyó entonces referencias a la homosexualidad del bailarín, además de una escena en la que bailaba con otro hombre. La controversia fue tal que el estreno se retrasó. El director ruso no pudo acudir. Estaba ya bajo arresto domiciliario por el caso Séptimo Taller.
Babelia
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