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Un trío en Alejandría por amor al ‘Cuarteto’

Julia Navarro lleva en su nueva novela ‘Tú no matarás’ a tres exiliados de la posguerra española a la ciudad de Durrell, Cavafis y Forster

Jacinto Antón
Julia Navarro en Alejandría junto al fuerte Quaitbey, antiguo emplazamiento del faro.
Julia Navarro en Alejandría junto al fuerte Quaitbey, antiguo emplazamiento del faro.Juan Manuel Fernández

Hay que tener redaños para escribir sobre Alejandría, territorio literario de Lawrence Durrell, de Cavafis, de Forster, sin olvidar a Terenci Moix. Julia Navarro (Madrid, 1953) le ha echado coraje y una parte importante de su nueva novela, Tú no matarás (Plaza & Janes), transcurre en la ciudad de Justine y prácticamente en su misma época. La escritora madrileña lleva a tres de sus protagonistas, españoles exiliados después de la Guerra Civil por diferentes causas, a vivir una larga temporada en la vieja, historiada y cosmopolita urbe. Ese auténtico trío de Alejandría, dos hombres y una mujer unidos sentimentalmente por complejos lazos –el eco del Cuarteto de Durrell resuena en la novela–, arriba durante los momentos cruciales de la Segunda Guerra Mundial en que las tropas del mariscal Rommel amenazaban con conquistar Egipto.

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“Me enamoré de Alejandría por el Cuarteto de Durrell”, dice Julia Navarro en el bar Le Jardin del icónico Cecil Hotel, que conserva la memoria literaria de Justine (y los ascensores) y en el que aún parece que puedas aspirar un rastro de su perfume, Jamais de la vie. “Me regaló los cuatro libros un amigo a los veinte años y cuando mucho tiempo después viajé a Egipto mi primera parada fue la ciudad. La de Durrell ya no existía, pero la puedes seguir viendo con los ojos de la literatura. Ahora, cuando pensé en mi nueva novela y planeé un exilio para mis personajes, se me ocurrió que era una oportunidad para traerlos y escribir sobre la ciudad”. Navarro es muy sensible al extraño y melancólico encanto de Alejandría, una ciudad “que parece que se te meta dentro, en la sangre, y que te acaba convirtiendo a ti mismo en personaje literario”.

Navarro ha visitado Alejandría para presentar su novela recorriendo algunos lugares emblemáticos–incluyendo el Cecil, mezquitas, necrópolis, cafés, la nueva biblioteca, el emplazamiento del legendario faro, la casa de Cavafis–, muchos de los cuales aparecen en el libro, y dar una charla en el Instituto Cervantes de la ciudad. Acudieron a su conferencia un público heterogéneo con mayoría de jóvenes egipcios estudiantes de español, entre ellos un joven soldado con intereses literarios que asistía en el marco de un programa de formación de las tropas. Mientras la noche se enseñoreaba de Alejandría y el oleaje oscuro chasqueaba en el viejo puerto sobre las ruinas de los palacios sumergidos de los ptolomeos, la autora se metió en el bolsillo al auditorio explicando su proceso de creación. Dijo que primero surge la idea como un fogonazo, luego piensa la historia que quiere contar y en tercer lugar decide el escenario. Se documenta en profundidad –“hay muchas lecturas detrás de cada libro mío”– y mima especialmente a los personajes secundarios.

"Me gusta mucho pasear por la Corniche, la avenida que bordea el mar, y la sensación de que la ciudad se extiende hasta el infinito"

Tú no matarás, una historia cuyo hilo conductor, dice, es la huida, pero también la vergüenza y la conciencia, y que arrastra al lector a lo largo de un millar de páginas y casi cuarenta años (de 1941 a 1976), arranca en un vecindario de Madrid en el que conviven vencedores y vencidos. Es un lugar en blanco y negro, afirma la autora, que contrasta vivamente con Alejandría, “en technicolor”. La novela tiene una tercera parte en París, y también otros numerosos escenarios (Londres, Lisboa, El Cairo, Nueva York, Praga, Chile, Jerusalén) por los que los transitan personajes como un editor devenido agente secreto, una madre soltera obsesionada en que un hombre reconozca a su hija, una bailarina de danza del vientre y espía (“la mujer más deseada de Alejandría”, con perdón de Justine, claro), un valeroso capitán de barco, un nazi huido o un poeta que llegará a lo más alto. A destacar la manera en que se ha sumergido Navarro en la historia militar de la Segunda Guerra Mundial, incluidas las batallas del desierto y el episodio del ataque de los buceadores italianos de Luigi Durand de la Penne a bordo de los torpedos tripulados (los famosos maiale) a la flota británica en el puerto de Alejandría.

La Alejandría de Julia Navarro es la de los años cuarenta, “una Babel moderna”, políglota y abierta, y llena de misterios. La escritora confiesa que no podría haber alumbrado su novela, además de sin aquella lectura iniciática del Cuarteto, sin la ayuda de E. M. Forster, cuyo libro canónico de 1922 Alejandría: historia y guía (Gatopardo, 2016) le ha sido fundamental para ambientar su historia y resucitar la ciudad desaparecida. “Los exiliados españoles iban en realidad a Orán a Marruecos, o a América, pero me apetecía traer aquí a los míos, a la luz de esta ciudad. ¿Que alguien puede comparar mi novela con el Cuarteto de Alejandría? ¡Ojalá!”. En todo caso hay similitudes de época. “Es la misma, prácticamente, sí. Había una confluencia de vividores, espías, militares, artistas. Esa Alejandría no es en realidad patrimonio de nadie”. En Tú no matarás (la admonición que le hace el padre del protagonista principal, ex soldado republicano y preso, a su hijo), hay pocas descripciones de la ciudad. “La defino por los personajes, en buena parte la doy por sabida. Ellos llegan escapando, su peripecia es lo importante. Huyen de las circunstancias, pero también de sí mismos”. Los personajes de la novela tienen un lado sombrío todos ellos y algunos son definitivamente antipáticos. “Trato de que sean verosímiles. Todos tienen claroscuros. Son seres humanos muy complejos”.

¿Cuál es su sitio preferido de Alejandría? “Me gusta mucho pasear por la Corniche, la avenida que bordea el mar, y la sensación de que la ciudad se extiende hasta el infinito. Al atardecer todo se junta, el agua, la luz, el recuerdo... Parece un lugar en el que cualquier cosa puede suceder”.

"Que un dictador tenga un mausoleo es una anomalía"

Por el marco histórico elegido, la escritora ha debido hablar de la Guerra Civil. “La novela está decantada del bando de los perdedores, pero intento retratar también a los otros. Hubo mucha gente a la que le tocó estar en un bando o en el otro, no por elección propia. He procurado reflejar al ser humano más allá de las ideologías y dejar claro que la Guerra Civil fue un drama terrible”. Testimonio especial de la España del franquismo es el que brindan desde Madrid las sufridas madres de los tres protagonistas. “En todo caso, no quería que fuera otra novela más sobre nuestra guerra, de hecho la dejé dormir mucho tiempo después de empezarla en 2013 hasta encontrar esa idea de llevar a los personajes a Alejandría. En cuanto a la memoria histórica creo hay que dejarla en manos de los historiadores, y desde luego no en las de los políticos”. Desde Alejandría, el Valle de los Caídos se ve lejos. “Me parece lógico que se saque a Franco de ahí, un dictador no puede tener un mausoleo, es una anomalía. Creo que la mayor parte de la sociedad española lo tiene claro”.

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Sobre la firma

Jacinto Antón
Redactor de Cultura, colabora con la Cadena Ser y es autor de dos libros que reúnen sus crónicas. Licenciado en Periodismo por la Autónoma de Barcelona y en Interpretación por el Institut del Teatre, trabajó en el Teatre Lliure. Primer Premio Nacional de Periodismo Cultural, protagonizó la serie de documentales de TVE 'El reportero de la historia'.

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