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Claudia Piñeiro | Escritora argentina

Claudia Piñeiro: “El protagonismo de las mujeres dejó desconcertados a muchos hombres”

La narradora publica su primer libro de cuentos, 'Quién no', en el que pone a los personajes frente a situaciones límite

Claudia Piñeiro en su casa, en Buenos Aires.
Claudia Piñeiro en su casa, en Buenos Aires.Silvina Frydlewsky

La escritora argentina Claudia Piñeiro (Burzaco, 1960) debuta como cuentista con Quién no (Alfaguara) después de una prolífica trayectoria consagrada a la novela policial, con títulos como Las viudas de los jueves, Las grietas de Jara y Elena sabe, entre otros. Este año estuvo marcado también por su compromiso a favor de la ley de interrupción voluntaria del embarazo, que fue rechazada por el Senado argentino el pasado agosto.

Pregunta. Su último libro está dedicado "a los que pueden ponerse en el lugar de otros, raros o no". ¿Estamos en un momento en el que falta empatía?

Respuesta. Sí, es una de las claves de la época, ser terminante para juzgar al otro desde tus propias creencias, no poder pensar que cada uno tiene las suyas y que según determinadas circunstancias puede que no actúe como pienso a priori que actuaría. Cada vez valoro más la empatía, eso de yo no soy igual a vos, pero entiendo tus circunstancias, entiendo por qué haces esto, entiendo tus reacciones, versus el juzgar lo que se debería hacer. En este año en Argentina quedó muy evidente con toda la discusión sobre el aborto, hubo una falta de empatía absoluta.

P. Expuso en el Senado a favor de la legalización del aborto y allí pidió a los legisladores tender puentes para ser capaces de superar las diferencias y poder acordar una ley. ¿Qué impidió que fuera posible?

R. Había senadores que no querían la ley que vino de Diputados y decían que era mala. Bueno, lo que se hace en un Parlamento es 'modifiquemos la ley'. Pero a medida que iban pasando los días te dabas cuenta de que los que decían que no a la ley no tenían ninguna flexibilidad. Era no y no. No hubo posibilidad de tender ningún puente.

P. En Quién no hay un cuento sobre el aborto, un tema que ya había abordado en novelas previas como Tuya y Elena sabe. ¿Qué la llevó a dar el paso de posicionarse públicamente por el aborto?

R. El cuento que está en el libro, Basura para las gallinas, lo escribí hace siete años. Vengo pensando en este tema desde hace tiempo y también sobre la posición del escritor en la sociedad. Creo que en algunos temas tenemos que involucrarnos. Aborto fue una palabra prohibida durante mucho tiempo y cuando se dio un debate en Argentina, ¿cómo no iba a participar?, hubiera sido más doloroso no hacerlo.

P. A raíz de la exposición pública recibió ataques. ¿Los esperaba?

R. Hay cosas que sí, como gente que me diga 'no te voy a leer más' y ciertas agresiones en las redes, donde es tan fácil agredir desde el anonimato. Lo que no me imaginaba es lo que pasó con la presentación de (Leonardo) Padura. Era un trabajo para el me habían contratado como entrevistadora de un escritor extranjero, no iba a hablar del aborto. Que una persona convocara a través de whatsapp a llamar para que me echen de ese trabajo por mi postura a favor del aborto no me lo imaginaba porque no sólo es censura sino que va en contra del derecho al trabajo.

P. Tras el rechazo de la ley del aborto, aparecieron grupos que también rechazan la ley de educación sexual integral, que se aprobó hace 12 años.

R. Fue impresionante. Me impresionó la homofobia. Escuchar que hay padres que entran en los colegios a impedir una clase de educación sexual porque temen que su hijo se convierta en gay demuestra una homofobia y una ignorancia que yo no me imaginé que nuestra sociedad tenía. Me preocupa también en el contexto de la región, en un Brasil donde el candidato a presidente dice lo que dice respecto a homosexuales, mujeres y la dictadura y no pasa nada. Es muy importante que estemos atentos a las señales anticipatorias, porque parece que en Latinoamérica uno se da cuenta de lo que está pasando cuando estalla la bomba.

P. ¿La novela policial está atenta a esas transformaciones sociales?

R. El policial está tan pegado a lo social que es casi imposible escindirlo. Que uno se levante un día con una ametralladora y mate a todos los tipos que están en el recreo, en Argentina es raro, imagino que en España también, pero en Estados Unidos no. Esa sociedad da ese tipo de crimen, la Argentina dio 30.000 desaparecidos y niños apropiados. Estuve hace poco en México, en el festival de San Luis Potosí, y en esa semana aparecieron 278 cabezas en una fosa que no tenían más de dos años. La gente estaba muy impactada pero era un crimen posible para ellos. El policial da cuenta del crimen, pero también de la sociedad en la que se comete ese crimen.

P. Los cuentos de Quién no cuentan historias íntimas, pero en conjunto ¿son un reflejo de la sociedad argentina?

R. Me parece que sí, de la clase media, que incluye desde Sandra y Rubén, que tienen una peluquería de barrio muy chiquita y la están peleando, hasta el protagonista del último cuento, un escritor que vive en Puerto Madero. Elegí para empezar un cuento donde los protagonistas son dos varones que están en esa situación en que yo veo que han quedado muchos hombres en la Argentina y en otros países: un lugar fangoso en el que el protagonismo que tomaron las mujeres los dejó desconcertados. Son dos padres separados y tienen que ir encontrando su lugar en un mundo que es nuevo. Ese cuento tiene además una sororidad masculina, esa cosa femenina de darse cuenta de lo que le pasa al otro y ayudarlo.

Cuatro libros para entender Argentina

P. En la Feria del Libro dijo que le gustaba recomendar libros. ¿Cuáles recomendaría a un extranjero para que pueda entender Argentina?

R. Una novela de Reynaldo Sietecase, No pidas nada, que da cuenta de lo que puede pasar en democracias débiles posteriores a dictaduras. Hay una  de Débora Mundani, Batán, que arranca con un padre que entra en un pozo depresivo cuando hunden al Belgrano en la Guerra de las Malvinas. Es un drama familiar pera da mucha cuenta de cómo una familia se constituye en un país en el que tuvimos una dictadura y una guerra. Otra de Juan Mattio que se llama Tres veces luz y es de tráfico de personas en Argentina. Es una ficción, pero tomada de hechos que ocurrieron. Y Doble fondo, de Elsa Osorio, que da cuenta de la época de la dictadura, pero desde las consecuencias hoy. Es lo que hablábamos antes, cada sociedad se conforma de determinada manera debido a su historia.

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