Gritos contra Macri y pañuelos pro aborto legal en la apertura de la Feria del Libro de Buenos Aires
Claudia Piñeiro inaugura la 44 edición con un discurso a favor del trabajo digno de los escritores y su lugar "de conflicto con la autoridad"
Las acciones de protesta forman parte del día a día de Argentina, donde la población está acostumbrada a convivir con cortes de calles, huelgas de transporte y escraches a políticos en lugares públicos. Como en años previos, un grupo de manifestantes irrumpió en la apertura de la 44ª Feria del Libro de Buenos Aires, pero esta vez la protesta derivó en un gran escándalo. Con abucheos y cánticos contra el Gobierno, un centenar de personas impidió que el ministro de Cultura argentino, Pablo Avelluto, y el de Buenos Aires, Enrique Avogadro, diesen sus discursos. Avelluto abandonó la sala tras acusar de fascistas a los manifestantes por no dejarle hablar y las autoridades de la Feria se apresuraron en dar por concluida la inauguración tras la lectura de los demás invitados.
Lamentablemente, una patota de autoritarios nos impidió a @eavogadro y a mí hacer uso de la palabra en la inauguración de la 44 Feria del Libro. Pretender dar lecciones de democracia acallando voces tiene un único nombre: fascismo.
— Pablo Avelluto (@pabloavelluto) April 26, 2018
Las primeras palabras fueron del presidente de la Fundación El Libro, Martín Gremmelspacher. En un rápido recorrido por la programación de la Feria, Gremmelspacher citó algunos de los invitados estrella de este año -los premios Nobel de Literatura Mario Vargas Llosa y J. M. Coetzee, los estadounidenses Paul Auster y Richard Ford y la francesa Yasmina Reza- y destacó el mal momento que atraviesa la industria editorial, con una importante caída de ventas. A continuación, el responsable de Artes y Ciencias del Ayuntamiento de Montevideo, Juan Canessa, agradeció la elección de la capital uruguaya como ciudad invitada de esta edición.
La tensión comenzó justo después, cuando Avogadro se disponía a subir al escenario. Estudiantes y docentes se levantaron de sus asientos, al fondo de la sala, y entonaron cantos de protesta por el proyecto para disolver los 29 institutos de formación docente de Buenos Aires y unificarlos en una universidad única, UniCABA. Pasados unos minutos, los organizadores pidieron silencio, pero fueron desoídos. Finalmente, el ministro de Cultura porteño renunció a hablar y cedió el testigo a la escritora responsable del discurso inaugural, Claudia Piñeiro. "Yo fui al profesorado de matemática. Espero que se retire el proyecto", arrancó la oradora, mientras los gritos iban apagándose.
Subí a decir el discurso xq me lo pidieron los organizadores. No soy funcionaria. Dije que fui al profesorado de Av de Mayo pero no defiendo lo que piden xq yo haya ido sino xq creo que está mal que los cierren. Sigo el tema hace tiempo. Me gusta el cambio, cuando es para bien https://t.co/ub1wjEPaqL
— Claudia Piñeiro 💚 (@claudiapineiro) April 27, 2018
En alusión a otra escritora que inaguró la feria hace años, Griselda Gambaro, Piñeiro destacó que "el lugar del escritor es de conflicto con la autoridad", "entendiendo por autoridad, en nuestro caso, el Estado, la industria editorial y los intolerantes que pretenden imponer cómo debemos vivir". "Quiero apropiarme de esa frase de Gambaro: disentir como estado de alerta, no como antagonismo sistemático", puntualizó la autora de La viuda de los jueves en su discurso, que puede leerse entero aquí.
La novelista aseguró que los escritores son "trabajadores de la palabra" y pidió condiciones laborales dignas para ellos, además de apoyo estatal a la promoción de la lectura porque "sin lectores no hay literatura". ¿Qué se espera de un escritor?, se cuestionó la oradora, la cuarta mujer que inaugura la feria en 44 ediciones. "Además de un próximo libro, ¿se espera que opinemos sobre determinados asuntos de la realidad? Tenemos la habilidad de ver con un lente más fino y mostrar lo que vemos con palabras. ¿Debemos usar esa herramienta? ¿Esperan que lo hagamos?", lanzó en voz alta. La escritora citó dos debates recientes en los que numerosos escritores se comprometieron: la marcha multitudinaria contra el fallo judicial que benefició a un represor de la dictadura y la carta colectiva firmada por más de 400 escritoras a favor de la ley de interrupción voluntaria del embarazo.
"Dado el debate que hoy nos atraviesa y en mi rol de escritora que sí desea intervenir en la sociedad, quiero dejarles una pequeña lista de novelas, textos de no ficción y cuentos que plantean el tema no sólo del aborto sino del derecho a la no maternidad, una cuestión clave en ese debate", dijo Piñeiro, vestida de verde, el color que identifica la campaña a favor del aborto legal, seguro y gratuito. Lanús, Sergio Olguín; Hospital de ranas, de Lorrie Moore; Matate amor, de Ariana Harwicz; Enero, de Sara Gallardo; Las palmeras salvajes, de William Faulkner; y Contra los hijos, de Lina Meruane son algunos de los libros que la escritora recomendó antes de finalizar su discurso y desplegar un pañuelo verde. El auditorio respondió a su gesto con aplausos y más pañuelos en alto.
El ministro de Cultura argentino intentó hablar después, pero los gritos de protesta se reanudaron y fueron in crescendo. "No permitir el uso de la palabra es fascismo", advirtió Avelluto, visiblemente enfadado. La tensión creció todavía más cuando un joven corrió por el pasillo y subió de un salto al escenario. El ministro le cedió el micrófono a cambio de que hablase un minuto y después poder continuar la apertura, pero un segundo manifestante se sumó y una columna de estudiantes y docentes se acercaron hasta la primera fila sin parar de cantar contra el gobierno de Mauricio Macri y su plan de reforma docente. A diferencia de lo que ocurriría en España, el personal de seguridad no intervino para desalojar a los que protestaban. El titular de la cartera de Cultura los acusó de autoritarios y optó por abandonar el lugar sin hacer declaraciones a la prensa. Terminado el acto, la pelea se trasladó a las redes sociales.
Babelia
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